sábado, 30 de noviembre de 2024

Biblioteca del Senado


 
El inicio de la Biblioteca del Senado data de 1834, año en que el sistema parlamentario español se incorpora al bicameralismo, mediante el Estatuto Real , en época de la Regente María Cristina dándose la denominación de Estamento de Próceres a esta Cámara parlamentaria. 
La sede de esta institución se ubicó en el antiguo convento de doña María de Aragón, construido en el siglo XVI, hoy Palacio del Senado. La Sala de lectura de la biblioteca se instaló en uno de los patios del claustro de este antiguo convento, y fue reconstruida en 1882, en hierro forjado, estilo neogótico inglés, según los planos que trazó el arquitecto Emilio Rodríguez Ayuso, inspirándose su decoración en la fachada construida cuarenta años antes para el Parlamento británico en Londres por los arquitectos Augus Welby Pugin y Charles Barry.
 

La historia de la Biblioteca se desarrolla en dos etapas:

En su primera etapa -que se extiende desde 1834 hasta la desaparición del Senado en 1923, con la Dictadura de Primo de Rivera- es cuando se reunieron los fondos más valiosos. incunables, libros del siglo XVI, láminas, grabados, mapas, obras musicales, así como colecciones de revistas, publicaciones periódicas y obras que recogen preciadas muestras del patrimonio cultural de la época. Una Comisión de Fomento y Conservación de la Biblioteca se encargó de la adquisición de estas colecciones.
 



En su segunda etapa, que abarca desde 1977 hasta la actualidad, se inicia una nueva andadura en el Senado: con las Cortes Constituyentes en 1977 se da origen a nuestra actual Constitución. La Biblioteca comienza a adquirir libros, revistas, colecciones legislativas y todo el material bibliográfico necesario para documentar las actividades parlamentarias.
 
 
 
La Biblioteca del Senado está especializada en el ámbito temático de una biblioteca parlamentaria. Los temas de interés preferente al realizar la selección para ingresos bibliográficos son de naturaleza jurídica y política: predominan los relativos al Derecho parlamentario y electoral, constitucional, autonómico y de la Unión Europea; se realiza, no obstante, un seguimiento sobre las restantes ramas del derecho y sobre los asuntos de actualidad nacional e internacional, acogiéndose también como parte de los catálogos, más selectivamente, otras áreas del conocimiento.
 


Una parte importante de estos fondos procede de la confiscación de la biblioteca del Infante Carlos María Isidro de Borbón. También hay otros ingresos que enriquecen la colección histórica del Senado, como los procedentes de la casa Osuna, y de las bibliotecas de Gómez de Arteche y de Fernández de los Ríos, entre otros, que han situado este conjunto bibliográfico entre los más prestigiosos de nuestro país. La colección Gómez de Arteche contiene un amplio fondo documental sobre la Guerra de la Independencia.
 

La obra más antigua que posee la Biblioteca es la "Compendiosa Historia Hispánica" de Rodrigo Sánchez de Arévalo editada en Roma en 1470, siendo muy escasos los ejemplares que se conservan.

Destacan también, por tratarse de primeras ediciones "Epístolas" de Séneca (Toledo, 1502); "Décadas" de Tito Livio (Burgos, 1505); "De los remedios contra próspera y adversa fortuna", de Petrarca (Valladolid, 1510); "Brevissima relación de la destruycion de las Indias" del padre Bartolomé de las Casas (Sevilla, 1552); "De las cosas memorables de España" del humanista italiano Lucio Marineo Siculo (Alcalá de Henares, 1533); "Los cinco libros primeros de la Crónica General de España" del historiador Florián de Ocampo (Medina del Campo, 1533).

La colección de láminas que posee la Biblioteca es estimable y muy selecta, destacando las colecciones de Francesco y Giambattista Piranesi.

Mención especial erece, dentro de la colección cartográfica, el "Atlas de la Península Ibérica y de las posesiones españolas de Ultramar", de Tomás López (Madrid, 1761-1770).
 
