jueves, 4 de junio de 2015

Visitando el Valle del Jerte




  La cocina del Valle del Jerte está basada en la calidad de las materias primas y sujeta a una elaboración sencilla, aunque de ningún modo simple, que se inspira en recetas transmitidas de generación en generación. En estas recetas se advierten la huellas culinarias que dejaron su impronta gastronómica en platos y hábitos alimenticios de la comarca jerteña, lo mismo que en otros puntos de Extremadura.



 De raigambre romana el gusto por el aceite de oliva, vinos y licores caseros, por la salazón de bacalaos y carnes (tasajos). De ascendencia semitica son muchos de los llamados dulces de sartén, arropes y repostería de fiesta como la Navidad: "sopa dulce". Desde el norte peninsular, penetraron platos recios, de origen pastoril algunos como las calderetas de cabra y los platos sustanciosos, con abundancia de especies y adobos.

 Hay que separar la cocina diaria con la festiva, ligada a grandes ciclos festivolitúrgicos como, la Navidad, cuaresma, pascua, los Santos, etc...en la que aparecen guisos extraordinarios como cabrito, pescados y un dulces riquisimos como las cañas, roscas, floretas amieladas, buñuelos, güesillos, sapillos dulces etc...







 Cereales y legumbres son la  fuente fundamental vegetal más importante en la cocina del Valle. La presencia del pan resulta inexcusable en las mesas campesinas. Un pedazo de pan, entretenido con un trozo de cecina o queso, ha venido siendo merienda habitual. El pan abundante ha colmado los fardeles y morrals merenderos de quienes pasan la jornada trabajando en el campo.




 El pan sobrante nunca se tira. El pan asentao de varios días se pica para unas buenas migas con pimentón, de la Vera , acompañadas con torreznos. Cortado en rebanadas supone el repertorio de sopas de diferentes aliños:
Sopas canas, sopas de patatas, sopas de tomate, que se comen con uvas, higos y ciruelas. Los garbanzos se consumen en el asiduo cocido en los pueblos, donde es un plato socorrido, también son frecuentes los gransos donde se incluyen las alubias y las caritas cocidas.
 La patata es el producto hortelano de mayor rendimiento. Las castañas se preparan cocidas o asadas y se consumen como postre. Asadas se llaman calvotes, y el Día de los Santos se sale al campo con el calvotero a cuestas para asar las castañas y merendar en grupo.
 Las carnes de cerdo y cabra constituyen las dos fuentes proteínicas de la dieta vallejerteña. la cabra se consume en el cocido, en crudo como picadillo, condimentada con orégano, pimentón y aceite. En los majadales serranos se prepara en tasajos, secados al sol, previamente adobados. Con la leche de cabra se preparan los quesos que tanta aceptación tienen. Del río y gargantas, sujetos a vedas en muchos de sus tramos se ha extraído la codiciada trucha garganteña, de pintas rojas, que suele prepararse al moje o escabeche, frita, etc.
 







 El río Jerte recibe su nombre de la denominación árabe "xerte", "xerete" y "xerit", que significa aguas cristalinas o río angosto. El nacimiento del río hay que buscarlo en un par de hilos que se abren camino a duras penas entre las rocas de la falda del Risco de la Campana, en el lugar conocido como regajo temprano y horco del chaparral, a 1.800 m., allí donde solo los restos de alguna majada delatan la presencia humana.
 El río es hijo de las lluvias y las nieves que tiñen de blanco los picos y las laderas del Valle; un humilde origen para una auténtica fuerza de la naturaleza, sobre la que se sostiene la vida en este valle singular del norte de Extremadura. Asomarse a este sendero de agua y roca, es hacerlo al mismo corazón e historia de este valle a los pies de la Sierra de Gredos. Un viaje que nos conducirá a rincones donde la belleza natural se muestra en todo su esplendor.
 El río Jerte esculpe el relieve en "V" de este valle en su discurrir desde su nacimiento hasta su desembocadura, 70 Km. y 1.500 m de desnivel más abajo, el río Alagón afluente del Tajo. Y si el río es el escultor del valle, las gargantas y arroyos que lo abastecen desde su nacimiento son las moldeadoras de sus laderas, articuladas en una red hidrográfica de rápida evacuación que vierte directamente al río.




Rojo Extremadura: cereza y pimentón

 Según los expertos hay 105 tonos de rojo carmesí, escarlata, bermellón, grana...Pero solo uno define a dos de los grandes productos de Extremadura, el rojo Extremadura. Cereza del Jerte y pimentón de la  Vera, un mismo color y dos territorios unidos con un mismo fin desde hace siglos, el sabor de las tierras altas de Extremadura.
 



El Valle del Jerte es el hábitat natural de un fruto único y oriundo de esta tierra: la picota, protegida por la Denominación de Origen Cereza del Jerte y exportada a medio mundo. Con 8 vitaminas, calcio, magnesio, fósforo, potasio..
 
 


 
 

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