lunes, 8 de septiembre de 2014

Cuentos. Emilia Pardo Bazán



"Uno no puede estar triste mucho tiempo en un mundo tan interesante."
                                                                  Ana de las Tejas Verdes



Hay que ser sublime sin interrupción.
Baudelaire 



Poeta en su juventud, articulista de prensa, crítica literaria, novelista traductora, conferenciante, dramaturga..., y también autora de relatos, Emilia Pardo Bazán es una auténtica mujer de letras, una de las figuras más importantes de la segunda mitad del siglo XIX español. Y, asimismo, una de las menos conocidas. Por lo general, quien se enfrenta con el panorama de aquella narrativa, destaca dos cumbres: Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas, Clarin, siempre más admirados que leídos. 
 Y en anaquel aparte, distinta y resistente a la clasificación, una mujer: la condesa de Pardo Bazán.
 Casi un siglo después de su muerte, y tras el consabido vaivén pendular del olvido, el tiempo va rescatando poco a poco el perfil literario de "Doña Emilia". Si hace una década sólo se la conocía por Los pazos de Ulloa, en la actualidad se la valora cada vez más por otras novelas antes consideradas "menores" y, sobre todo, por sus cuentos. mera cuestión de justicia. 
 Se calcula que publicó cerca de seiscientos cuentos, aunque muchos no se recogieron  en libro, y bastantes siguen desperdigados por periódicos y revistas de España e Hispanoamérica, aún sin localizar.
 Habría que comenzar diciendo que ya en su época los cuentos de Pardo Bazán eran obras modernas, porque se apoyaban en tres pilares muy sólidos y novedosos. Primero la narrativa francesa , que conocía muy bien, cultivada por maestros como Voltaire, Flaubert, Mérimée y, sobre todo, Guy de Maupassant. En segundo lugar, las novelas y relatos rusos -Dostoievski, Gorki, Tolstoi, Turgueniev..-, que doña Emilia descubrió en sus estancias en París a mediados de la década de 1880 y se encargó de introducir y divulgar en España. Y por último, su afición a inspirarse en anécdotas reales, muchas veces sacadas de la prensa, que con frecuencia recreaba  en sus escenarios de ficción. Con esos mimbre, unidos aun estilo eficaz, conocedor y depurador de los clásicos españoles, durante más de treinta años la coruñesa construyó un corpus cuentístico sin igual en su tiempo y en nuestro país. Eva Acosta.
 
 

 
El caballo blanco

Allá en el primer cielo, en deleitoso jardín, Santiago Apóstol, reclinando en la diestra la cabeza leonina, de rizosa crencha color del acero de una armadura de combate, meditaba. Mostrábase punto menos caviloso y ensimismado que cuando, después de bregar todo el día en su oficio de pescador en el mar de tiberíades, vio que ni un solo pez había caído en sus redes; solo que entonces el consuelo se le apareció con la llegada del Mesías y la pesca milagrosa. Ahora -aunque en tiempos de pesca estamos- el hijo del Zebedeo, mirando hacia todas partes, no adivinaba por dónde vendría la salvación, siquier milagrosa, de los que amaba mucho.
 Frene al Patrono, en mitad del campo, se elevaba un árbol gigantesco, de tronco añoso, rugoso, de intrincado ramaje, pero casi despojado de hoja, y la que le quedaba, amarillenta y mustia. Infundía respeto, no obstante su decaimiento, aquel coloso vegetal; a pesar de que no pocos de sus robustos brazos aparecían tronchados y desgajados, conservaba majestuoso porte, su traza secular le hacía venerable; convidaba su aspecto a reflexionar sobre lo deleznable de las grandezas. De las ramas del árbol colgaban innúmeros trofeos marciales. Petos, golas, cascos, grebas y guanteletes, con heroicas abolladuras y roturas causadas por el hendiente o el tajo, espadas flamígeras sin punta y lanzas astilladas y hechas añicos; rodelas con arrogantes empresas; albos mantos que blasona la cruz bermeja, trazada al parecer con la caliente sangre de una herida...(Pág.133)
 
 
 
Autora: Emilia Pardo Bazán
Título: Cuentos
Selección y prólogo: Eva Acosta
Edición: 2007
Editorial: Lumen. Narrativa
Nº de Paginas: 403






                                                   


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