domingo, 8 de diciembre de 2024

Gabriele Münter (1877-1962)

 
  A pesar de no ser uy numerosos, los autorretratos de Münter ocupan un lugar relevante dentro de su obra: evidencian la gran habilidad de la artista para captar la fisonomía y el estado anímico del sujeto pictórico y desvelan claves sobre la situación de las artistas a comienzos del siglo XX.
 
Autorretrato, 1909
 
  "Puedo decir que ya de niña usaba mucho el lápiz y que siempre dibujaba caras. Otros niños, dibujaban historias. Yo ni siquiera intentaba representar acontecimientos y acciones. Lo único que me cautivaba de las personas era su apariencia inmutable, la forma característica en la que se expresa su esencia", afirmaba Münter sobre su interés por realizar retratos.

Autorretrato frente a un caballete 1908-1909
 
  "Quien observe mis cuadros con detenimiento encontrará en ellos a la dibujante. A pesar de todo el colorido, hay una estructura fija propia del dibujo. Casi siempre dibujo mis cuadros con pincel negro sobre cartón o lienzo antes de usar color" afirmó Münter.
  En ciertas ocasiones realiza previamente un boceto en su cuaderno de apuntes o sobre el soporte.
 
  
  En 1888, tan solo una década antes de la llegada de Gabriele Münter, se comercializan en Estados Unidos las primeras cámaras portátiles de la marca Kodak. Ligeras y fáciles de usar, cambian rápidamente una práctica que, hasta entonces, había estado limitada a profesionales o aficionados de clase alta. su difusión es tan rápida que, en torno a 1900, se habían convertido en un fenómeno de masas entre las clases medias estadounidenses.
 
 
  A pesar de ser conocida principalmente como pintora, los inicios de Gabriele Münter están ligados a la fotografías realizadas durante un viaje a Estados Unidos. Entre 1898 y 1900, con poco más de veinte años y escasa formación artística previa, Münter visita el país en el que sus padres, emigrantes retornados a Alemania durante la Guerra Civil, se habían conocido y casado.
  Durante su estancia allí adquiere una de las nuevas cámaras portátiles de la marca Kodak y experimenta con las posibilidades creativas de este moderno medio. Con ella capta imágenes de los lugares que visita en Nueva York, Misuri, Arkansas y Texjas y deja constancia de su contacto con diferentes realidades de la sociedad norteamericana.

  
A su regreso a Alemania, en 1901, Münter comienza su formación artística en Múnich. El acceso a la Academia estaba vetado a las mujeres, por lo que se inscribe en la escuela privada Phalanx, donde Wassily Kandinsky es su profesor. Sus primeras pinturas son apuntes del natural realizados con espátula que estilísticamente están vinculadas con el impresionismo tardío.
  Entre 1904 y 1908, viaja con Kandinsky, su pareja sentimental desde 1903, por Europa y el norte de África. Holanda, Túnez o Italia son algunos de los destinos que la artista inmortaliza tanto en la pintura como con su cámara fotográfica. También se instala en París durante un año, donde experimenta con el grabado y conoce la obra de los fauvistas. 
 

  Tras cuatro años de ausencia, Gabriele Münter regresa a Múnich en 1908. Durante el verano visita Murnau am Staffelsee junto a Kandinsky y los artistas Alexej von Jawlensky y Marianee von Werefkin. En este pueblo bávaro, situado en las estribaciones de los Alpes, las dos parejas trabajan en estrecha colaboración y su estilo evoluciona hacía unas obras que se consideran fundacionales del expresionismo alemán.
 
 
Retrato de Marianne von Werefkin, 1909

  "Pintó a "la Werefkina" en 1909 delante del zócalo amarillo de la casa de Murnau -recordaba Gabriele Münter-. Era una figura imponente, segura de sí misma, autoritaria, opulentamente vestida, con un sombrero tan grande como una rueda de carro que estaba decorado con todo tipo de cosas".
  Considerada una obra emblemática del círculo de El Jinete Azul, este retrato simboliza el interés de Münter por la representación del ser humano.
 
Olga von Hartmann, h.1910


 
  En paralelo a sus retiros rurales, Gabriele Münter interviene activamente en la renovación del arte de Múnich. Es miembro fundador de la Nueva Asociación de Artistas de Múnich creada en 1909, a finales de 1919 se convierte en una de las principales impulsoras de El Jinete Azul, del que también forman parte, Kandinsky, Franz Marc, August Macke o Paul Klee, entre otros. Participa en las dos exposiciones del grupo y en la edición de su famoso Almanaque.
 



  Como otros miembros de El Jinete Azul, Gabriele Münter se interesa por el arte infantil y, a lo largo de los años reúne una colección de más de 250 dibujos. Algunos de ellos fueron reproducidos en el Almanaque, incluidos los pintados por Elfriede Schroeter, sobrina de Münter.
Gabriele copia y reinterpreta obras de arte infantil en un proceso de desaprendizaje fundamental para su evolución.
 
 
 

Gabriele Münter
La gran pintora expresionista

Del 12 de noviembre de 2024 a
9 de febrero de 2025



 Belén napolitano, siglo XVIII
Colección Isidro Brunete
 

 



 


 

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