 
En el apartado de piezas musicales, junto a los tratados teóricos y métodos de violonchelo, pianoforte y otros instrumentos, figuran obras sobre géneros muy diversos: obras de Hayden y Mozart, óperas de Rossini y Verdi y partituras sobre temas españoles como "Boleras para dos flautas", forman parte de un fondo de 181 volúmenes de obras musicales en total.
 

Usuarios
Senadores y Diputados.
Ex-parlamentarios.
Personal de las Cortes Generales.
Personal de Grupos Parlamentarios.
Medios de comunicación acreditados en el Senado.
Investigadores con tarjeta de acceso a la Biblioteca.

Localización
Sala de Lectura. Planta baja del Palacio del Senado.
Dirección: Plaza de la Marina Española, 8. Acceso por calle Bailén, 3.
 


Monumento al cabo Noval, obra de Mariano Benlliure, 1912





martes, 26 de noviembre de 2024

Lo nunca visto. Tesoros escondidos en los protocolos notariales.



El Águila es un complejo cultural único cuya finalidad es el acceso y disfrute del patrimonio madrileño.
En las salas y auditorios del El Águila tienen lugar diferentes tipos de actividades como exposiciones, congresos, talleres o jornadas. Al aire libre, en el patio, se organizan ciclos de cine y de música. Todo ello conforma una oferta cultural variada y gratuita.
 

Además en el complejo se encuentran servicios esenciales de la Comunidad de Madrid como el Archivo Regional, el Archivo Histórico de protocolos de Madrid, la Biblioteca Regional Joaquín Leguina y las Subdirecciones Generales de Archivos y Gestión Documental, y del Libro. 
 
El Águila está ubicado en la antigua fábrica de cerveza diseñada por el arquitecto Eugenio Jiménez Corera en 1912, de estilo neomudéjar. Es uno de los edificios más emblemáticos de la arquitectura industrial del siglo XX de la Comunidad de Madrid, motivo por el que tiene la protección de Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Monumento. En 1994, la Comunidad de Madrid adjudicó el concurso para la rehabilitación del complejo al estudio de arquitectura Tuñón & Mansilla. Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van Rohe (2007) y Premio Nacional de Arquitectura (Emilio Tuñón, 2022), que realizó y ejecutó los trabajos entre los años 1997 y 2003.
 
El Águila dispone de dos grandes salas en las cuales se realizan exposiciones temporales durante todo el año. También cuenta con dos zonas de exposición más pequeñas: ZonaZero y ZonaArchivos, esta última de carácter permanente dedicada a explicar los fondos que custodia el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid y el Archivo Histórico de protocolos de Madrid.
 


Lo inesperado
 Frente a lo previsible, pero singular, a veces entre los folios de los protocolos se esconden inesperados hallazgos que pueden desconcertarnos y despertar nuestra más profunda curiosidad, pues su presencia no guarda ninguna relación con las escrituras que los albergan.
 
Parece inverosímil que los naipes de una curiosa baraja satírica aparezcan cobijados entre los folios de un testamento o que 58 figurillas recortadas emerjan de entre las páginas de unos tomos fechados en 1661. Otras veces la sorpresa nos acerca a la propia figura del escribano. Así, descubrimos diversos grabados de imágenes religiosas que, quizás, algunos devotos guardaron entre el producto de su trabajo o preciosos y originales dibujos con los que invalidaban los espacios en blanco que quedaban al final de las escrituras.  
 

 Previsible pero singular
Esta exposición propone al visitante una mirada curiosa y le invita a detenerse para contemplar aquellos documentos que, en ocasiones, aparecen acompañando a las escrituras notariales. Su presencia es previsible, pero no deja de ser singular encontrarnos con planos, mapas o dibujos que han llegado hasta nosotros porque, bien el escribano o el otorgante, decidieron que su presencia añadía algún tipo de valor o información.
 

