domingo, 17 de junio de 2018

Hôzuki, la librería de Mitsuko. Aki Shimazaki


Hasui Kawase

Escribir es defender la soledad en la que vivo.
                                             María Zambrano   

Hasui Kawase
 
Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro.
Emily Dickinson 

Hasui Kawase


Mitsuko tiene una librería de lance especializada en obras filosóficas. Allí pasa los días serenamente con su madre y Tarô, su hijo sordomudo. Cada viernes por la noche, sin embargo, se convierte en camarera en un bar de alterne de alta gama. Este trabajo le permite asegurarse su independencia económica, y aprecia sus charlas con los intelectuales que frecuentan el establecimiento.
 Un día, una mujer distinguida entra a la tienda acompañada por su hija pequeña. Los niños se sienten inmediatamente atraidos entre ellos. Ante la insistencia de la señora y por complacer a Tarô, a pesar de que normalmente evita hacer amistades, Mitsuko aceptará volver a verlos. Este encuentro podría poner en peligro el equilibrio de su familia.
 Aki Shimazaki sondea aquí la naturaleza del amor maternal. Con gran sutileza, cuestiona la fibra y la fuerza de los lazos.



Aki Shimazaki (Gifu, Japón, 1954)

 Novelista y traductora canadiense de origen japonés. Se mudó a Canadá en 1981, y ha vivido en Vancouver y Toronto. Actualmente vive en Montreal, donde enseña japonés. Escribe y publica sus novelas en francés desde 1991.
 Su segunda novela, Hamaguri, ganó el Premio Ringuet en 2000. Su cuarto libro, Wasurenagusa, recibió el Premio Literario Canadá-Japón en 2002, y su quinta obra, Hotaru, el Premio Gobernador General 2005 de ficción en lengua francesa.   


Autora: Aki Shimazaki
Título original: Hôzuki

Traducción: Iñigo Jáuregui
Nórdica Libros, S.L

Colección Otras latitudes
Edición 2018

Nº de páginas: 138
Imagen de cubierta: Hasui Kawase




Coloco en el escaparate unos libros de ocasión que acabo de comprar. Son más o menos las cuatro de la tarde y empiezan a caer copos de nieve.
    Tarô permanece fuera pese al frío. Sentado a la mesa bajo el tejadillo, juega con sus animales de plástico. Absorto en el juego, no repara en la nieve. Balancea lentamente la cabeza, como si reflexionara. mi mirada se detiene en el color de su pelo: castaño. Dístraida, rememoro la escena en que yo corría estrechando un bebé entre mis brazos.
    De pronto Tarô levanta la cabeza y se lanza corriendo a la acera. Extiende sus manitas para atrapar los copos, con la boca abierta hacia el cielo...(Pág.11)


Hasui Kawase

 
 

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