sábado, 19 de agosto de 2023

Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial

Monasterio y Sitio de El Escorial, si el Taj Mahal constituye el monumento funerario representativo del continente asiático, el Monasterio de El Escorial, situado en las faldas meridionales de la sierra de Guadarrama, a unos 50 kilómetros de Madrid, es el Panteón Real más espectacular del continente europeo. El primero fue declarado Patrimonio Mundial en 1983 y, un año después, El Escorial era incluido también en la Lista del Patrimonio de la Humanidad.
 


Se trata de la obra magna de Felipe II, en cuyos dominios no se ponía el sol. Él personalmente supervisó toda la construcción y posteriormente permanecería en el palacio monasterio largas temporadas, haciendo de este lugar el centro del principal poder político de la época.

Cúpula decorada con "La glorificación de Felipe II" de Lucas Jordán.


Felipe II encargó la realización del proyecto a Juan Bautista de Toledo. El 23 de abril de 1563 se colocaba solemnemente la primera piedra. El arquitecto diseñó una gran planta cuadrada, con una torre en cada ángulo, dividida en tres zonas verticales. La central estaba formada por un gran patio que precedía a la iglesia, al que se adoso un cuerpo saliente rectangular que formaba parte del Palacio Real, que ocupaba la zona lateral derecha, por deseo expreso del rey, estaba dedicada al monasterio y al colegio de los monjes jerónimos.



Tumba de Don Juan de Austria, fallecido en Flandes el 1 de octubre de 1578.

A la muerte de Juan Bautista de Toledo en 1567, el monarca español ordenó venir de Italia a Juan Bautista Castello, más conocido como El Bergamasco, a quien, dos años después, también sorprendió la muerte. Por fortuna, en esa época trabajaba en el monasterio un hombre culto como pocos en su época. Además de arquitecto era filósofo, naturalista, alquimista, inventor, escritor y cartógrafo. Se trataba del cántabro Juan de Herrera, quien muy pronto se ganó la confianza del rey, y a quien éste nombraría en 1571 arquitecto principal del proyecto. 

 
Biblioteca del monasterio

La personalidad y el saber hacer de Herrera pronto se hicieron notar en los trabajos. Suya fue la idea de que los canteros trabajasen en las canteras y que al monasterio llegasen las piedras talladas. Ante la crítica de que las piedras se podían deteriorar durante el trayecto de la cantera al monasterio, el arquitecto diseñó un transporte especial e inventó una grúa para evitar que los bloques grandes de piedra se estropeasen. El 13 de septiembre de 1584 se celebró la ceremonia de colocación de la última piedra.
 

En el conjunto de estancias conventuales, colegiales y palaciegas hay que destacar la soberbia biblioteca, una de las dependencias más queridas de Felipe II. Juan de Herrera diseñó sus originales librerías, mientras que la bóveda fue pintada por P. Tibaldi. Alberga 4.742 códices y manuscritos, muchos de ellos iluminados a mano, y más de 40.000 libros antiguos impresos. Entre las joyas bibliográficas destaca la primera edición gótica de Las cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio.
 
  En el proyecto final cabe destacar dos aportaciones exclusivas de Juan de Herrera: la fachada exterior y la iglesia. La primera supone una revolución frente a otras fachadas renacentistas de la época, en las que la portada adquiría un gran protagonismo. Aquí es el conjunto el que destaca, con una portada perfectamente integrada entre las soberbias ventanas rectangulares y las grandes columnas. la otra es la iglesia de planta de cruz griega con una cúpula central sobre el transepto. Bajo su cúpula mayor se encuentra el Panteón Real, con bellos nichos negros y dorados donde reposan los reyes y las reinas españolas.
 
Colección de tapices del monasterio basados en obras del Bosco.
 
La tentación de san Antonio

San Martín y los mendigos

Mi amiga María Jesús



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