A pie de calle
Paseando por Madrid a través del tiempo, con escenarios urbanos de tres siglos diferentes, los protocolos notariales nos ofrecen los primorosos dibujos de distintos inmuebles de viviendas que se observan desde una perspectiva que podría denominarse a pie de calle.
 
 
En testimonio de verdad 
Investidos de la Fe pública, los notarios son los adalídes de la veracidad en el sentido más amplio, por lo que los documentos autorizados, signados y firmados por ellos han de ser considerados auténticos y, su contenido, cierto.

En la vida y en la muerte
De las vidas de millones de personas que habitaron o pasaron por Madrid a lo largo de los últimos cinco siglos, solo nos queda el testimonio escrito de sus testamentos o de sus inventarios de bienes, que constituyen un fiel reflejo de la sociedad del momento.
 
 
Mujer y matrimonio
Cartas de dote y arras. La dote era la aportación de la novia al contrato matrimonial, que debía ser administrada por el marido. A este le correspondía el usufructo de los bienes, pero el Estado prohibió venderla.
Si el matrimonio finalizaba por cualquier motivo, los bienes volvían a la mujer y, en caso de que falleciera, a sus herederos.
Con independencia de su condición social, todas las mujeres poseían una dote, por lo que estos documentos resultan de gran valor para el estudio de la vida cotidiana, pues nos muestran desde los diferentes enseres domésticos que utilizaban hasta los vestidos y alhajas que poseían.
Torrelaguna. carta del arzobispo de Toledo dando instrucciones sobre la venta de vino propio y foráneo en la villa, 1330.
 
Siglo XIX
Varios documentos del Archivo Histórico de Protocolos son el único testimonio que queda de la existencia de "Quinta del Sordo", propiedad que adquirió Francisco de Goya en 1823, en cuyas paredes se encontraron las famosas "pinturas negras" 
Fallecido el pintor en 1854 se produce la venta de la propiedad. Las escrituras realizadas hacen mención a esta obra del artista, a las que no se concede ningún valor, y donde quedan definidas como "obras de su profesión y desigual mérito".  
 
Siglo XVI
Como cualquier madrileño de la época, Miguel de Cervantes tuvo la necesidad de acudir al escribano para resolver asuntos de toda índole que precisaban hacerse constar por escrito.
Así, en el AHPM podemos encontrar importantes documentos tanto de su vida privada como de su actividad literaria.
Ejemplo de ello es la escritura que realiza Blas de Robles, uno de los más destacados libreros del momento en la Villa y Corte, para la venta de los derechos de impresión en exclusiva de "La Galatea", que se pondrá a la venta en Madrid en 1565.
 

 
Lo nunca visto. Tesoros escondidos en los protocolos notariales
 ISBN:978-84-451-4121-2
 

 

 25 de noviembre
Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer











domingo, 24 de noviembre de 2024

El vampiro. John Polidori


John William Polidori (Londres 1795-1821)
 
Fue uno de los años más raros del siglo XIX, porque no tuvo verano. Europa pasó todo 1816 sin los tan esperados meses de sol, apenas con algún día cálido. Llovía y llovía, y la gente trataba de entretenerse dentro de sus casas como podía.
 Claro que no todos los europeos tenían la suerte de Lord Byron y sus amigos que pasaron el verano gris de 1816 en una mansión suiza llamada Villa Diodati, a orillas del lago Leman; agua y bosques , uno de los paisajes más hermosos del mundo...ese verano en el exilio decidió invitar a tres de sus mejores amigos para que compartieran con él la magnífica mansión: así llegaron a Villa Diodati la futura escritora Mary Godwin, su novio el poeta Percy Bysshe Shelley, y Claire Clairmont, hermanastra de Mary. El grupo se completaba con John William Polidori, el médico personal de Byron, de apenas veinte años.
 Ante el encierro y el aburrimiento, el 18 de junio de 1816 los amigos se entregaron a un juego que, con el tiempo, convertiría esa noche de historias de miedo en una de las más famosas de la historia de la literatura. 
 Después de lecturas en voz alta que los sobresaltaron un buen rato, Byron tuvo una idea: ¿por qué no escribir cada uno un cuento de fantasmas o un cuento de terror?
 

