jueves, 27 de junio de 2024

El fantasma de Canterville. Oscar Wilde


 Cuando el señor Hiram B. Otis, el ministro americano, adquirió la mansión de Canterville, todo el mundo le dijo que había cometido una tontería pues no había duda de que el lugar estaba embrujado. Incluso el propio Lord Canterville, honorable caballero dotado de gran sentido de la integridad, se sintió en el deber de comentarle el hecho al señor Otis, cuando hablaron de las condiciones del contrato...(pág. 7)
 
 La tormenta descargó con fuerza durante toda la noche, pero no sucedió nada extraordinario. Sin embargo, a la mañana siguiente, al bajar a desayunar, encontraron de nuevo en el suelo la terrible mancha de sangre. (Pág. 15)
 

  Autor: Oscar Wilde
Título de la edición original: The Canterville Ghost
Traducción del inglés: José María Courel

Nº de páginas: 57
ISB 84-226-3745-6


 Al día siguiente el fantasma estaba muy débil y cansado. La terrible excitación de las últimas cuatro semanas empezaba a surtir efecto. Tenía los nervios destrozados y se sobresaltaba al menor ruido. Durante cinco días no abandonó...(pág.27)

 Cuando una niña de bucles de oro
arranque una oración de labios del pecado,
cuando el almendro estéril dé fruto,
y una pequeña derrame sus lágrimas para otro,
la mansión podrá entonces recobrar la calma
 y Canterville alcanzará la paz.
 


 
 

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