Poco se conoce de la infancia y adolescencia de Miguel de Cervantes, hijo del cirujano Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas, que vivían en Alcalá a mediados del siglo XVI, "en la calle de la imagen a espaldas del hospital de Antezana".
Miguel, uno de los cinco hijos del matrimonio, nació en los primeros días de octubre de 1547 y fue bautizado en la cercana parroquia de Santa María. Los primeros años de su vida, pasados en Alcalá, Sevilla y Valladolid, estuvieron tristemente marcados por ciertos acontecimientos en los que se vio involucrada su familia, que afectaron a su reputación, posición social y economía.
El primer dato cierto que conocemos de su azarosa vida es que, en 1566 estaba realizando estudios en Madrid, ciudad donde comenzaron sus aficiones literarias. de este año es el soneto dedicado a la reina Isabel de Valois, publicado, junto a otras composiciones en 1568, a la muerte de ésta.
Isabel de Valois, hija de Enrique II de Francia y de Catalina de Médicis, sería la tercera esposa de Felipe II, fallecida a los veintidós años, en 1568.
Isabel de Valois, hija de Enrique II de Francia y de Catalina de Médicis, sería la tercera esposa de Felipe II, fallecida a los veintidós años, en 1568.
Soneto
de Miguel de Cervantes
a la reina Doña Isabel
Serenísima reina, en quien se halla
lo que Dios no pudo dar a un ser humano;
amparo universal del ser cristiano
de quien la santa fama nunca calla;
arma feliz, de cuya fina malla
se viste el gran Felipe Soberano
ínclito rey del ancho suelo hispano
a quién Fortuna y Mundo se avasalla:
¿cuál ingenio podría aventurarse
a pregonar el bien que estás mostrando
si ya en divino viese convertirse?
Que, en ser mortal, había de acobardarse,
y así, le va mejor sentir callando
aquello que es difícil de decirse.
Epitafio
Aquí el valor de la española tierra,
aquí la flor de la francesa gente,
aquí quien concordó lo diferente,
de oliva coronado aquella guerra,
arma feliz, de cuya fina malla
se viste el gran Felipe Soberano
ínclito rey del ancho suelo hispano
a quién Fortuna y Mundo se avasalla:
¿cuál ingenio podría aventurarse
a pregonar el bien que estás mostrando
si ya en divino viese convertirse?
Que, en ser mortal, había de acobardarse,
y así, le va mejor sentir callando
aquello que es difícil de decirse.
Epitafio
Aquí el valor de la española tierra,
aquí la flor de la francesa gente,
aquí quien concordó lo diferente,
de oliva coronado aquella guerra,
Después de la novela pastoril La Galatea, a los cincuenta y siete años obtuvo licencia para editar la primera parte de El Quijote y, a partir de entonces, pasa los últimos años de su vida en Madrid, ocupado en escribir y editar sus mejores obras. En 1613 se publican sus Novelas Ejemplares y un año después el Viaje al Parnaso, coincidiendo con la edición del Quijote de Avellaneda, a cuyas injurias responde Cervantes en el prólogo de la segunda parte de su universal novela.
Dedicatoria
al Conde de Lemos
Enviando a Vuestra excelencia los días pasados mis comedias, antes impresas que representadas, si bien me acuerdo dije que don Quijote quedaba calzadas las espuelas para ir a besar las manos a Vuestra Excelencia; y ahora digo que se las ha calzado y se ha puesto en camino, y si él allá llega, me parece que habré hecho algún servicio a Vuestra Excelencia, porque es mucha la priesa que de infinitas partes me dan a que le envíe para quitar el hámago y la náusea que ha causado otro Don Quijote, que con nombre de segunda parte se ha disfrazado y corrido por el orbe; y el que más ha mostrado desearle ha sido el grande emperador de la China, pues en lengua chinesca habrá un mes que me escribió una carta con un propio, pidiéndome, o, por mejor decir, suplicándome se le enviase, porque quería fundar un colegio donde se leyese la lengua castellana, y quería que el libro que se leyese fuese el de la historia de Don Quijote. Juntamente con esto me decía que fuese yo a ser el rector de tal colegio.
Preguntéle al portador si Su Majestad le había dado para mí alguna ayuda de costa. Respondióme que ni por pensamiento.
-Pues, hermano -le respondí yo-, vos os podéis volver a vuestra China a las diez, o a las veinte, o a las que venís despachado; porque yo no estoy con salud para ponerme en tan largo viaje; además que, sobre estar enfermo, estoy muy sin dineros, y emperador por emperador, y monarca por monarca, en Nápoles tengo al grande conde de Lemos, que, sin tantos titulillos de colegios ni rectorías, me sustenta, me ampara y hace más merced que la que yo acierto a desear.
