sábado, 16 de septiembre de 2023

Elogio de lo cursi. CentroCentro


Elogio de lo cursi
De martes a domingo. De 10:00 a 20.00h. planta 4.
Plaza de Cibeles,1.  Entrada gratuita. 
 

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define cursi como: 1. adj. Dicho de una persona que pretende ser elegante y refinada sin conseguirlo, / 2. Dicho de una cosa: Que, con apariencia de elegancia o delicadeza, es pretenciosa y de mal gusto. Parece entonces que lo cursi se caracteriza, como señalaba el personaje del marqués en la comedia Lo cursi de Jacinto Benavente, por ser lo contrario de aquello que se pretende ser.
 
"La invención de la palabra cursi complicó horriblemente la vida. Antes existía lo bueno y lo malo, lo divertido o lo aburrido, y a ello se ajustaba nuestra conducta. Ahora existe lo cursi, que no es lo bueno ni lo malo, ni lo que divierte ni lo que aburre; es...una negociación: lo contrario de lo distinguido, porque en cuanto hay seis personas que piensan o hacen lo mismo, ya es preciso pensar y hacer otra cosa para ser distinguido, y por huir de lo cursi se hacen tonterías, extravagancias...y hasta maldades". Jacinto Benavente. Lo cursi, 1901
 
 

 "Otra causa de cursilería en la clase media es el empeño en imitar a la aristocracia: a lo que aquí llamamos "quiero y no puedo"; mal que el pueblo desconoce. de este empeño nace la curiosidad y el interés con que se leen las revistas de los salones, género literario que antes solo cultivaba La Esfera, órgano de los conservadores, y que hoy solicitan todos los periódicos. Hay señoras que se aprenden de memoria las joyas de la Marquesa de la Laguna, y saben al dedillo los colores predilectos de la Duquesa de Alba a quien llaman familiarmente "Rosario Fernán Nuñez". Emilia Pardo Bazan. "La mujer española" , 1890
 
 

" Era un delicado obsequio con el cual quería nuestro buen Thiers pagar diferentes deudas de gratitud a su insigne amigo D. Manuel María José del Pez. Este próvido sujeto administrativo había dado a la familia Bringas en marzo de aquel año (1868) nuevas pruebas de su generosidad. Sin aguardar a que Paquito se hiciera licenciado en dos o tres Derechos, habíale adjudicado un empleíllo en Hacienda con cinco mil realetes, lo que no es mal principio de carrera burocrática a los diez y seis años mal cumplidos.[...]
    Aunque en el engreído meollo de Rosalía Bringas se había incrustado la idea de que la credencial aquella no era favor sino el cumplimiento de un deber del Estado para con los españolitos precoces, estaba agradecidísima a la diligencia con que Pez hizo entender y cumplir a la patria sus obligaciones. El reconocimiento de D. Francisco, mucho más fervoroso, no acertaba a encontrar para manifestarse medios proporcionados a su intensidad. Un regalo, si había de ser correspondiente a la magnitud del favor, no cabía dentro de los estrechos posibles de la familia. Había que pensar en algo original, admirable y valioso que al bendito señor no le costara dinero, algo que brotase de su fecunda cabeza y tomara cuerpo y vida en sus plasmantes manos de artista. Dios, que a todo atiende, arreglo la cosa conforme a los nobles deseos de mi amigo. Un año antes se había llevado de este mundo, para adornar con ella su gloria, a la mayor de las hijas de Pez, interesante señorita de quince años. La desconsolada madre conservaba los hermosos cabellos de Juanita y andaba buscando un habilidoso que hiciera con ellos una obra conmemorativa y ornamental de esas que ya sólo se ven, marchitas y sucias, en el escaparate de anticuados peluqueros o en algunos nichos de Camposanto.
    Lo que la señora Pez quería era...algo como poner en verso una cosa poética que está en prosa. No tenía ella, sin duda por bastante elocuentes las guedejas, olorosas aún, entre cuya maraña creyérase escondida parte del alma de la pobre niña. Quería la madre que aquello fuera bonito y que hablara lenguaje semejante al que hablan los versos comunes, la escayola, las flores de trapo, la purpurina y los Nocturnos fáciles para piano. Enterado Bringas de este antojo de Carolina, lanzó con todo el vigor de su espíritu el grito de un eureka. Él iba a ser el versificados". Benito Pérez Galdós. La de Bringas, 1884 
 
 

 

CentroCentro
 
Plaza de Cibles, 1
 
De martes a domingo de 10:00 a 20:00h. Planta 4. Entrada gratuita
 
Elogio de lo cursi
 
Carillón Plus Ultra. Plaza de las Cortes, 8.
 
Carillón goyesco, figuras diseñadas por Antonio Mingote: una maja, Francisco de Goya, la duquesa de Alba, Carlos III y el torero Pedro Romero. 
 




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