El legado de una nueva pintura
"El arte moderno es un arrebato del corazón", dijo Henri Matisse (1869-1954) en sus últimos días. Artista total y figura clave de la modernidad, sus comienzos fueron, sin embargo, lentos y esmerados, lejos, por ejemplo, del precoz virtuosismo de Picasso. Nacido en una familia de tejedores y comerciantes de pigmentos procedentes de Picardia, puso a menudo en valor el infinito trabajo que exige el complejo dominio de la simplicidad. Como bien escribe Pierre Schneider: "Matisse sentía la necesidad de pisar tierra antes de lanzarse, de constatar el peso de las cosas antes de darles alas".
"No pinto las cosas, pinto las relaciones entre las cosas". Henri Matisse
Línea y color 1900-1906
El período de 1898 a 1900 marca una primera etapa en la trayectoria de Matisse tras su formación en el taller de Gustave Moreau en la Escuela de Bellas Artes de París, verdadero crisol del fauvismo. El artista pasa el verano de 1904 en SaintTropez junto a Paul Signac y se adentra en los principios del divisionismo. De regreso a París, pinta en su estudio Luxe, calme et volpté [Lujo, calma y voluptuosidad]. Al verano siguiente trabaja en Collioure, cerca de la frontera española, junto a André Derain. Su potente luz inspira a Matisse la estructuración del lienzo a través del color, trasladando en él sus distintas tonalidades con una paleta incandescente. las pinturas que expone en el Salón de Otoño de París de 1905, junto a las de Derain, Camoin, Marquet o Vlaminck, exaltan a la critica, escandalizada ante la violencia del color.
A partir de entonces, Matisse será reconocido como el líder de un movimiento que creará escuela. Entre 1907 y 1907, otros artistas forjan su propio lenguaje plástico a partir del color fauvista y del expresionismo: Georges Braque, Béla Czóbel, Kees van Dongen o Sonia y Robert Delaunay. Matisse expresó a la perfección lo que supuso la revolución fauvista: "Un cuadro fauve es un bloque luminoso formado por la armonía entre diversos colores".
Primitivismo o la emoción 1907-1913
Para Matisse, el camino hacia la modernidad pasa por el temprano descubrimiento de las artes no occidentales. Su primitivismo responde a una renovación global de su arte, buscando todo aquello que le permita oponerse al canon artístico establecido. La plenitud de Le Luxe [El lujo] remite a los frescos toscanos que vio en el verano de 1907, mientras que los juegos de volúmenes contrastados que observa en la escultura africana nutren sus experimentaciones en este ámbito.
Entre 1905 y 1914 la difusión internacional de la obra de Matisse va en aumento y condiciona su recepción por parte de las vanguardias locales, también impregnadas de esa tensión primitivista. Desarrollando una vía singular con respecto al fauvismo, los expresionistas alemanes comparten con Matisse una misma convicción sobre el fundamento emocional del arte. Más al este, Matisse cuenta con el apoyo de los coleccionistas Serguéi Shchukin e Iván Morozov, y sus lienzos se exponen junto a los de Mijail Lariónov y Natalia Goncharova, quienes, dentro de la vanguardia rusa, se encuentran entre los más receptivos de la modernidad procedente de Europa Occidental.
August Macke [Mujer tocando el laúd] 1910. Óleo sobre lienzo
En 1910, August Macke conoce a Franz Marc y Vassily Kandinsky y se une a la aventura del grupo Der Blaue Reiter (El jinete azul). Mujer tocando el laúd se expone al año siguiente en la primera muestra del grupo en la galería Thannhauser de Múnich, y permanece en la colección de Kandinsky. Influido, como sus compañeros, por la pintura sobre vidrio bávara, Macke también presta atención a la obra de Matisse, que empieza a difundirse en Alemania. Mientras que el bodegón del primer plano refleja la influencia de Cézanne, el motivo floral recuerda a la Naturaleza muerta con asfódelos de Matisse, adquirida por el coleccionista Karl Ernst Osthaus en 1907 y que Macke quizás vio en el Museo Folkwang de Hagen. El fondo, dividido en dos planos de color, remite a la planitud de los retratos de Matisse, como en el caso de Marguerite con gato negro.
Provocar apariciones 1914-1917
La primera Guerra Mundial transforma el entorno de Matisse. A los cuarenta y cinco años intenta alistarse, sin éxito. El artista reparte su tiempo entre su estudio parisino en el Quai Saint-Michel y el de su casa en Issy-les-Moulineaux. Con Intérieur, bocal de poissons rouges [Interior con pecera] y Le Peintre dans son atelier [El pintor en su estudio], Matisse recupera ese espacio íntimo y, a través del motivo de la ventana y de una perspectiva más reflexiva -su propio lugar frente al modelo-, establece en su pintura una ambigüedad espacial sin parangón en la época.
Sus retratos de guerra constituyen también un campo de experimentación radical. Durante las sesiones de posado Matisse busca establecer un vínculo empático con sus modelos, intentando plasmar el paso de su flujo de energía. En los retratos de la actriz Greta Prozor de 1916, o del coleccionista Auguste Pellerin del año siguiente, un halo casi fantasmal envuelve a la persona retratada.
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| Auguste Pellerin. Mayo de 1917 (Detalle) |
Abstraerse 1914-1917
Testigo privilegiado de la emergencia del cubismo en 1908, Matisse recibe en su casa cerca de París a la vanguardia parisina que permaneció en la capital durante la guerra. En agosto de 1914 lo pasa en Collioure, y durante esa estancia probablemente solo realizo una pintura: Porte-fenêtre á Collioure [Puerta-ventana en Collioure]. El plano de color negro que sutura y unifica la obra, recubre una representación anterior de un balcón abierto. Este cuadro inacabado, pero conservado a lo largo de toda su vida, constituye su primer paso hacia el "negro luz".
A finales de 1917 Matisse se traslada a Niza, en el sur de Francia. En el periodo que se inicia, el artista deja de lado la dimensión experimental de los años anteriores para concentrarse en escenas de interior, en las que el modelo femenino reactiva, bajo modalidades, la inserción de la figura en el espacio. Los accesorios y las figuras que aparecen en sus composiciones muestran reminiscencias de sus viajes al Magreb y a España.
En el caso de otros antiguos fauves como Albert Marquet y Kees van Dongen, las estancias bajo la luz mediterránea (España, Argelia, Egipto) aceleran una renovación de las soluciones plásticas. para Natalia Goncharova, que descubre España en 1916, el arquetipo de la mujer con mantilla se convierte en el soporte de una indagación en la que el hieratismo y lo decorativo -que recuerdan al arte de los iconos- evocan las reflexiones de Matisse.
Modernidades clásicas. Matisse, Gilot y Picasso 1930-1938
La década de 1930 se inicia con aires de renovación. El artista viaja a Estados Unidos, Oceanía y, bajo una luz distinta, da un nuevo impulso a su trabajo.
























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