martes, 13 de agosto de 2024

Kamishibai, teatro de papel.

 
Sabiduría de conejos 
Volumen 1. Guion y dibujo: Kansaki Wataru.
Publicado por: Sanyu-kay
 
Consta de dos volúmenes. Los amigos conejos tienen problemas porque una manada de elefantes corre a beber agua y los pisotea. Los conejos deliberan y, con la ayuda de la luna, hablan a los elefantes desde lo alto de la montaña.
 
 
Chico Tengu 
Volumen 10. Guion: Akagi Shigeru. Dibujo: Izui Michio
Publicado por: Furusato
 
En total son 40 volúmenes. Los tengu son yokai que se dice que viven en las montañas profundas. En el volumen 10, el personaje principal, Koroku, está rodeado por Karasu Tengu, que tiene la boca como el pico de un cuervo. 
 

 

El Kamishibai constituye una cultura genuina de Japón. Es una forma de contar cuentos en la cual el narrador va deslizando, una a una, las láminas ilustradas del cuento según va relatando la historia. Una de sus modalidades, el Kamishibai callejero (gaito-kamishibai) se estima que surgió alrededor de 1930. El productor de gaito-kamishibai, el emoto, encargaba las historias a algún escritor y, las ilustraciones a artistas. Las ilustraciones eran obras originales pintada a mano y no se imprimían, se pegaban en un papel más fuerte de soporte, se barnizaban una y otra vez, y se completaban añadiendo el texto en el reverso de las láminas. 
 

 
 
El kamishibai callejero era un negocio que resultaba de contar cuentos a un público que había comprado caramelos (mizuame) o golosinas tradicionales. La buena marcha del negocio dependía del magnetismo que producían la calidad de las láminas y el talento del narrador, kamishibai-shi para atraer a la audiencia. 
El narrador de cuentos salía a los callejones a diario para realizar su espectáculo, lo que le permitía establecer una conexión especial con los niños que lo frecuentaban. 
Tras la segunda Guerra Mundial, cuando escaseaban el ocio y las golosinas el Kamishibai se hizo rápidamente muy popular en todo Japón. Sin embargo, con el auge de la televisión y los cambios en el estilo de vida el kamishibai callejero entró en declive a mediados de la década de 1960, y los emoto, que proliferaban en aquella época, fueron cerrando sus negocios.
 

 

A pesar de esta situación, Genichiro Shiozaki (1912-2000), el último emoto, continuó renumerando bien los trabajos de los artistas de kamishibai para que pudieran seguir viviendo de su oficio y crearan ilustraciones de gran calidad. Shiozaki nunca perdió la perspectiva de los niños y, hoy en día, sigue transmitiendo la esencia del kamishibai callejero: "No hay paz sin diálogo efectivo".
 


 
En 2007, y con el propósito de promover los intercambios culturales internacionales a través del Manga, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón fundó el Japan International Manga Award. Desde entonces, obras de artistas de todo el mundo han sido galardonadas con  este prestigioso premio.
 

 

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