domingo, 5 de mayo de 2024

Real Sitio y la Ilustración: un modelo agrícola


La vega de Aranjuez, por su fertilidad, era un territorio de intensa explotación agraria desde la Edad Media. Los Austrias no descuidaron la explotación de sus huertas y las hicieron accesibles y bellas mediante avenidas arboladas que constituían a la vez trazados ornamentales: Picotajo, las Doce Calles y las huertas entorno a las calles de la Reina y de Toledo constituían, desde Felipe II, cultivos amenos y provechosos que a la vez denotaban la magnificencia del Rey de España.
 
 
A este concepto la Ilustración incorporó una nueva imagen del Real Sitio: Carlos III creó nuevas explotaciones con la intención de que sirviesen como modelos del óptimo cultivo de la tierra: el Real Cortijo de san Isidro, el Campo Flamenco, los Deleites y otras áreas, eran ejemplos agrícolas que la Monarquía ilustrada ofrecía al país con su propio patrimonio. 
 
 
Las habitaciones reales. El palacio se organiza entorno a dos áreas: la parte norte estaba destinada normalmente al rey, y la sur era para la reina. Con la llegada al trono de Isabel II esta distribución fue invertida, al ocupar la reina las habitaciones del monarca. A mediados del siglo XIX, la soberana impulsó una decisiva reforma de la decoración interior de numerosas salas, que se ha mantenido básicamente hasta hoy.
 






La afluencia de personas durante la larga "jornada" primaveral de los reyes hizo que Fernando VI dispusiera en 1750 la construcción de una ciudad cortesana. Tal iniciativa rompía con el concepto del Sitio tal como lo había definido Felipe II, quien había prohibido que residiese en Aranjuez nadie excepto los criados de la Casa Real aquí destinados. Hasta este momento el Real Sitio había sido un paisaje, sometido a mayor o menor grado de ordenación humana, en el cual se disponían algunas piezas de arquitectura. Desde entonces es también urbanismo.
 
Se debe a Bonavia el trazado del pueblo, que amalgama una retícula de manzanas y un tridente de calles que irradian del Parterre de Palacio. Su principal espacio público es la Plaza de san Antonio, presidida por la capilla que le da nombre. Carlos III hizo ampliar el trazado urbano y levantar buen número de edificios. Aranjuez se convirtió así en un modelo reducido de capital para la Monarquía ilustrada.
 



Oratorio de Carlos IV, creado por el arquitecto Juan de Villanueva en un espacio secundario del palacio, este nuevo oratorio privado del rey fue pintado al fresco por Francisco Bayeu 1790-1791, con pasajes de la vida de Nuestra Señora la Santísima Virgen María, con el Padre Eterno en la bóveda, entre estucos dorados y blancos de los hermanos Domingo y José Brilli.
 
El cuadro del altar de la Inmaculada Concepción, de Mariano Salvador Maella, de 1779-1780, había presidido antes el oratorio privado de Carlos III en este mismo palacio, un espacio que ocupaba la mitad norte del actual salón de baile.
 
Fuente de Baco

El nombre de este jardín se debe a su creación por Carlos IV cuando aún era Príncipe de Asturias. Fue trazado en 1784 por Pablo Boutelou, sucesor de una dinastía de jardineros mayores del Real Sitio. En todos los Sitios Reales tanto el Príncipe como su hermano el infante don Gabriel tenían unas "casitas" con jardines donde pasaban gran parte del día. En Aranjuez el heredero escogió para este efecto el pabellón del embarcadero de Fernando VI: allí aparecen retratados los Príncipes.
 

Antecámara de la reina, el "tranvía" ha recuperado el papel pintado del reinado de Fernando VII. Expone pinturas de Luca Giordano de tema mitológico que en su día decoraron el dormitorio de Carlos II y en el centro dos paisajes de la segunda mitad del siglo XVII.
 
El grupo de consolas y banquetas corresponde al primer tercio del siglo XIX, al igual que los relojes de bronce dorado. 
 

Saleta de la reina, posee un importante grupo de pinturas de Luca Giordano, algunas procedentes del antiguo dormitorio de Carlos II, como la Alegoría de la paz y la fábula de Deucalión y Pirra. Afrontadas entre sí figuran las dos batallas de reconquista protagonizadas por Fernando el Católico.

Junto al espejo se distinguen dos paisajes flamencos y pinturas alegóricas napolitanas de Francesco Solimena y Francesco De Mura. las consolas y sillería son de estilo neoclásico del reinado de Fernando VII.


Cuerpo de Guardia de los alabarderos de la reina



 
Capilla pública, construida por el arquitecto Francisco Sabatini en 1771-1778, las bóvedas están decoradas con estucos de Roberto Michel y Domingo Brilli y frescos de Francisco Bayeu.
 
Los retablos de mármoles y bronces dorados son de los Talleres Reales de Madrid y encuadran las pinturas de la Inmaculada Concepción, por Mariano Salvador Maella, en el altar mayor, y en los laterales de san Miguel Arcángel, también de Maella, y el Descendimiento de Cristo de la Cruz por Giovan Francesco Romanelli.
 








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