La ciudad de Cádiz, fundada en el año 11.00 a.C., por comerciantes de Tiro, emporio fenicio localizado en el sur del Líbano. Ellos le dieron el nombre de Gadir, que significa "fortaleza", "reducto", convirtiéndola en un poderoso enclave y dotándola de un puerto para el trasiego de la plata que obtenían de Sierra Morena.
En Gadir construyeron un templo de enormes dimensiones dedicado a Melkart, dios protector de la navegación y el comercio, al que los griegos identificaron con Hércules. Este templo tuvo una enorme importancia en la Antigüedad. En el tuvo César, durante su visita en el año 69 a.C., el famoso sueño en el que mantenía relaciones ilícitas con su madre y que los sacerdotes interpretaron como que el futuro dictador romano llegaría a dominar la tierra.
Bajo el dominio de los fenicios, Cádiz se convirtió en uno de los centros comerciales más importantes del mundo conocido. Durante cuatrocientos años, los tirios dominaron este comercio, pero hacia el siglo VI a.C., comenzaron a arribar a Cádiz las naves griegas. Aunque nunca llegaron a controlar la ciudad, los griegos dejaron en ella una impresión perdurable.
Hacia la mitad del siglo V el poder de Tiro pasa a Cartago y Cádiz cae en poder de los púnicos. Su importancia se acrecienta, al agregar a su condición de gran puerto comercial el de centro del enfrentamiento de los cartagineses con los romanos por el dominio del Mediterráneo.
En 237 a.C. desembarca en Cádiz un poderoso ejército cartaginés al mando de Amílcar Barcaal que acompañan su yerno Asdrúbal y su nieto Aníbal.
Diecisiete años más tarde el dominio cartaginés llega a su fin tras la derrota de Aníbal en la batalla de Zama.
En el siglo I a.C., con una población que quizás alcanzara los 50.000 habitantes, Gades era una de las ciudades más importantes del imperio. Por ella pasa tanto el tráfico marítimo que viene desde las islas británicas, de donde se obtenía el estaño, como de las costas africanas, de cuyos caladeros saharianos llegaba el pescado que se transformaba en conservas y salazones -el famoso garum- en las factorias gaditanas.
La primera Constitución española se promulgó el 19 de marzo de 1812, en la era del primer constitucionalismo y, desde entonces, se han aprobado numerosos textos constitucionales: El Estatuto Real de 1834 y la Constitución de 1837, durante la Regencia de María Cristina, viuda del rey Fernando VII; la Constitución de 1845, ya en el reinado de su hija Isabel II; la Constitución de 1869, bajo cuya vigencia reinó Amadeo de Saboya; la Constitución de 1876, durante el reinado del rey Alfonso XII, hijo de Isabel II; la Constitución de 1931 en la II República; y la actual Constitución de 1978, aprobada por las Cortes en el reinado de Juan Carlos I.
La Plaza de España, gran espacio ajardinado, creado a principios del siglo XX, en 1929 se erigió el monumento a las Cortes de 1812, diseñado por el arquitecto López Otero y del escultor Aniceto Marinas.
Las Cortes Generales y extraordinarias, reunidas en Cádiz aprobaron y promulgaron en esta ciudad la primera Constitución de los españoles el 19 de marzo de 1812.