viernes, 28 de febrero de 2025

Eduardo Chillida. Posesía es construcción


 "¿No son la construcción y la poesía componentes esenciales de todas las artes?"
                                                                                                     Eduardo Chillida
 

Poesía y construcción, espacio y materia, naturaleza y artificio se entremezclan en la obra de Chillida como conceptos complementarios. partiendo del binomio que da título a esta exposición, la obra del artista vasco se presenta aquí como la fusión de ambos términos. Los une el origen etimológico del termino "poesía": la poiesis griega, traducible como creación, generación, construcción, paso del no ser al ser [...] su recurrencia al vacío, el silencio, los limites, el espacio, el pliegue, la materia, el cuerpo o el lugar se combina con un acercamiento a alguno de los materiales que empleó para hilvanarlos. Carlos Martín
 

 
Lo hice mejor porque no lo conocía e iba cargado de dudas y de asombro
                                                                                                               E. Chillida 


La plástica: la corporeización de la verdad del ser en la obra que instaura lugares.
                                                                                           Martin Heidegger 
 

En Saint-Séverin, escuchando El arte de la fuga, me decía y me repetía: "He aquí la refutación de todos mis anatemas". Emil Cioran, Ese maldito yo
 
 
 
 Más allá y detrás de los conocimientos hay un lenguaje. 
                                                                 Eduardo Chillida
 
 
                                                                     
 Temblor de metales
Tras un periodo formativo inspirado por la cultura arcaica griega y la "luz blanca" del Mediterráneo, Chillida da un violento giro al recuperar otra luz, esta vez "negra", atlántica. En ella se reconoce tanto como el hierro, material con el que rotura, delimita o señal el espacio. Es un momento marcado por líneas expresivas en busca de una grafía personal, temblorosa y vibrante, que se afirma y niega simultáneamente. Son obras que anulan toda retórica o narración; sin embargo, Chillida rehúye señalarlas como abstractas, puesto que su proyecto nada tiene que ver con el debate en torno a la figuración. Su preocupación es otra: el estatus de la escultura en relación con el entorno, su posición emblemática, escrutadora del mundo y emisora de preguntas sobre nuestra experiencia entorno a ella y, por ende, al plano físico. 
 

Anhelo 
El verbo crea el movimiento
de la luz en el fondo 
de las amargas aguas.
 
Mañana,
no poses todavía
tus pájaros dorados
sobre mi pecho herido.
                        José Ángel Valente 
 

 

Quiero quedarme así, solo, lejano,
sin ninguno, sin nadie,
pájaro que en la infinitud del aire vuela, 
en el vacío del aire, 
hacia el horizonte que jamás se alcanza
y nunca ya poder -quedarme así-
regresar al origen para siempre borrado.
                               (Canción del eterno inretorno)
 
 
 

El interés por el cuerpo y sus pliegues y, en particular, por las manos y sus falanges, ocupa a Chillida desde sus primeros pasos como artista, cuando las emplea como metáfora de su deseo de trascender los límites de la tradición: "tengo las manos de ayer, me faltan las del mañana". Son las manos las que escriben, las que forjan la escultura o las que hojean un libro. Y no pueden deslindarse de la ocupación juvenil de Chillida como portero de fútbol profesional; ni puede desligarse su interés por el complejo sistema de articulaciones (en el que resuena su obsesión por los pliegues).
 
En este contexto de recuperación de la representación natural, Chillida retoma en los años ochenta uno de los motivos de sus obras de juventud, anteriores al hierro: los torsos arcaicos. A partir de ahí, valiéndose de lo aprendido de la técnica de las lurras, ocasionalmente volverá a la anatomía humana, desde la mano al autorretrato o al crucifijo, para recordarnos el carácter terrenal, anclado al cuerpo, de su espiritualidad.
 

 
En una ocasión vi una pequeña escultura figurativa de Giacometti y le pregunté: "Pero, Alberto, ¿ por qué haces cosas tan pequeñas? Y él me respondió: "Para que el espacio se agrande" Eduardo Chillida
 
 


Hubo, en un tiempo, una mano
que nos condujo a la vida.
 
¿Habrá algún día una mano
que nos conduzca a la muerte? 
                                        Edmond Jabés, La memoria y la mano 
 

 
La luz y la piedra
La llegada del alabastro supone un importante salto en Chillida pero (como es habitual en su obra) sin perder el engarce con su pasado. Desde su aparición en los años sesenta, reemergerá al calor de este material el verso de Jorge Guillén, "lo profundo es el aire", convertido ya en lema personal; y, con el aire, retorna también la referencia a la mar en la gran escultura que muestra con desnudez el contraste entre el material en bruto y el suave desbastado interior. Es un gesto que tiene que ver con una idea revolucionaria: la de introducir el espacio dentro de la materia, es decir, no vaciarla sino "llenarla de espacio", una idea que confluirá en su proyecto inconcluso para la montaña de Tindaya, en Fuerteventura.



En este interés por los elementos, Chillida se sitúa en el linaje de la filosofía presocrática, escuela que materializó su pensamiento en formas poéticas y que aspiró a comprender la naturaleza, sus fenómenos y límites y su origen primero. De esta inquietud nace el último de sus libros ilustrados en vida: el Poema de Parménides de Elea, pensador del siglo VI a.C., que recogió en verso toda una doctrina cosmológica, origen del racionalismo filosófico. El viaje de Chillida a Grecia, años antes, en 1963, había supuesto una reconciliación con la tradición rechazada en la juventud, la de la "luz blanca" mediterránea, reflejada ahora en la contundencia del blanco sobre blanco de los relieves y huecorrelieves que acompañan el Poema.
 


Esta manera de sacar la luz del papel, de hacerlo expresarse sin tinta alguna, es paralela a su trabajo del alabastro, del que trata ante todo de extraer la luz oculta, la que es absorbida y contenida por una materia de aspecto tosco que, una vez trabajada, se revela traslúcida y radiante.
 

Todo está lleno conjuntamente de luz y de oscura noche, de ambas por igual, pues no hay nada que no participe de una de las dos. Parménides deElea



Todo me comunica,
Vencedor, hecho mundo,
Su brío para ser
De veras real, en triunfo.
 
Soy, más, estoy. Respiro.
Lo profundo es el aire.
La realidad me inventa,
Soy su leyenda. ¡Salve!
                             Jorge Guillén 
 



Trashojar piedras gigantes para que surja
en la tarde una mariposa, ¿será este el secreto?
 
¿Qué enigma persigo mientras avanzo,
entre muros putrefactos, por la senda de los vivientes?
¿Qué recuerdo sepultado me conduce en tu busca?
¿Qué amenaza o qué promesa, en un aroma
respirado a través del aroma del tomillo?
                                                           André Frénaud. La senda de los vivientes  
 
 
 
Centro de Arte de Alcobendas
12 febrero 2025 - 4 mayo 2025
 

 



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