Consuegra (Toledo)

 

Consuegra surge en la llanura manchega y deja grabada en la memoria de los visitantes la del cerro Calderico orlado de molinos de viento; allí podemos imaginar la batalla de Don Quijote con los gigantes.

 

 "...La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas...".

 

Mecanismo de un molino de viento

Molinos

 

 Desde la segunda mitad del siglo XVI asistimos a la expansión de estas obras de ingeniería que aprovechaban la fuerza del viento para moler el grano de cualquier cereal, principalmente trigo, que transformaban en harina.

 Los molinos de viento son parte del engranaje institucional del Priorato de San Juan. Fueron explotación exclusiva del Prior, que los solía arrendar o ceder mediante censos perpetuos, tanto en su construcción como en su aprovechamiento. El tiempo de uso era limitado, volviendo a la Orden una vez finalizado el período establecido, arrendándose después mediante pujas al mejor postor.

 Si embargo, no será hasta el siglo XVIII cuando se documentan los primeros molinos de viento sobre el cerro Calderico. La utilización del castillo como sede Prioral condicionó la prohibición de ubicar en su entorno estos ingenios, aumentando el número de ellos durante los siglos XIX y XX, conformando los trece molinos actuales que son, junto al castillo sanjuanista, una de las estampas más reconocidas de Castilla la Mancha.

 

El dominio del territorio convierte al cerro Calderico o Peña Tejada en un punto estratégico que no pasa desapercibido en la orografía de La Mancha toledana. Desde ese aumento de la perspectiva del horizonte, las diferentes culturas que han habitado Consuegra lo han utilizado como elemento de protección.

 Fruto de ese doble concepto de control y protección, se empezó a edificar una primitiva fortaleza en el siglo XI, sufriendo numerosas transformaciones, usos y abandonos, hasta contemplar la monumentalidad actual de la misma. 

 La inclusión del castillo en la dote de la princesa Zaida a Alfonso VI, así como el ser testigo de la muerte de Diego Rodríguez, hijo del Cid Campeador, en la batalla de Consuegra contra los almorávides, demuestra la importancia del cerro Calderico, convirtiéndose en motor de crecimiento de la comarca, primero con la instalación de la Orden de San Juan de Jerusalén y, en segundo lugar, con el Priorato de San Juan. 

 

 

 

 Guerreros, caballeros y soldados la defensa del territorio

 

 El indiscutible punto estratégico en el centro peninsular de la actual Consuegra hace, desde los primeros textos escritos de autores latinos, hay noticias de acciones bélicas en sus inmediaciones, como el paso del general cartaginés Aníbal por el río Tajo en la Segunda Guerra Púnica en el siglo III a.C.

 

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