martes, 25 de junio de 2024

Mercado de san Ildefonso



Estación de Metro de Gran Vía



 
Aunque fue Felipe II quien trasladó la corte a Madrid y la concede la capitalidad del reino, no fue hasta el reinado de su hijo Felipe III, a comienzos del siglo XVII, cuando se produce el traslado definitivo a la corte de Madrid.
 
La sociedad se enriquece con la llegada de aristócratas, religiosos, militares, funcionarios, menestrales, artesanos, jornaleros, multitud de criados, caros, vagabundos y comediantes de todo tipo, que llegan a cubrir las necesidades de la corte.
 
Se produce una importante transformación urbana con la creación de nuevas instituciones que implica un crecimiento exponencial con la construcción de palacios, grandes monasterios, iglesias y edificios para las órdenes militares, los gremios y otros.
 
Para atender las necesidades diarias de la corte, y de aquellos que la seguían, se incrementa el comercio hacia zonas productoras de una vasta gama de bienes de consumo, sobre todo agrícolas para alimentar una población en continuo crecimiento: pan, vino, aceite de oliva, carne y otros productos.
 
En la zona donde se abrirá la Gran Vía y la estación de metro, destacaban las calles estrechas con multitud de librerías de viejo, casas de hospedaje estudiantil mezcladas con tabernas y casas de alterne. También desde el siglo XVII se instala un pequeño mercado de abastos, que se transformará en mercado de frutas y verduras a lo largo del siglo XIX.
 
Los restos encontrados en las excavaciones son un claro reflejo de este ambiente: fichas de juego, y recipientes sencillos, de uso común, como los populares cántaros, ollas, vasos, vasos y cuencos, junto con algunas piezas de cerámica vidriada de Talavera de las series más antiguas (mediados y finales del siglo XVI).
 
En 1832 con motivo del nacimiento de la futura reina Isabel II, se emplazó aquí la Fuente de los Galápagos, que se abastecía de agua del Viaje de la Castellana. Obra diseñada por el arquitecto Francisco Javier de Mariátegui, tiene esculturas de piedra caliza y granito del escultor José Tomás. 

Era una fuente no solo conmemorativa y monumental, sino que servía para el abastecimiento de agua de la zona. Cuando el Canal de Isabel II entra en funcionamiento, va perdiendo utilidad por lo que en 1879 se la traslada al Retiro, donde sigue en la actualidad. 
 



El emblema de Madrid

Antonio Palacios usó con profusión la cerámica aplicada a la arquitectura, como queda plasmado en el amplio uso que hizo de los azulejos, tanto para resaltar la luminosidad de los accesos, pasillos y andenes, como para establecer un sistema decorativo. de carácter muy personal.  

La cerámica vidriada, por sus posibilidades de expresión gráfica, cromática y textural, tendrá un lugar preferente en sus proyectos. pero también tiene un profundo contenido simbólico, ya que hunde sus raíces en la cultura andalusí, que para las corrientes historiográficas de principios del siglo XX significaba la hispanización de al-Ándalus. 

Este mural con el escudo de Madrid es sin duda una de sus creaciones más emblemáticas, por su gran tamaño y, por su gran tamaño y que nos recuerda su extensa vinculación con la escultura. En la Línea 1 había dos, uno en la Estación de Cuatro Caminos (hoy situado en la Estación de Tirso de Molina) y otro en la Estación de Red de san Luis, que se ha recuperado durante los trabajos de excavación arqueológica.
 
El panel tiene unas dimensiones de 1,60 X 2,10 cm y está realizado en azulejo reflejo metálico, con tonos dorados y verdes. consta de un pequeño marco vegetal con cuatro frisos concéntricos, decorado con motivos vegetales, obra del ceramista de Triana Ramos Rejano, en cuyo centro se instala un óvalo con el emblema central con el escudo de Madrid modelado en relieve. 

A semejanza del panel de Tiro de Molina, estaba rematado por una corona real, que fue eliminado durante la Segunda República.
 
Casa Matesanz en el número 27 de la Gran Vía de Madrid, edifico de 1923 obra del arquitecto Antonio Palacios.

Mercado de san Ildefonso
Calle Fuencarral, 57. Centro


 
El Mercado de san Ildefonso está ubicado en una de las calles más concurridas y populares del centro de Madrid. Un espacio alternativo y el primer Street food market vertical de Madrid. Inspirado en los situados en Londres o Nueva York, además de los mercados tradicionales, como el que hubo en el siglo XIX con el mismo nombre.
 
 
Este mercado es un lugar de paso en donde disfrutar de puestos de gastronomía especializada y de calidad. 20 puestos que corren a cargo de expertos en el producto que ofrecen. Abierto al exterior a través de grandes ventanales, pero -como el mercado histórico al que debe su nombre- con un techo que cubre todo.


 
16 puestos de monoproducto, en el Mercado de san  Ildefonso no hay coloridas cajas de hortalizas ni piezas frescas para cocinar en el hogar. Su oferta se basa principalmente en el producto elaborado, siempre listos para tomar en el establecimiento o mientras se sigue el rumbo por la calle.
 




La Romana



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