Con esto le despedí, y con esto me despido, ofreciendo a Vuestra Excelencia los Trabajos de Persiles y Segismunda, libro a quien daré fin dentro de cuatro meses, Deo volente; el cual ha de ser o el más malo o el mejor que en nuestra lengua se haya compuesto, quiero decir de los de entretenimiento; y digo que me arrepiento de haber dicho el más malo, porque según la opinión de mis amigos, ha de llegar al extremo de bondad posible. Venga Vuestra Excelencia con la salud que es deseado; que ya estará Persiles para besarle las manos, y yo los pies, como criado que soy de Vuestra Excelencia. De Madrid, último de octubre de mil seiscientos y quince.
Criado de Vuestra Excelencia,
Miguel de Cervantes Saavedra.
-Pues, hermano -le respondí yo-, vos os podéis volver a vuestra China a las diez, o a las veinte, o a las que venís despachado; porque yo no estoy con salud para ponerme en tan largo viaje; además que, sobre estar enfermo, estoy muy sin dineros, y emperador por emperador, y monarca por monarca, en Nápoles tengo al grande conde de Lemos, que, sin tantos titulillos de colegios ni rectorías, me sustenta, me ampara y hace más merced que la que yo acierto a desear.
Con esto le despedí, y con esto me despido, ofreciendo a Vuestra Excelencia los Trabajos de Persiles y Segismunda, libro a quien daré fin dentro de cuatro meses, Deo volente; el cual ha de ser o el más malo o el mejor que en nuestra lengua se haya compuesto, quiero decir de los de entretenimiento; y digo que me arrepiento de haber dicho el más malo, porque según la opinión de mis amigos, ha de llegar al extremo de bondad posible. Venga Vuestra Excelencia con la salud que es deseado; que ya estará Persiles para besarle las manos, y yo los pies, como criado que soy de Vuestra Excelencia. De Madrid, último de octubre de mil seiscientos y quince.
Criado de Vuestra Excelencia,
Miguel de Cervantes Saavedra.
El mismo año se publican sus Ocho comedias y ocho entremeses nuevos pocos meses antes de que se editara su Persiles y Segismunda, su última obra y quizá la más importante después del Quijote.
"Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo ésta. El tiempo es breve,las ansias crecen, las esperanzas menguan...", escribía Cervantes en la dedicatoria al conde de Lemos de ésta su obra póstuma.
Para comprender la obra de Cervantes, soldado y poeta, hay que tener muy presente su azarosa vida, sus problemas económicos y su vinculación al nuevo helenismo y al humanismo erasmista, en el contexto cultural de la España de su tiempo, que hace que mantenga en toda su obra una línea de pensamiento meditada, profunda y madura, colmada de buenos propósitos e intenciones.
La España que le tocó vivir, de la que su ciudad natal es un buen referente, ha sido magistralmente definida por Jean Cassou, aludiendo a la vida del Príncipe de las Letras Españolas: "Contaba ocho años cuando Carlos V abdicó de su Imperio. Conoció el reinado de Felipe II y la mitad del de Felipe III. Producto del Renacimiento, llena la parte más hermosa del Siglo de Oro, en el cual puede situarse un poco después de santa Teresa y San Juan de la Cruz, que pertenecen enteramente al siglo XVI, y es exactamente contemporáneo de El greco y de Lope de Vega, antes de Quevedo, Gracián, Velázquez, Calderón y Murillo", que representan brillantemente el periodo de decadencia de la España de los Austrias.
Todo este mundo cultural, heredado de las grandes cimas del renacimiento y anticipo de los brillantes logros del Barroco, está en su obra, junto a su experiencia y a su vida misma, que nos brinda magistralmente el autor de El Quijote en toda su producción literaria.
La Colección cervantina de la Biblioteca Nacional
La Biblioteca ha querido ofrecer una muestra de su magnífica colección cervantina que pone de manifiesto el valor de su conjunto. La formación de la colección se inicia con la de la propia Biblioteca Nacional, cuando Felipe V decide en 1711 crear la Real Biblioteca Pública, pero es sobre todo a partir de fines del siglo XVIII cuando se le presta mayor atención, y su incremento, por diversas vías ha sido desde entonces constante.