Con el tiempo la noche dio sus frutos, aunque los que se tomaron la tarea más en serio fueron los más inspirados. Mary Shelley escribió nada menos que Frankenstein basada en una pesadilla que tuvo en Diodati y en una idea que nació la noche de los cuentos de miedo: publicó la novela dos años después de la propuesta de Byron, en 1818.
 John Polidori, por su parte, escribió un cuento corto y sencillo, pero que resultaría igual de importante, no solamente para la literatura, sino para la historia del género de terror. Se llamó sencillamente "El vampiro" y fue el primer cuento de no muertos publicado en lengua inglesa. Mariana Enríquez
 

Autor. John William Polidori
Título original: The Vampire
Colección Austral Esenciales
Editorial Planeta
Nº de páginas: 92
ISBN: 978-84-08-22347-4

Su afán y la sensación de que ella creía verazmente en lo que narraba excitaron el interés de Aubrey. A menudo, cuando ella contaba el cuento del vampiro vivo, que había pasado muchos años entre amigos y sus más queridos parientes alimentándose con la sangre de las doncellas más hermosas para prolongar su existencia unos meses, a Aubrey se le helaba la sangre... (pág.47)
 


Título original: Les  recettes des films du Studio Ghibli
Ynnis Éditions, Francia
ISBN: 978-84-120334-5-8
 

 "Cada vez que creamos algo con amor, esperanza o pasión, dotamos de alma lo creado"
Baron von Gikkingen, Haru en el reino de los gatos.
 
Este libro reúne más de 20 recetas aparecidas en las películas del Studio Ghibli de los anman (bollos rellenos de alubias rojas) de El viaje de Chihiro hasta el ramen de Ponyo en el acantilado. Las escenas de cocina siempre han sido fundamentales en las películas de Ghibli, bien como protagonistas de reuniones familiares, como consuelo para situaciones complicadas o como origen de peligrosas tentaciones. ¡Ahora estos deliciosos platos llegan a nuestra mesa. Desde el magnífico bentó de Mi vecino Totoro hasta el pastel de arenque y calabaza de Nicky, la aprendiz de bruja.
 

 
 

viernes, 22 de noviembre de 2024

Colección Carmen Thyssen-Bornemisza


 
 

François Auguste René Rodin nació en París el 12 noviembre de 1840 en el seno de una familia de condición modesta. Tras una época en la que asistió a las clases de dibujo y modelado de la École des Beaux-Arts, el artista se formó por su cuenta y refinó su técnica trabajando como cantero para una serie de talleres de decoración. En 1871 el escultor se trasladó a Bruselas, donde tuvo una excelente acogida por parte del público con su mármol Hombre con la nariz partida, que expuso en el Salón de Bruselas de 1872.
 
 
Orquídea y colibrí cerca de una cascada, 1902
 
Martín Johnson Heade, como otros artistas que viajaron a Sudamérica, Heade quedó fuertemente impresionado por la fecundidad de los trópicos. En 1863, pintó en Brasil sus primeros cuadros de colibríes. Más tarde, tras su visita a panamá, Colombia y Jamaica en 1870 ideó la combinación de aquellos con orquídeas.
 
La originalidad de los cuadros de orquídeas y colibríes pintados por Heade en su estudio reside en la mezcla de naturaleza muerta y paisaje, no exenta de dramatización. La confrontación de aves y flora era ya común en las ilustraciones ornitológicas. Sin embargo, en obras como Orquídea y colibrí cerca de una cascada, Heade recurre a una de las variedades más exuberantes de esta flor -la Cattleya labiata rosa- y la acerca tanto al primer plano que casi parece aplanar sus pétalos. El pequeño colibrí establece un diálogo con ella, tanto a través de la posición de su cabeza como del color amatista de su pechera. Al fondo se despliega un frondoso paisaje que acentúa el poder sensual y emotivo de la escena.





