Herbert Georgr Wells (Bromley, 1806- Londres,1946)
A los ocho años, un accidente que lo obligó a permanecer en reposo propició el descubrimiento de la lectura y su temprano deseo de escribir. Apasionado por la ciencia, en 1884 obtuvo una beca para estudiar biología en la Normal School of Science de Londres y más tarde se convirtió en uno de los fundadores y el primer presidente de la Royal College of Science Association.
Esta influencia del discurso científico se advierte en su legado como novelista y en su convicción de que la especie humana podría ser mejorada gracias a los avances técnicos; pero sus armas fueron otras: la imaginación y la escritura.
Del encuentro de estos dos elementos nació uno de los padres de la ciencia ficción. La máquina del tiempo (1895), El hombre invisible (1897) y La guerra de los mundos (1898).
Al envejecer, Wells comenzó a tamizar su fe en la ciencia con una mirada ética que cuestionó las desmesuras del avance y su uso de la tecnología en su novela El mundo liberado (1914), por ejemplo, imaginó la creación y las consecuencias de la bomba atómica, Wells también criticó la hipocresía de la época victoriana, así como el imperialismo británico. En un paisaje sobre el triunfo marciano, escribe: "El imperio del hombre y el terror que inspira eran cosas pasadas para siempre".
Autor: H.G.Wells
Título original: The War of the Worlds
Ilustraciones: Alvim Corrêa
Traducción: Ramiro de Maeztu
Nº de Páginas: 204
Editorial: Libros del zorro rojo
ISBN 978-987-1948-88-8
La guerra de los mundos fue la primera obra en la que los habitantes del planeta Marte invaden la Tierra. Al ser destronado por los marcianos, el ser humano reflexiona a cerca de lo que implica esa superioridad que él mismo detenta con violencia sobre otros.
Biblioteca Iván de Vargas
La casa de Iván de Vargas, el linaje de los Vargas tuvo un protagonismo destacado en la época de la reconquista de las tierras de la antigua Marca Media, a las que pertenecía Madrid, en 1085, reinando Alfonso VI. Esta circunstancia favoreció que fuera premiado con honores, tierras y posesiones que se situaban, las primeras, al otro lado del río Manzanares, y las segundas, se concretaban en varias casas en el entorno de la Plaza de la Paja.
En las proximidades de la vecina Plaza de la Paja, que fue centro neurálgico del Madrid medieval, se sitúan varios inmuebles relacionados con los Vargas. En la propia Plaza se alza la fachada del Palacio de los Vargas, edificio del siglo XVI, que perteneció a la familia, hoy transformado en centro de enseñanza.
Cercano a la iglesia de san Andrés se encuentra otra de las casas vinculadas a este linaje, alberga el actual Museo de los Orígenes donde se ubica el pozo en el que la historia cuenta que tuvo lugar el milagro por el que san Isidro, gracias a la intercesión divina, salvó a su hijo de morir ahogado en el pozo en el había caído.
Otra de las posesiones de los Vargas estaba en la calle del Almendro, esta servía para guardar el ganado doméstico. Por último poseían la finca que hoy acoge a la biblioteca de Iván de Vargas.
Sobre esta finca no hay grandes referencias históricas, se sabe que a principios del pasado siglo lo ocupaba el Dr. Forns, hombre amante de las artes que había reunido una pequeña colección artística en su residencia, él mismo era pintor de algún mérito. La casa figura en el parcelario madrileño desde 1656.
A principios de los años 50 del pasado siglo se derriba una parte del edifico para poder abrir la Plazuela del Obispo. Entorno a esos años y como consecuencia de la afluencia de público que quería visitar el pozo que se conserva en su interior, surge el proyecto de crear una nueva fachada frente a la iglesia de san Miguel, colocando la antigua portada del hospital de La Latina, que daría acceso directo a un patio ornamental a través del cual se accedería al patio principal de la finca donde se ubica el pozo, de esa manera se liberaba a sus habitantes de la servidumbre de las visitas de los peregrinos que iban buscando las propiedades milagrosas del agua.
El proyecto no se llevó a cabo aunque si el tratamiento en fachada de las medianerías liberadas.
El edificio que llegó a nuestros días, podría datar de principios del siglo XVIII constaba de tres plantas, más una de sótano. La fachada principal daba a la calle Dr. Letamendi. Su uso era residencial. En las dos plantas altas existían dos viviendas en cada una, que se ordenaban entorno a dos patios interiores, el principal de ellos era en el que se ubicaba el citado pozo.
La obra se ha realizado para erigir la nueva Biblioteca ha tenido la virtualidad de conservar la estructura de manzana, manteniendo los huecos de los patios interiores y respetando en el tratamiento de las nuevas fachadas, la altura y el ritmo de configuración de huecos. Se preservaron así mismo, los elementos que eran parte de la historia del edificio: escudos heráldicos, pozo y algunos elementos arquitectónicos, que hoy se pueden contemplar en la fachada y en el patio principal y que decoraban la antigua construcción.
Área: 3.500 metros cuadrados Año: 2011 Fotografías: Miguel de Guzmán
Intervención arquitectónica en el centro histórico y protegido de Madrid. La actuación incide tanto en la recuperación de elementos históricos concretos (fachadas y tipologías) como en a inserción de nueva arquitectura contemporánea en un tejido urbano histórico, protegido y consolidado.
Resultado de un concurso de proyectos promovido por el Ayuntamiento de Madrid, con la aprobación de la Comisión de Patrimonio Histórico de Madrid.
La Casa Iván de Vargas se construyó hacia 1720 frente a la importante fachada barroca de la iglesia de san Miguel, en el lugar que en el siglo XII ocupó la primera casa solariega de la familia Vargas.
1.Se recuperaron las tres fachadas históricas del siglo XVIII
2. Recuperación de las trazas geométricas de los patios, conservando dos centenarios y peculiares magnolios existentes.
3. Se mejoraron las vistas urbanas hacia la iglesia de san Miguel.
4. Un nuevo acceso por la Plazuela frente a la iglesia, dota de gran flexibilidad y comodidad de uso a la nueva Biblioteca.
5. Nuevos muros de piedra, estos muros de geometría simple, se construyen con piedra granítica de gran tamaño.
En la construcción de la Biblioteca se han empleado únicamente cuatro acabados finales: piedra, madera, vidrio y pintura blanca, buscando nobleza, calidez, sencillez y continuidad espacial. Se han cuidado especialmente la iluminación y ventilación natural, así como la atenuación acústica interior y el aislamiento, buscando un uso confortable y un mantenimiento sostenible.
Por sus raíces históricas en la ciudad, la Biblioteca dispone de una sala de lectura especializada en fondos documentales sobre Madrid y cuenta actualmente con un depósito por 4 años del Centro Sefarad: la Biblioteca Isaac Revah sobre cultura judía, sociedad, literatura, etc.
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