domingo, 27 de octubre de 2019

Juan e Isabel, los Amantes de Teruel.


Teruel la ciudad del Amor

    Erigida en lo alto de un espolón y en el punto de confluencia de los ríos Guadalaviar y Alfambra-que, unidos, a partir de aquí reciben el nombre único de Turia-, la capital turolense es la más joven de las tres cabeceras provinciales aragonesas, ya que su nacimiento como núcleo de importancia hay que datarlo en el momento preciso de la Reconquista. Hasta entonces había sido una modestísima aldea, poco atractiva por su altitud y su clima a los musulmanes. Sin embargo, sus más directos herederos, los mudéjares, escribirían en ladrillo las más hermosas páginas de la historia turolense, esa precisamente por la que esta ciudad es hoy, con toda justicia, Patrimonio Cultural de la Humanidad.


Iglesia de San Pedro, conjunto mudéjar.

    Construida a lo largo del siglo XIV, responde a la tipología de iglesias de nave única con ábside poligonal y capillas laterales que, cubiertas con bóveda de crucería simple circundan todo el templo. Como rasgo distintivo del mudéjar aragonés, un ándito superpuesto sobre las capillas laterales rodea la nave y el ábside, abriéndose únicamente hacia el exterior por medio de arquerías que rememoran la función defensiva de las iglesias fortaleza de época medieval.


Salvador Gisbert  dejó su impronta pictórica en el interior


Capilla de San Cosme y San Damián

    El templo ha sufrido sucesivas reformas y restauraciones que han ido transformando su espacio. En el siglo XVIII fue sustituida la puerta principal por el portal que hoy conocemos. La última restauración acometida durante los primeros años del siglo XXI y dirigida por los arquitectos Antonio Pérez y José María Sanz, ha supuesto la apertura de la misma después de más de una década cerrada al público.


Desde la Torre de San Pedro se accede al ándito





 
Ábside y jardín. Fundación Amantes de Teruel
 

El ábside fue construido en el siglo XIV y tiene forma poligonal de siete lados. declarado junto a la torre mudéjar de San Pedro Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1986, está decorado con arcos mixtilineos entrecruzados de ladrillo resaltado y cerámica vidriada de color verde y blanco de influencia almohade. Sobre la cubierta aparecen siete torreoncillos de forma octogonal que conceden al ábside un aspecto muy singular. en su interior, la prolongación del ándito se traduce en una serie de ventanas geminadas que lo ponen en contacto con la antigua judería medieval.

El Jardín, restaurado en 2015, era el antiguo jardín cementerio de la iglesia de San Pedro, donde se ubicaba la casa de los Sánchez Muñoz, una de las familias más importantes de Teruel, a quienes se debe la construcción del claustro de San Pedro.




"Amor dispuso que Segura amase,
sin que el honor de amor quejas tuviese,
que mal sería amor el que estuviese
en pecho que el honor aventurase"
                                                                                                   Gurrea y Heril         




    Ya en el siglo Xv era conocido fuera de Teruel el relato de los Amantes...En el siglo XV, en la novela denominada "Triste deleitacion", el autor hace una clara mención de los amantes diciendo que los vio allí gozando de la paz eterna. La "Relación anónimade 1580 ya advierte sobre la necesidad de una base profesional adecuada para cualquier estudio amantístico.
La "Jornada real de 1599" narra como Felipe III quiso parar en Teruel para visitar la iglesia donde se encontraban depositados los dos amantes.

    Entre el 15 y el 18 de abril de 1619 los racioneros de San Pedro, Juan Ortiz y Miguel Sanz, basados en un documento que copiaba una historia de los Amantes de Teruel antigua, y empujados por la tradición, cavaron junto al altar de San Cosme y San Damián y hallaron en una concavidad dos esqueletos que identificaron  como pertenecientes a Juan de Marcilla e Isabel de Segura. Ese mismo día, el notario turolense Juan Yagüe de Salas redactó un protocolo para dar mayor fe al hecho.


   

    En los primeros años del siglo XIII viven en la ciudad de Teruel Juan Diego de Marcilla e Isabel de Segura, cuya temprana amistad se convierte pronto en amor. Rechazado por la familia, al carecer de bienes de fortuna por segundón, Juan consigue un plazo de cinco años para enriquecerse. Parte a la guerra y regresa a Teruel cuando expira el plazo. Isabel es ya esposa de un hermano del señor de Albarracín. Consigue Juan Diego entrevistarse con ella en su casa y le pide un beso. Se lo niega Isabel, ya mujer casada, y Juan muere de dolor. Al día siguiente se celebran los funerales en San Pedro. Se acerca al féretro una mujer enlutada: es Isabel que quiere dar al difunto el beso que le negó en vida. Lo hace y repentinamente muere junto a él.

    Juan de Ávalos esculpió las estatuas yacentes bajo las que reposan ahora las momias. La fría serenidad de los Amantes, cuyas manos no llegan a juntarse es símbolo de un amor que desborda los conceptos humanos.
 



Una abeja, un dios

La abeja está en la flor,
la flor en el jardín,
el jardín rodeado por el muro,
el muro en la ciudad,
la ciudad en Japón,
Japón en el mundo,
el mundo en Dios.

Y...y Dios
en la pequeña abeja. 
                                          Kaneko Misuzu


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