Cristo y la Magdalena, 1905
 
Cristo y la Magdalena es la única obra conocida de Rodín que desarrolla una temática abiertamente religiosa. Ahora bien, varios elementos sugieren que en realidad se trata de una representación del tema del genio ignorado, muy del gusto romántico. En primer lugar, el que el esbozo original en yeso date de mediados de los años noventa, coincidiendo con el rechazo de su monumento a Balzac. En segundo lugar, el hecho de que en alguna ocasión recibiese los títulos de El Genio y la Piedad, y de Prometeo y una Oceánida.
 
En cualquier caso, para su realización Rodin recurrió al ensamblaje de dos esculturas previas. La figura de Cristo crucificado está inspirada en diversas representaciones medievales, alguna de ellas propiedad del mismo Rodin. La Magdalena, por otra parte, retoma el prototipo de la Meditación, originalmente ideada por Rodin para la Puerta del Infierno. Ambas figuras entrelazan sus cuerpos a la vez que se destacan sobre el bloque de mármol sin pulir, a la manera miguelangelesca.
 




Anton van Dyck. Cristo en la cruz, 1627
 
A su retorno a Amberes tras su estancia en Italia, Anton van Dyck pintó varias Crucifixiones destinadas a diversas iglesias de la ciudad. En relación con estos cuadros de altar pintó otros de tamaño menor en los que, prescindiendo de las figuras auxiliares, se presenta solo a Cristo en la cruz. Destinadas probablemente a la devoción privada, estas imágenes se concentran en la soledad del Redentor en el momento de su agonía, cuando se queja del abandono de su padre.
La versión que aquí se muestra fue publicada por primera vez en 1930, por G. Glück, quien la consideraba autógrafa.






El nacimiento de Venus (La Aurora) 1906-1907
 
En nacimiento de Venus (La Aurora) se compone del ensamblaje de tres yesos creados por Rodin en la década de 1880. La figura en cuclillas está tomada de La Esfinge. Venus, por su parte, es fruto de dos yesos previos. Desnudo femenino inclinado sin cabeza y Hombre de rodillas. En el caso de los dos primeros Rodin ha cambiado la estructura horizontal primitiva por la vertical que ahora contemplamos. Asimismo, no ha dudado en trastocar las facciones masculinas de Hombre de rodillas por las de Venus, imagen paradigmática de la belleza femenina.
 
En El nacimiento de Venus (La Aurora), Rodin enfatiza la idea miguelangelesca de la escultura como ente que emerge, que surge de la piedra, no solo mediante el contraste entre el acabado finito de las figuras y non finito de la peana, sino a través del movimiento intrínseco del conjunto y de la contraposición de horizontales y verticales.
 


El sueño (El beso del ángel) 1905


Paralelamente a los encargos públicos de los años 1880-1890, sobre todo a partir del éxito de su gran retrospectiva de 1900, Rodin ensayó nuevos grupos escultóricos empleando una técnica sin precedentes en la historia de la escultura: el ensamblaje de viejos yesos de su taller de Meudon. El sueño (El beso del ángel) esta formado por el ensamblaje de dos yesos previos: El Dolor nº 1, en la parte inferior, y Mujer tendida sobre la espalda, ahora invertida, coronando el conjunto. En la maqueta original en yeso, ambas figuras se unen de manera artificial dejando entre ellas un amplio espacio vacío. El resultado final en mármol es mucho más unitario. Una nube de niebla une ahora ambas figuras y confiere al conjunto un acusado tono simbolista. Lo que era un problema técnico se convierte así, en manos de Rodin, en estimulo para la creación resuelto con gran sabiduría.
 
