Integrada en la Sierra Norte de la Provincia de Guadalajara, con una altitud de 998 m., sobre el nivel del mar rodeada de bellos paisajes arquitectónicos y naturales, Guadalajara se ha convertido en el segundo destino turístico de Castilla-La Mancha, después de su capital Toledo.
Sigüenza fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1964, elige entonces el nombre geoturístico de "Ciudad del Doncel" en referencia a uno de los personajes más emblemáticos de la ciudad, Martín Vázquez de Arce.
Iglesia de San Vicente |
Sigüenza Medieval
Consagrada a San Vicente Mártir. Del siglo XII, estilo románico. En el exterior, destaca su portada románica, con arquivoltas de estilo mudéjar y decoración geométrica que descansan sobre columnas con capiteles vegetales. Sobre ella, una escultura gótica de la Virgen. Su interior, de única nave, con cubierta de madera, tiene un gran arco que da paso al presbiterio, con columnas y capiteles románicos. A resaltar, un retablo del siglo XVII que guarda la imagen de San Vicente y la Capilla Mayor, de bóveda ojival que posee una magnífica talla de la Crucifixión, de estilo protogótico, de los siglos XII-XIII, además de algunas tablas barrocas.
La Casa del Doncel |
Nos encontramos en el centro de la ciudad medieval, en la Travesaña Alta, una de las calles más emblemáticas de la ciudad. En la primera mitad del siglo XII se traza esta nueva calle estrecha, paralela al castillo y al lienzo norte de la primera muralla. Su punto de arranque es perpendicular a la Calle Mayor a escasos metros de la iglesia de Santiago. Desde aquí, discurre por un estrecho recorrido que se abrirá entorno a dos plazas: la de San Vicente y la de la Cárcel para finalizar en la Puerta de Hierro, que cierra la muralla.
Durante la Edad Media la Travesaña Alta fue residencia de artesanos y comerciantes que acudían a la ciudad atraídos por la feria y terminaban estableciéndose en ella. Una consulta a los padrones de población conservados en el archivo municipal nos confirma que en siglos posteriores continuó siendo habitada por zapateros, cordeleros, tejedores, confiteros...
La apertura de esta plaza en esta angosta calle nos permite admirar la singular belleza de una serie de casas solariegas entre las que destaca la Casa del Doncel. Este emblemático edificio, máximo exponente en la ciudad de la arquitectura gótico-civil, fue la casa solariega de la familia Vázquez de Arce y Sosa, padres del Doncel y más tarde de los marqueses de Bedmar. Todos ellos esculpieron sus blasones sobre una fachada que presenta una gran puerta con arco de medio punto, tres cuerpos separados por molduras con bolas y cascabeles y se remata con una terraza almenada de corte defensivo-militar.
En su interior disfrutaremos con la visión de una rica decoración a base de artesonados de madera en los que se dibujan los escudos de las familias; descubriremos las tres salas mudéjares, de diferentes tamaños y proporciones, exquisitamente decoradas con motivos vegetales, rodeadas de inscripciones árabes, que recuerdan la estancia de aquella comunidad en esta ciudad.
A lo largo de los siglos, la casa estuvo habitada por diferentes familias que fueron dividiendo su interior en compartimentos para adaptarlo a sus necesidades.
Durante la Edad Media la Travesaña Alta fue residencia de artesanos y comerciantes que acudían a la ciudad atraídos por la feria y terminaban estableciéndose en ella. Una consulta a los padrones de población conservados en el archivo municipal nos confirma que en siglos posteriores continuó siendo habitada por zapateros, cordeleros, tejedores, confiteros...
Forjado de madera policromado. S. XIV. Tabiquillas laterales con decoración mudéjar y vigas principales, con escudos de las familias Vázquez de Arce y de los Mendoza del Doncel de Sigüenza. |
Cenefa mudejar de la vivienda de la familia Vázquez de Arce. Leyenda de caracteres cúficos con jaculatoria coránica repetida sobre moldura que rodea la sala. "Reino para Dios, agradecimiento a Dios" |
La apertura de esta plaza en esta angosta calle nos permite admirar la singular belleza de una serie de casas solariegas entre las que destaca la Casa del Doncel. Este emblemático edificio, máximo exponente en la ciudad de la arquitectura gótico-civil, fue la casa solariega de la familia Vázquez de Arce y Sosa, padres del Doncel y más tarde de los marqueses de Bedmar. Todos ellos esculpieron sus blasones sobre una fachada que presenta una gran puerta con arco de medio punto, tres cuerpos separados por molduras con bolas y cascabeles y se remata con una terraza almenada de corte defensivo-militar.
En su interior disfrutaremos con la visión de una rica decoración a base de artesonados de madera en los que se dibujan los escudos de las familias; descubriremos las tres salas mudéjares, de diferentes tamaños y proporciones, exquisitamente decoradas con motivos vegetales, rodeadas de inscripciones árabes, que recuerdan la estancia de aquella comunidad en esta ciudad.
A lo largo de los siglos, la casa estuvo habitada por diferentes familias que fueron dividiendo su interior en compartimentos para adaptarlo a sus necesidades.
Yesos y maderas
El turbulento siglo XIV en la granada nazarí desencadenó una fuga de talentos artísticos y científicos por toda Castilla que dotarán al mundo feudal de un conjunto de rasgos hispano musulmanes ampliamente aceptado por todas las clases sociales.
De hecho, algunos artesanos se desplazarán por los reinos del norte ofreciendo sus obras a todos los mecenas cristianos que demandan la exquisitez de su arte. Así, no es de extrañar la existencia de una familia granadina que se asentará durante la segunda mitad del siglo XIV en Sigüenza y que fueran los artífices no sólo de esta obra de yesería , sino de las aparecidas en otras casas de la ciudad , ya destruidas o trasladadas.
Esta casa palaciega de la Plaza Vieja está documentada históricamente desde 1477 como perteneciente a la familia de los Arce. En ella nació y pasó su infancia el Comendador de la Orden de Santiago D. Martín Vazquez de Arce el Doncel hasta marchar a educarse en las artes marciales en el palacio de los Mendoza en Guadalajara. Falleció a la edad de 25 años en la Vega de Granada el verano de 1486 auxiliando a ciertas gentes de Jaén. Sus restos reposan en la Catedral seguntina bajo su bella efigie, primor del gótico funerario tallado en alabastro y de autor desconocido considerada universalmente como una de las más bellas del mundo.
La familia de los Vázquez de Arce, emparentada con los Mendoza y otros linajes castellanos, habitó esta casa desde el siglo XIV al XIX, en ella se superponen los interiores mudéjares con la fachada Hispano-Flamenca y algunas reformas de época barroca.
Desde la última planta, a la que se accede por una amplia escalera, se puede disfrutar de una vista de los tejados rojos de las casas sobre las que se alza imponente la catedral de Sigüenza.
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