sábado, 12 de junio de 2021

Palacio Real de Riofrío

 

 
Encinares castellanos
 en laderas y altozanos,
serrijones y colinas
llenos de oscura maleza,
 encinas, pardas encinas;
¡humedal y fortaleza!
 
                                            Antonio Machado
 
La fachada principal está coronada por el escudo de Isabel de Farnesio
 
 

 

El capricho de una reina
 
 De un controvertido personaje del siglo XVIII nace la idea de la construcción de este Real Sitio. Isabel de Farnesio, ya viuda de FelipeV, teme que su hijastro en el trono, Fernando VI, la aleje y finalmente prive del privilegio de vivir en La Granja. Desea fervientemente hacerse a un lugar donde sus privilegios no se vean mermados ni amenazados. Es así como concibe la idea de construir lo que acabaría siendo el Palacio Real de Riofrío, donde antes estaba la dehesa y coto redondo del Marqués de Paredes.
 

 


 En 1751 se firma la escritura de compra y, contra lo temido por Isabel de Farnesio, es el propio Fernando VI el encargado de convertir el coto en un singular sitio, para disfrute de su madrastra. En los primeros años que siguieron a la compra, los proyectos ambiciosos de Isabel no acaban de cuajar. Quiere algo similar a La Granja de San Ildefonso o a El Pardo. Desea un gran palacio, con todos los anejos de rigor. Es en 1759, tras la muerte de Fernando VI cuando se materializa en parte su sueño. De este sueño quedaría este Palacio Real.
 
 Riofrío, el palacio olvidado
 
 El plan original de edificación contemplaba, ademas de las construcciones realizadas, que son el propio Palacio, las Casas de Oficios y las Caballerizas, todo un complejo compuesto por amplios jardines, iglesia y convento, Cuarteles para la Guardia Valona e Infantería Española e incluso teatro.
   El piso noble de palacio quedaría dividido en dos zonas: por un lado, los cuartos de Isabel de Farnesio se extenderían en las fachadas norte, oeste y mitad sur y por otro lado, los cuartos del Infante don Luis se concentrarían en la otra mitad de la fachada sur y en la este. Las habitaciones privadas se localizarían en las enfiladas exteriores de cada uno de los lados, mientras que las interiores se ocuparían con lo necesario para el cuidado y la atención de las personas reales.
 
 
   Por diferentes circunstancias el palacio no se completó, por lo que sus techos no están decorados, ni sus habitaciones se adornaron en el siglo XVIII. Sin embargo, la monarquía si se preocupó por el bosque, siendo Carlos IV quien lo cercó, e Isabel II quien adquirió los últimos terrenos que lo componen.
   Fue el rey consorte Francisco de Asís quien decoró y habitó por primera vez el palacio alrededor de 1850, y Alfonso XII lo usó en 1878 para refugiarse en su duelo por la muerte de su primera esposa, María de las Mercedes, reformando la decoración anterior.
  En los años sesenta de siglo XX se proyectó la restauración y reforma del palacio, dando lugar a dos museos en su piso principal: un llamado Museo Alfonsino, que reinterpretó en un espíritu decimonónico las salas en origen destinadas a la reina Isabel de Farnesio; y un Museo de Caza, cuya concepción responde a la museografía de la época y a la gran afición de la monarquía española por la caza, presente en el entorno natural del bosque que circunda el palacio.
 
Piza Nº 22. Pintura española del siglo XIX

Salón de billar
  
Destaca en esta sala la mesa de billar del segundo tercio del siglo XIX, realizada en roble americano, en época de Isabel II.
 
Salón de servicio al comedor

 Esta sala prestaba servicio al comedor, ya que la cocina quedaba conectada con ella a través del montaplatos. Fue fabricado por Munar y Guitart, empresa madrileña que fue la primera en dedicarse a la instalación de ascensores en España, iniciando su actividad en 1877.
 El escueto mobiliario de esta sala estaba orientado a la presentación de la comida para ser servida en el comedor. Por eso en las alacenas se expone una selección de vajillas, entre las que sobresale el juego de té de porcelana de la Monelos, fábrica cuyos servicios fueron usados por el palacio, junto a piezas de vajilla y cristalería de la época de Isabel II y Alfonso XII.
 


El comedor. Los cuartos de Isabel de Farnesio se encontraban a partir de esta habitación en el proyecto original del palacio. Esta sala fue usada desde el siglo XIX como comedor, y siempre estuvo decorada con bodegones y caza sobre el papel pintado de tonos verdes.
  La pintura que lo adorna comparte temática, pero oscila entre el primer tercio del siglo XVII con la obra de Juan Esteban de Úbeda, Giuseppe Recco y Jan Fyt...
  Destacan especialmente en esta sala las cortinas, del tercer cuarto del siglo XIX, hechas en seda y algodón, cuya decoración se compone de motivos florales blancos sobre fondo carmesí. 
 