 

Henri Manguin. Las estampas, 1905
 
Las estampas es seguramente una de las obras más ambiciosas realizadas por Manguin en 1905. La complejidad de la composición no es aparente a primera vista. Dos mujeres sentadas en una banqueta o una cama estrecha, una vestida y otra desnuda, contemplan un libro de estampas de color en un interior suntuosamente tapizado; Manguin ha compuesto la escena sentándolas en posturas enfrentadas. Para que el libro sea un foco común de atención, las dos tienen que girar sus cuerpos y cabezas, la torsión es más pronunciada en la figura desnuda vista de espaldas y con la cara de perfil. Las dos figuras representan a la misma modelo: Jeanne, la mujer del artista.
 


Vincent van Gogh. Molino de agua en Gennep, 1884
 
Durante su estancia en Nuenen entre 1883 y 1885, Van Gogh se centró en el estudio de la vida campesina de la región de Barbante. También realizó algunos paisajes, en los que es patente el recuerdo de la pintura holandesa del siglo XVII y de la Escuela de Barbizon. Molino de agua en Gennep es uno de ellos. Su elaboración constituyó un verdadero reto para Van Gogh tanto por su tamaño, como por haber sido pintada enteramente al aire libre en el frío mes de noviembre de 1884. El protagonismo concedido al contraluz recuerda a la obra de Jules Dupré. Pero junto con Dupré, a quien Van Gogh parece querer emular es a Daubigny, quien en el Salón parisiense de 1864 había presentado un cuadro de 2 X 1 metros ejecutado también al aire libre. Sin embargo la distancia entre ambos pintores es notable. Frente a la pintura tonal de Daubigny, Van Gogh ensaya por primera vez toques puros de color que le acercan al impresionismo y anticipan su obra madura.
 
Camille Pissarro, camino de Versalles, 1870
 
Entre el otoño de 1869 y el verano de 1872, Camille Pissarro pintó veintidós lienzos en los que estudiaba los efectos de la luz, las diferentes épocas del año y el movimiento en la carretera de Versalles, en Louveciennes. Él y su familia habían alquilado parte de una magnífica casa del siglo XVIII situada  en esa calle. Parece ser que Claude Monet, amigo y colega suyo, que vivía en la cercana localidad de Bougival prácticamente por la misma época, pasó varios días con la familia Pissarro y pintó con él en la carretera de Versalles durante el crudo invierno de 1869-1870. En 1870 ambos se trasladarían de las afueras de París a los alrededores de Londres para ponerse a salvo de los rigores de la guerra franco-prusiana y de la Comuna francesa. Cuando Pissarro regresó a su casa, se encontró con que las tropas alemanas la habían arrasado durante el asedio de París.
 
Sin duda, el precioso paisaje invernal de la carretera de Versalles de la colección Carmen Thyssen-Bornemisza fue pintado en el invierno de 1869-1870 y es, por lo tanto, una de las primeras obras de dicha serie de veintidós lienzos. Está directamente relacionado con un cuadro de tamaño más pequeño, ejecutado exactamente desde el mismo lugar de la carretera y que plasma una vista idéntica. Es probable que dicha obra (la carretera de Versalles (efecto nieve), PV 72) fuera un boceto para el lienzo de la colección Thyssen; lleva la fecha de su ejecución, 1870.

Alfred Sisley, la inundación en Port-Marly, 1876




Afincado en Marly-le-Roi desde 1874 hasta 1877, Sisley dedicó a las inundaciones del Sena en marzo de 1876 un conjunto de siete obras. Las más conocidas de la serie representan el momento álgido de la crecida, con un sentido de serenidad y equilibrio más propio de una laguna que de las violentas aguas del Sena. En la obra de la colección Carmen Thyssen-Bornemisza, el sol vuelve a brillar en el cielo y las agua retroceden a su cauce. Ello permite a Sisley situar el caballete en el centro de la calle y retomar la perspectiva central común a muchas de sus obras, y arraigada en la tradición clásica del paisaje francés. Pero, además, al situar el horizonte muy bajo, Sisley consigue dar al movimiento de las nubes un gran protagonismo. Como ocurre en la pintura de Constable, en Sisley el celaje se convierte en verdadero actor del paisaje, cuyo reflejo sobre el pavimento dinamiza al tiempo que unifica la composición.