En 1894 se creó la Sección de Cervantes, que ha seguido formando una unidad, actualmente integrada en el Servicio de Manuscritos, Incunables y Raros. En todo momento, pero especialmente bajo el mandato de dos de sus directores, Marcelino Menéndez y Pelayo y Francisco Rodríguez Marín, la colección cervantina recibe especial atención y se publican catálogos de sus fondos.
Más adelante experimenta un notable enriquecimiento con la adquisición, en 1949, de la selecta colección de José María Asensio y Toledo y en 1969 la riquísima, y también selecta, de Juan Sedó Peris-Mencheta. En la actualidad la colección cervantina de la Biblioteca Nacional está formada por alrededor de 18.000 mil libros y folletos, además de un valioso conjunto de dibujos y grabados, partituras impresas y manuscritas y numerosos materiales audio visuales.
La España que le tocó vivir, de la que su ciudad natal es un buen referente, ha sido magistralmente definida por Jean Cassou, aludiendo a la vida del Príncipe de las Letras Españolas: "Contaba ocho años cuando Carlos V abdicó de su Imperio. Conoció el reinado de Felipe II y la mitad del de Felipe III. Producto del Renacimiento, llena la parte más hermosa del Siglo de Oro, en el cual puede situarse un poco después de santa Teresa y San Juan de la Cruz, que pertenecen enteramente al siglo XVI, y es exactamente contemporáneo de El greco y de Lope de Vega, antes de Quevedo, Gracián, Velázquez, Calderón y Murillo", que representan brillantemente el periodo de decadencia de la España de los Austrias.
Todo este mundo cultural, heredado de las grandes cimas del renacimiento y anticipo de los brillantes logros del Barroco, está en su obra, junto a su experiencia y a su vida misma, que nos brinda magistralmente el autor de El Quijote en toda su producción literaria.
Don Quijote. Ilustración de Chris riddell |
La vida del Quijote comienza cuando Miguel de Cervantes entrega su novela al público, entre los últimos días de 1604 y los primeros de 1605. Su autógrafo no se ha encontrado, por lo que, de la gestación de la obra, solo conocemos ciertos detalles de cómo se imprimió en el taller de Juan de la Cuesta de su financiación por el librero-editor Francisco de Robles y poco más: lo que podemos deducir de unos cuantos testimonios indirectos y sobre todo del análisis de diversos ejemplares de aquella primera edición.
La Biblioteca ha querido ofrecer una muestra de su magnífica colección cervantina que pone de manifiesto el valor de su conjunto. La formación de la colección se inicia con la de la propia Biblioteca Nacional, cuando Felipe V decide en 1711 crear la Real Biblioteca Pública, pero es sobre todo a partir de fines del siglo XVIII cuando se le presta mayor atención, y su incremento, por diversas vías ha sido desde entonces constante.
En 1894 se creó la Sección de Cervantes, que ha seguido formando una unidad, actualmente integrada en el Servicio de Manuscritos, Incunables y Raros. En todo momento, pero especialmente bajo el mandato de dos de sus directores, Marcelino Menéndez y Pelayo y Francisco Rodríguez Marín, la colección cervantina recibe especial atención y se publican catálogos de sus fondos.
Más adelante experimenta un notable enriquecimiento con la adquisición, en 1949, de la selecta colección de José María Asensio y Toledo y en 1969 la riquísima, y también selecta, de Juan Sedó Peris-Mencheta. En la actualidad la colección cervantina de la Biblioteca Nacional está formada por alrededor de 18.000 mil libros y folletos, además de un valioso conjunto de dibujos y grabados, partituras impresas y manuscritas y numerosos materiales audio visuales.
La Exposición
Se divide en cinco grandes espacios, cuyas denominaciones responden a los rasgos característicos de lo que ha sido el camino del Quijote en cada época.
Se divide en cinco grandes espacios, cuyas denominaciones responden a los rasgos característicos de lo que ha sido el camino del Quijote en cada época.
"Oh soledad, alegre compañía de los tristes". (Miguel de Cervantes)
Capítulo Primero
QUE TRATA DE LA CONDICIÓN Y EJERCICIO DEL FAMOSO
HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entre
semana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera.. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben; aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Quejana. Pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de verdad.
Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso -que eran los más del año-, se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y llegó a tal su curiosidad...
Autor: Miguel de Cervantes Saavedra
Título: Don Quijote de la Mancha
Texto fijado por: Martín de Riquer
Ilustraciones: Gustavo Doré
Ediciones Alfaguara
Nº de Tomos: II
La imaginación es el único arma contra la realidad.
Lewis Carroll
No hay comentarios:
Publicar un comentario