Lagunas de Ruidera |
Canción rota
Siempre que iba a cantar
algo se interponía
y a mí no me importaba,
¡había tanto tiempo!
Mi canción se quedaba en el alero,
confiada,
meciéndose en la espera
cuajada de horizontes.
Si alguna vez con mudo gesto
antiguo
acaricio las cuerdas,
el aire se retira
y el corazón me late nuevamente
con aquellos latidos turbulentos,
heraldos de mi canto.
¡Ay, mi canción truncada!
Yo nunca tenía prisa
y la dejaba siempre,
amor,
para después.
C. Martín Gaite
Lagunas de Ruidera |
Tiempo de flor
Cuando el tiempo de flor
venga a fundir
la nieve en la montaña,
ya no te esperará mi corazón,
alondra.
¡Ay!, ¿cómo eran sus labios?
-cantará el surtidor.
De nuevo el mismo sol
se vendrá a los tejados, perezoso,
herido por el grito de los niños
que juegan en la plaza.
Y, como hoy,
la mañana despertará encendida
por fuera de mis ojos.
Pero mi corazón, alondra,
ya no te esperará.
Carmen Martín Gaite
Lagunas de Ruidera |
Por el mundo
Me atrapa como un pulpo
el color ya sabido de las cosas,
me asfixian mis sonrisas,
no respiro en las de ellos.
Dormí noches y noches
con el balcón cerrado
y al recordar después
la imagen mentirosa,
multicolor del sueño,
siempre había a mi lado unos
oídos
y unos ojos abiertos;
me gustaba amasar
mi falaz pesadumbre
ante el espejo aquel.
Abrid ya las ventanas.
Adentro las ventiscas
y el aire se renueve.
Quiero huir de los ámbitos
calientes y tapiados,
salir sin compañía
por el mundo adelante.
Carmen Martín Gaite
Lagunas de Ruidera |
Desembocadura
Y siempre queda más agua en
mi pozo,
y si me asomo al borde
es más hondo y me asusta en su
negrura.
Siempre queda más agua
y no quiero beber
los cubos que he sacado.
Sólo quiero seguir en mi tarea
de verlos cómo suben
derramando agua viva una vez más.
Enredaré canciones y canciones,
desparramando trigo
en era de verano.
Y no habrá oído nadie nada nuevo
ni habrá bebido nada nuevo.
Y cuando muera,
mi pozo seguirá todavía lleno,
no mudado, profundo,
y desembocaré.
Carmen Martín Gaite
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Flores amarillas
Mi prado estaba lleno
de flores amarillas
y yo las arranqué.
Ya nada tengo.
Por el tallo cortado
sube una áspera savia
hasta mi corazón.
Se hace inmensa la tarde
y todo sabe a lo que pudo ser.
C.M.Gaite
Lagunas de Ruidera |
Carmen Martín Gaite, nació en Salamanca en 1925, se licenció en filosofía y letras por la universidad de su ciudad natal y se doctoró en la de Madrid con una tesis que vería la luz con el titulo de Usos amorosos del siglo XVIII en España.
Sin embargo, desde muchos años antes era ya conocida por sus novelas En el balneario (Premio Café Gijón), Entre visillos (Premio Nadal) y Ritmo lento (finalista del Premio Biblioteca Breve), a las que seguirían, entre otras, Rethaílas, Fragmentos de interior, El cuarto de atrás (Premio Nacional de Literatura) etc...
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