lunes, 6 de mayo de 2024

Fábulas. Jean de La Fontaine / Marc Chagall

 
Jean de La Fontaine (Château-Thierry, 1621 - París, 1695)
 
El nombre de Jean de La Fontaine marca un tramo fundamental de la literatura francesa del Grand Siécle. Nacido en una familia acomodada proveniente del funcionariado de Luis XIII, y tras un breve paso por un seminario parisino, entró en contacto con el mundo cortesano -al que accede tras licenciarse en Derecho- y la poesía, que comienza a practicar en su pueblo natal, declamando oculto en la espesura del bosque.
  Las tares de gestión forestal heredadas de su padre en 1652 suponen una carga pero le permiten un contacto con un hábitat natural, escenario de sus Fábulas; "A menudo encontramos nuestro destino en los caminos que tomamos para evitarlo".


 
Mantuvo una constante cercanía al poder: entre sus mecenas se encontraron el influyente ministro Fouquet, así como varias de las nobles y favoritas de la corte de Luis XIV. Activo en el clima intelectual parisino, formó parte del llamado Cuarteto de la Rue du Vieux Colombier, junto a Moliére, Racine y Boileau, en 1684 ingresó en la Académie française, donde tomó parte en las intrigas, políticas y estéticas que dieron lugar a la querella entre antiguos y modernos. Inclinado hacia los primeros, basó su carrera en una personal relectura de los clásicos, pero también recuperó tradiciones no europeas, como las Fables choisies, mises en vers, dedicada al Delfín de Francia.


Legó asimismo lúcidas piezas de teatro y cuentos, entre ellos una colección de relatos licenciosos que le ocasionaron problemas con la censura. En 1693, obligado a renegar de su obra erótica prometió dedicarse a "obras piadosas". Murió en 1695 el escritor al que Flaubert considerará el único de su época capaz de entender y dominar las texturas de la lengua francesa.
 
 
Autor: Jean de La Fontaine
Título original: Les fables de La Fontaine
Ilustraciones: Marc Chagall
Traducción: Marta Pino Moreno
Editorial: Libros del Zorro Rojo
ISBN: 978-84-92412-74-7

 
En 1922 Chagall abandona Rusia de manera definitiva y, junto con su esposa Bella y su hija Ida, se instala en Berlín. Allí el artista trabaja en su autobiografía, Mi vida, y aprende el arte del grabado. Tras su exposición en la Van Diemen, y a pesar de haber adquirido gran notoriedad, en 1923 se traslada con su familia a París, donde retoman el contacto con amigos artistas e intelectuales. Uno de ellos, el marchante de arte Ambroise Vollard, le encarga a Chagall la ilustración de algunos libros, entre los que se cuentan Almas muertas, de Gógol y las Fábulas de La Fontaine. Este encargo será el origen de una importante oleada de críticas basadas en el origen ruso de Chagall y que suponen un síntoma más del ascenso del antisemitismo en casi toda Europa.




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