Isabel de Braganza, reina de España

 

Real Academia Española (RAE)

En el entorno del Museo del Prado se encuentra la Real Academia Española, fundada en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zuñiga, marqués de Villena, es una institución con personalidad jurídica propia que tiene como misión principal velar por que los cambios que experimente la lengua española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablante no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico, según establece el artículo primero de sus actuales estatutos.

 

 

María Isabel de Braganza, reina de España 1826-1827. Mármol de Carrara, 145 X 77 cm José Álvarez Cubero Priego, Córdoba, 1768 - Madrid, 1827. Sala 047. 

Si hubo un momento en el que la escultura consiguió la preponderancia a la que aspiraba entre las bellas artes, fue, sin duda, durante el periodo neoclásico, reforzando la recuperación del mundo clásico con un profundo conocimiento del estudio del natural y poniendo en valor el concepto de belleza ideal a partir de la propia naturaleza.

   La retratada es Isabel de Braganza (Lisboa, 1797 - Madrid, 1818), hija de Juan VI de Portugal, segunda mujer de Fernando VII - con quien se casó en 1816-, mujer de carácter afable pero no muy agraciada, por lo que los pocos retratos que se hicieron fueron idealizados. Esta reina tuvo un vínculo excepcional con el Museo del Prado, pues desempeñó un importante papel en la fundación del Museo debido a su afición a la pintura.  

   Los escultores neoclásicos desarrollaron el gusto por la suavidad de formas, la inspiración en posturas plácidas y relajadas, centrando el protagonismo en figuras femeninas aisladas, ajenas a lo que sucede a su alrededor, retratadas con trajes de moda imperio o a la griega.

   Álvarez había conocido en Francia e Italia, la escultura y en pintura de los grandes maestros del Neoclasicismo, fueron también su inspiración. Sigue las pautas de búsqueda de la belleza, la perfección de líneas, la delicadeza, la serenidad de la composición que invita al reposo, el virtuosismo, la corrección y la observación del natural;un retrato atemporal, sedente en majestad, con un manto amplio y rico de pliegues que otorga volumen y peso a la mitad inferior del cuerpo, y, en el busto, la vestidura aparece más ceñida. Se aprecia en ella el rigor, la claridad compositiva y la austeridad al despojarse de lo accesorio. El tratamiento del rostro ha tendido a una cierta idealización, y el peinado sigue la moda imperio, que tenía unas formas muy rígidas. A diferencia de lo que era habitual en la pintura,  la reina se representa de una manera austera, in joyas. En sus manos porta un cetro y una corona de laurel  y calza sandalias que apoya sobre un escabel. Está sentada en una silla adornada con castillos, leones, flores de lis y otros detalles en  bajorrelieve.

   Ingresó en el Museo del Prado el 28 de julio de 1828. 

 

 

Galería Jónica Planta Principal Norte

 

Anónimo italiano. Emperador romano, h. 1550. Mármol blanco. Procedente de la Colección Real. E304

 

Real Laboratorio de Piedras Duras del Buen retiro

La gruta de Posillipo en Nápoles 1766-1800. Piedras duras u ornamentales.

 

Realizada con una refinada técnica de marquetería lapidaria, esta obra se inspira en una pintura de Gaspare Vanvitelli conservada en el Museo del Prado (P-2463). Representa uno de los lugares favoritos para los viajeros del siglo XVIII, un imponente túnel romano excavado en la roca, cercano a Nápoles, junto al columbario en el que se situaba la tumba del poeta Virgilio.

 

Taller romano. Toro, h. 40-100 d.C. Mármol blanco 80 X 131 cm

 

Las esculturas de animales alcanzaron un gran realismo en el mundo romano. Según modelos griegos, como la famosa Vaca de Mirón, y estaban policromadas. Es el caso de este altorrelieve que procede probablemente de los jardines de la Domus Aurea de Nerón, donde pudo formar parte de algún monumento arquitectónico. En el siglo XVII perteneció a la colección de Cristina de Suecia.