Pierre Bonnard, Claro de sol, 1923
 
Aunque su asimilación de las lecciones de Gauguin y su énfasis en la composición decorativa le distinguía de los impresionistas, con el tiempo Bonnard regresaría a ellos: en cierto sentido fue el último gran heredero del Impresionismo hasta bien entrado el siglo XX. La tendencia radical de Matisse y los fauves, primero, y el cubismo después, alejaron a Bonnard de las tendencias de vanguardia; su pintura se hizo más atmosférica y más naturalista. Se acentuaron sus afinidades con Monet y sobre todo con Renoir, con quien compartía el interés por el desnudo y la inclinación a disolver los bordes de las formas con una pincelada algodonosa. Desde la época de la Gran Guerra, Bonnard se convirtió para los aficionados y críticos de gusto moderado, en una suerte de antídoto de la acelerada experimentación de las vanguardias.
 
La constante dedicación de Bonnard al paisaje se acentuó en la década de 1920. Buena parte de ellos fueron pintados en Normandía, en la casa que el pintor tenía cerca de Vernon, a orillas del Sena. Incluso cuando se instaló en Le Cannet, próximo a Cannes, siguió visitando cada año Normandía, cuya luz amaba especialmente.
 
Henri  de Toulouse-Lautrec, Los jockeys, 1882
 
"En nuestra familia -ironizaba Toulouse-lautrec-, una vez que uno ha sido bautizado se le coloca enseguida sobre la silla de un caballo". El padre de Lautrec era, en efecto, un fanático -y algo maniático- jinete, cetrero, cazador y aficionado a las carreras de caballos que se propuso que su único hijo siguiera sus pasos. Sin embargo, la rotura de las dos piernas y la consiguiente atrofia de su crecimiento dieron al traste con las ambiciones del joven Lautrec de convertirse en jinete. A pesar de todo, la intensa curiosidad que el pintor sintió por todos los temas relacionados con la equitación se mantuvo cuando, entre los años 1878 y 1882, se convirtió en discípulo del conocido artista de temas deportivos René Princeteau (1844-1914), un buen amigo de su padre.
 
Heinrich Campendonk, Joven pareja, 1915

Heinrich Campendonk pintó el cuadro Joven pareja en el año 1915. tenía entonces veinticinco años. Por la ciudad de la que procedía, Krefeld, el artista estaba vinculado al círculo de los "Expresionistas renanos" que se había formado en torno a August Macke y su primo Helmuth Macke. pero también, ya en 1911, Campendonk se había unido al grupo muniqués Der Blaue Reiter, creado por Frnaz marc y Wassily Kandinsky.
 
 
Reginald Marsh, Battery Park, 1926
 
 
El parque de "The Battery" es uno de los primeros óleos de Marsh, pintado tras su etapa de tres años como ilustrador fijo en el periódico neoyorquino Daily News, donde publicaba a diario una columna con viñetas sobre teatro. Por aquella época Marsh se dedicaba a pintar telones para el teatro "The Greenwich Village Follies" y acababa de colaborar con el decorador Robert Edmun Jones en el diseño de telones y decorados para el grupo teatral de Provincetown. Todo ello viene a colación por el aspecto teatral que tiene el lienzo. Unas mujeres vestidas a la moda, entran en la composición, en primer término, por la derecha; cerca del poste que aparece en segundo plano, ala izquierda, conversan tranquilamente tres hombres. otros personajes , situados más allá contemplan el mar a lo lejos. El cielo azul, el mar y el tráfico marítimo del puerto conforman el último término. El primer plano, gris y vacío a excepción de las tres figuras anteriormente descritas, se parece mucho a un escenario en el que el mar y el cielo estuvieran pintados en el telón de fondo.

Victor Vasarely, Feny, 1973