El pescador de Sacag. Vendedora de lanzones. |
Las colecciones Filipinas en el Museo Nacional de antropología
El archipiélago filipino se encuentra en una región tropical, en la que la homogeneidad del clima contrasta con la enorme fragmentación geográfica que suponen once grandes islas y más de 7000 pequeñas. Este hecho sumado a su posición entre grandes civilizaciones, como la china, la japonesa y la indonesia, y al legado de la colonización española y del protectorado estadounidense, ha producido una gran diversidad cultural.
La música juega un papel primordial como factor de cohesión social y de trasmisión de valores en todas las actividades de la vida cotidiana, en las celebraciones del ciclo vital y en el resto de fiestas, ceremonias y rituales. Los instrumentos musicales más utilizados en las culturas filipinas desde antes de la colonización española son las cítaras y flautas de bambú -que pueden tocarse con nariz o boca-, los gongs y los xilófonos.
El tabaco, actividad social, fue introducido en Filipinas desde América por los colonos españoles en el siglo XVII y su consumo pronto se extendió a toda la población sin distinción de sexo. Se consideraba que tenía propiedades medicinales y se compartía en las principales actividades sociales, junto al tradicional betel. Se fumaba en cigarros o en pipa, se inhalaba o se masticaba a cualquier hora del día.
Los anitos, culto a los ancestros, los sistemas religiosos filipinos tradicionales se basaban en el animismo: la creencia en que todos los seres y cosas tienen un "ánima invisible" que no muere con lo "visible". Una expresión de estas creencias son los anitos, figuras antropomorfas realizadas en madera, aunque también las había de piedra y metales preciosos. Representaban a los espíritus de los ancestros y, a través de ellos seguían ejerciendo su influencia dual -positiva y negativa- en la comunidad.
Los adornos, rito y protección, muchos de los adornos usado en las culturas filipinas eran lucidos indistintamente por hombres y mujeres y tenían un valor simbólico como expresión de estatus y prestigio social por encima de las diferencias de genero. En muchos casos, completaban o sustituían a los adornos permanentes de la piel como la escarificación y el tatuaje, muy extendidos en algunas de ellas. Muchos adornos se otorgaban durante los ritos de paso, en especial los ligados a la pubertad.
Las armas, ceremonia y prestigio, el Islam llegó a Filipinas a finales de la Edad Media gracias a comerciantes y misioneros sufíes desde Malasia, Sumatra y Borneo, lo que explica que, aunque solo un 5% de la población es musulmana, la mayor parte se concentre en las islas meridionales, especialmente en Mindanao. Conforman la cultura aún hoy llamada mora.
Piña, la fibra del paraíso, los tejidos confeccionados con hilos de piña, por su especificidad, constituyen bienes con un gran valor identítario en Filipinas. La "piña" es en realidad el agave (o pita) y fue introducida desde América por los españoles, pero su aprovechamiento textil es genuinamente filipino. El proceso es largo y laborioso, lo que añade valor a estos bellísimos tejidos. Se extrae la pulpa y se separan las fibras de la planta, que luego son anudadas en sus extremos para formar largos hilos. Después son tejidas en el telar y más tarde bordadas a mano por mujeres con diseños en franjas verticales o en los bordes de las prendas. Finalmente con las telas bordadas se confeccionan prendas como blusas, pañuelos o vestidos, usadas aún en nuestros días en ocasiones especiales.
De seda, los paños más finos, la seda llegó con facilidad a Filipinas desde China gracias a su vecindad y luego a las vías comerciales españolas, tanto para producir tejidos para el consumo local como para la exportación. La finura y la calidad de las telas producidas con ella hacían que fueran objetos muy valorados y por tanto rentables. De hecho, los primeros talleres mecanizados con telares de pedales se montaron a partir del siglo XIX para producir grandes paños de seda y competir en esos mercados, y siguen en la actualidad constituyendo una importante actividad industrial y fuente de recursos económicos en Filipinas.
Los cultivos del regadío, tradición milenaria, aún hoy la economía filipina es básicamente agrícola. Aunque solo se cultiva el 35% de la superficie del archipiélago, en algunas regiones, gracias a la humedad y la fertilidad de la tierra, se hace de forma intensiva. Así sucede desde hace siglos en la Cordillera de Luzón, gracias a terrazas de regadío escalonadas desde el fondo de los valles hasta la divisoria de cumbres. los bancales son de tierra y piedra, y el agua de riego se distribuye por una red de acequias y canales. Este paisaje fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, en 1995.
Museo Nacional de Antropología
Alfonso XII, 68 .Atocha
Mar-sáb /9:30-20h
Dom / 10-15h
Salón de té Fleurs
Calle Guzmán el Bueno, 106
Chamberí, Madrid
Un lugar muy recomendable |
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