domingo, 19 de mayo de 2024

Antonio Machado y Soria

Soria, río Duero.

 Antonio Machado nació en Sevilla, el 26 de julio de 1875, en el seno de una familia liberal progresista. En 1883 se traslada a Madrid y estudia en la Institución Libre de Enseñanza hasta 1889. El espíritu de la Institución, presente ya en el propio entorno familiar del poeta, y el liberalismo humanista de don Francisco Giner de los Ríos, le influyó decisivamente y fue un ejemplo que le acompañó toda su vida. Su formación posterior será básicamente autodidacta.

En su primer viaje a París, en 1899, conoce de cerca a los poetas simbolista y en el segundo, en 1902, a Rubén Dario, que marcará decisivamente el desarrollo de su poesía. Ya en Madrid, en 1903, Machado publica Soledades, que revisa y amplía en 1907 bajo el título de Soledades. Galerías, Otros poemas; ese mismo año aprueba oposiciones de profesor de francés y se traslada a un instituto a Soria.
 

Estos chopos del río que acompaña
con el sonido de sus hojas secas.
El son del agua cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas.
Grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.
                                                               A. Machado
 
 
Escultura de Leonor Izquierdo en la Plaza Mayor, junto a la puerta de la iglesia de Nuestra Señora de la Mayor, donde se casó con Antonio Machado el 30 de julio de 1909. Está iglesia del siglo XVI, fue testigo de la alegría y la pena de Machado. Aquí se celebró el funeral de la esposa del poeta el 2 de agosto de 1912.

 
Un hecho fundamental en la obra del poeta: su conocimiento de Leonor Izquierdo, una niña con la que convivió, ya que era hija de la dueña de la pensión en la que vivió el poeta, que pasó a adolescente y a sus quince años, en 1909, contrajo matrimonio con el profesor de instituto, que contaba ya treinta y cuatro, poeta reconocido en Madrid. Soria no deja de ser "un poblachón manchego" con demasiadas iglesias y conventos y la belleza del río Duero, exaltada con tanta intensidad por el poeta, la alameda que sobrevive, los paisajes agrestes y duros del entorno soriano son reflejados en sus versos con escasa piedad.
Antonio Machado no tiene empacho en calificar de "miserables" a estas tierras castellanas, por donde cruza "errante la sombra de Caín", el mito que ha de perseguirle hasta la tumba convertido en trágica realidad durante la guerra. No hay apenas referencias personales al proceso de su enamoramiento e, incluso, los poemas dedicados a la enfermedad y muerte de Leonor Izquierdo son escasos, aunque intensos. Joaquín Marco
 

 Orillas del Duero

Se ha asomado una cigüeña a lo largo del campanario.
Girando girando en torno a la torre y al caserón solitario,
ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,
de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.
Es una tibia mañana.
El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.
Pasados los verdes pinos,
casi azules, primavera
se ve brotar en los finos
chopos de la carretera
y del río. El Duero corre, terso y mudo, mansamente. 
El campo parece, más que joven, adolescente.
Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,
azul o blanca. ¡Belleza del campo a penas florido,
y mística primavera!
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera,
espuma de la montaña
ante la azul lejanía,
sol del día, claro día!
¡Hermosa tierra de España!
                                                 A. Machado


En la desnuda tierra del camino
la hora florida brota,
espino solitario,
del valle humilde en la revuelta umbrosa.
El salmo verdadero
de tenue voz hoy torna 
al corazón, y al labio,
la palabra quebrada y temblorosa.
Mis viejos mares duermen; se apagaron
sus espumas sonoras
sobre la playa estéril. La tormenta
camina lejos en la nube torva.
Vuelve la paz al cielo;
la brisa tutelar esparce aromas
otra vez sobre el campo, y aparece,
en la bendita soledad, tu sombra.
                                                A. Machado
 
Arco de los Condes de Gómara

Tras la muerte de su esposa, desde Baeza, imaginará la llegada de la primavera soriana y pedirá a su amigo José María Palacio que suba al Espino, "al alto espino donde está su tierra". Parece como si Machado diera por sentado que el lector ha de conocer la trágica historia de su amor y que, además, sabrá que El Espino es el nombre del cementerio soriano.
 

 Autor: Antonio Machado
Título: Donde las rocas sueñan
Antología esencial (1903 - 1939)
Selección de Joaquín Marco
ISBN84-226-7572-2
 

 
 


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