La construcción
 
En 1724 el rey Felipe V arrendó los terrenos del bosque y Dehesa de Riofrío al Marqués de Paredes, que compró su viuda Isabel de Farnesio en 1751 para edificar en ellos este palacio. En el proyecto original se contemplaba como residencia de Isabel Farnesio y su hijo el infante don Luis.
   Diseñado por Virgilio Rabaglio, quien se encarga de su construcción hasta 1753. Le sucederá Carlos Frasquina, y a la muerte de éste, Pedro Sermini y José Díaz Gamones. De líneas sencillas y elegantes, su arquitectura es deudora del gusto italiano y en cuanto a materiales, aprovecha los recursos de madera y piedra que ofrecía la zona. La edificación se terminó en 1762, pero al no habitarlo su impulsora no llegó a vestirse y adornarse, ni a completarse la edificación de todo el proyecto original. Las edificaciones abiertas de la Plaza de Armas, correspondientes a las Casas de Oficios, fueron terminadas por Manuel Serrano a fines del reinado de Carlos III. 
 
 
 
Retrato de la reina Mª de las Mercedes
 
El palacio es un gran cuadrado de 84 metros de largo en el que sobresalen ligeramente los cuatro ángulos. Constituye uno de los ejemplos más bellos y elegantes de edificación palaciega de influencia italiana que se conserva en España, cuyo volumen y fachada resaltan aún más en su armonía monumental por el entorno de bosque en que se erige. Tiene tres pisos principales de altura, que se disponen entorno a un patio central recorrido por un pórtico en todo su perímetro y cuatro pequeños patios en las esquinas. Sus modelos de inspiración se encuentran en el Palacio Madama de Turín y en el Palacio Real de Madrid. Un zócalo de mampostería se levanta hasta las primeras ventanas y marca las aristas de las esquinas. El resto de la fachada es de mampostería enlucida y pintada de rosa. Culmina todo el conjunto una balaustrada con jarrones florales.
  
 
La sillería, que destaca por la tapicería realizada en petite poins por León Lepoittenin, ostenta el escudo real con las cifras del rey consorte Francisco de Asís sobre un campo azul celeste adornado con guirnaldas florales.
  
 
Dormitorio del rey Francisco de Asís
  
Dormitorio de Alfonso XII
  
Este dormitorio fue el usado por Alfonso XII durante su estancia en palacio en 1878, y su decoración a penas ha variado desde entonces. Decorada con un magnífico papel pintado en tonos azules y marrones, destaca la cama francesa "de corte" con baldaquino del tercer cuarto del siglo XVIII, cubierto por un dosel de damasco carmesí también del siglo XVIII.
  Las mesitas de noche, el lavabo, -con su correspondiente juego de tocador en porcelana-, y el espejo de pie modelo vestidor, son de caoba de la segunda mitad del siglo XIX.
  Las cortinas de terciopelo son de calidad excepcional y bello colorido en armonía con las paredes. Se recogen en alzapaños de madera dorada en forma de cuernos de la abundancia. 
 

Este cuadro ovalado es el único que representa a la pareja real junta, de Alfonso XII y María de las Mercedes, el día de su boda.
 
  

Capilla
 
Este balcón, abierto en el piso principal, permitía a las personas reales asistir a los servicios religiosos sin necesidad de bajar a la capilla. Desde aquí se observa la planta elíptica pavimentada mármoles de colores. 
 

 
Vegetación de Riofrío
 
Las unidades vegetales más destacadas en el bosque de Riofrío son el encinar, sabinar, rebollar y fresneda, así como un diverso estrato arbustivo que sirve de alimento y refugio a gran cantidad de fauna. 
 
 


 Paisaje de Riofrío

El bosque y el palacio de Riofrío están rodeados por una gran cerca de mampostería con cuatro puertas, una en cada uno de los cuatro puntos cardinales.
  El paisaje está determinado por la geomorfología y vegetación componiendo un espacio de gran valor ecológico.
  Situado en el piedemonte de la ladera norte de la Sierra de Guadarrama, bajo el macizo de la Mujer Muerta, la mayor parte del terreno está ocupado por rocas metamórficas y gneises, la roca más característica de la sierra.
  Esta roca aparece fracturada debido al levantamiento de la propia sierra generando zonas hundidas y formando acumulaciones de agua que propician la aparición de un paisaje adehesado con una vegetación muy distinta a la habitual del piedemonte de esta sierra. 
  Las unidades vegetales vienen definidas por la especie arbórea dominante y estas varían en función de la orientación, el sustrato y la humedad.