Aranjuez, festival de globos.

El Parterre. Avd. de Palacio, nº1.

Restaurante "El rana verde". Pza. Santiago Rusiñol, s/n.

Jardín del Príncipe

  Creado por Carlos IV, quien lo inició siendo todavía Príncipe de Asturias y lo concluyó siendo rey, entre 1789 y 1808. Contrapuesto al de La Isla es un jardín paisajista que sigue la moda inglesa y francesa de fines del siglo XVIII, que conviene no olvidar que en él se integran elementos anteriores, como la huerta de la Primavera y el embarcadero de Fernando VI, y lo hacho por Carlos IV no es uno sino varios jardines.

Barco turístico sobre el río Tajo.

Sistema de riego de los jardines.

Fuente de Apolo

   Se accede al jardín por la primera de las entradas monumentales, la puerta del embarcadero, y avanzando por la calle del mismo nombre queda a la derecha la antigua huerta de la primavera, y a la izquierda el Tajo, que hace una curva con la que se encuentra el final de esta avenida: allí está el embarcadero que da nombre a la calle, precedido por una glorieta con cinco pintorescos pabellones.

 

Vista del jardín desde la montaña rusa.

Jardín chinesco

Fuente de las cabezas

 

 El cárdeno otoño no tiene leyendas para mí.

Los salmos de las frondas muertas,

jamás he escuchado, que el viento se lleva.

Yo no sé los salmos de las hojas secas,

sino el sueño verde de la amarga tierra.

                                                               Antonio Machado

 Tocador de la reina, al igual que las demás estancias de aseo personal, el tocador se encuentra anejo al dormitorio. Isabel II quiso remodelarlo, al gusto de la época, con una tapicería color crema sembrada de rosas, visillos de tul blanco con bordados, grandes lunas y jardineras.

 El mobiliario respeta el ambiente general, con butacas tapizadas de seda en capitoné, y un tocador de palosanto de estilo neobarroco.

 La bóveda actual sustituye a la original de Maella.Fue pintada al temple por Antonio García Suárez, con temas mitológicos femeninos. 

 

 

Despacho de la reina, la antigua pieza de vestir de Carlos IV fue transformada por Isabel II en el despacho de la reina.