sábado, 10 de septiembre de 2016

La Granja de San Ildefonso y Segovia




Palacio de La Granja, salimos a sus jardines dispuestos a dejarnos llevar por la imaginación y la fascinación de una creación humana a caballo entre la arquitectura y la agreste naturaleza, una comunión creativa que, quizás, no haya dado en la historia tan fecundos frutos como en la Ilustración.
 





Las veredas cubiertas del follaje de variadas y frondosas especies arbóreas, los parterres laberínticos rematados por flores multicolores, y las increíbles fuentes de sugerentes motivos mitológicos completan un conjunto lleno de sosiego, armonía y belleza.
 



La planificación de los jardines de estilo versallesco, se debe al francés René Carlier. La preparación del terreno y la adaptación de los juegos de agua, al ingeniero Marchand. A partir de 1722 fue Esteban Boutelon quien se hizo cargo de la dirección de las obras, mientras que la labor escultórica en plomo fundido y mármol de los centenares de estatuas y jarrones proporcionó trabajo a varios equipos de escultores, entre los que destacan Jacques Bousseau, Antoine y Hubert Dumandré, René Fremin, Pierre Pitué y Jean Thierry.
 



  




La visita al interior, que guarda momentos emocionantes: la Galería de las Estatuas, en la planta baja, la Sala de la Fuente tiene tres salidas al jardín, con bonitas puertas de madera noble, una fuentecilla de piedra y, en la bóveda, el Rapto de Proserpina. El Salón de los Mármoles conserva columnas y pilastras de mármol de Espeja, un fresco del Rapto de Europa, en el techo y una profusa decoración de bustos y espejos.


Fachada sur, figura de Amorcillo sobre una sirena


En la Planta Principal ricos suelos de mármoles de colores, valiosos lienzos y muebles de estilo imperio, con techos que muestran frescos de Sanni, Saxo y Fideli, si bien algunos de los más interesantes fueron destruidos en el incendio de 1918. El Salón del Trono, la Sala de Música, el Salón Chino, el Dormitorio de la Reina, el Museo de Tapices etc...
 


A lo largo del Museo de Tapices, se conservan pequeños cuadros -paisajes a lápiz y tinta- realizados por los Infantes, hijos de los reyes, en sus lecciones de dibujo, y por el teniente coronel Juan José Navarro, alférez de la compañía de guardias marinas y maestro de dichos infantes.
 





Mil gracias derramando,
 pasó por estos sotos con presura,
y, yéndolos mirando,
con solo su figura
vestidos los dejó de su hermosura.
 

La Casa Mudéjar, barrio judío de Segovia.



Plaza de Medina del Campo



Paseo de San Juan de la Cruz. "Gocemonos, amado y vámonos a ver en tu hermosura al monte y al collado do mana el agua pura; entremos más adentro en la espesura."
 



Al fondo el Alcázar de Segovia


La iglesia de la Vera Cruz, Orden de Malta


 
La iglesia de la Vera Cruz, situada a poca distancia al norte de la ciudad de Segovia, en la ladera que asciende al arrabal de Zamarramala (al cual sirvió de parroquia durante varios siglos), es acaso el más completo ejemplar que se conserva en Europa de templo constituido por un edículo central entorno al cual gira la nave circular.
 
 

 Este tipo arquitectónico de planta dodecagonal, que tiene precedentes en los baptisterios romanos de los primeros siglos del Cristianismo, se hace habitual en las construcciones que edifican los caballeros de las distintas Ordenes fundadas por los Cruzados en Palestina. El origen de esta moda pudiera estar en la Mezquita de  la Roca y en la Basílica del Santo Sepulcro, ambas en Jerusalén. Los Templarios, que habían establecido su sede en aquella mezquita, adoptan ese tipo constructivo en sus iglesias de París (Francia) y Tomar (Portugal); siendo también utilizado por la Orden del Santo Sepulcro en su templo de Torres del Río (Navarra).
 
 

 
La construcción de la iglesia segoviana de la Vera Cruz, fue levantada por la Orden del Santo Sepulcro como Encomienda dependiente de su Colegiata de Toro (Zamora). Cuando esta Orden se unió a la de San Juan de Jerusalén, el templo pasó al dominio de esta última (1531), en el cual ha permanecido desde entonces.
 

 


Los caballeros de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, titulada de Rodas y de Malta, celebran frecuentemente en ella sus oficios y funciones religiosas a lo largo del año; siendo notables los oficios del Viernes Santo, y la procesión en aquella noche santa, subiendo por el camino de Zumarramala a la luz de las velas, revestidos los Caballeros de sus negros hábitos de coro.
 



El estilo arquitectónico del edificio corresponde al del periodo de transición del románico al gótico.
 
La puerta de acceso ordinario al templo, sobre ella al exterior, un relieve que representa a las Santas Mujeres y el Ángel frente al sepulcro vacío de Cristo. 
 



Frente a la puerta lateral, y sobre el arco de acceso a la planta baja del edificio central, se encuentra empotrada la lápida fundacional del templo.
 
La capilla del Lignum Crucis, en ella se veneró durante siglos la reliquia de la Vera Cruz. Hornacina tallada en piedra, del siglo XVI, con los escudos de uno de los Comendadores (aún de la Orden del Santo sepulcro, cuya cruz figura en ellos).
 




 Los fundadores de este templo sean colocados en la sede celestial, y los que se extraviaron les acompañen en la misma. Dedicación de la iglesia del santo Sepulcro. En los idus de abril, era de 1246 (13 de abril de 1208)
 
 
 

 
 
El fogón sefardí. Cocina judía y sefardí

Soufflé Sefardí de Almodrote de berenjena con gulas salteadas sobre salsa roja.








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