sábado, 24 de abril de 2021

Quinta del Duque del Arco


 La Real Posesión de la Quinta del Duque del Arco (conocida también como Quinta del Pardo). Se encuentra en el Monte de El Pardo, a 3,5 kilómetros del pueblo del mismo nombre. Las quintas eran conjuntos de recreo que fueron construyendo las familias aristocráticas de Madrid en las afueras de la capital.

La Real Posesión de la Quinta del Duque del Arco es un ejemplo excepcional de las casas de campo que algunos aristócratas utilizaban para retirarse a las afueras de Madrid durante los siglos XVII y XVIII. El creador de ésta fue el Duque del Arco, don Alonso Manrique de Lara, uno de los cortesanos más íntimos de Felipe V y quizás el que más tiempo pasaba con el rey debido a su cargo de Caballerizo Mayor, responsable de organizar todas las partidas de caza y los viajes. En 1717 compró esta Quinta de Valrodrigo, y en los años siguientes creó sus huertas y jardín y su sencillo palacio, que sigue el modelo de La Zarzuela y conserva importantes papeles pintados fernandinos. 
 



 
Tras la muerte del Duque en 1737, su viuda cedió La Quinta a Felipe V, quien la incorporó al real Sitio de El Pardo en 1745. Una perspectiva, caballera que entonces levantó por encargo del rey su arquitecto Francisco Carlier (París 1707- Bayona 1760) y que ahora se conserva en el propio palacio de la Quinta, nos permite conocer el aspecto original de la finca, caracterizado por un armoniosa relación entre el jardín y el cultivo agrícola, inmersos en el contorno natural del monte, sin que nada rompiese la continuidad visual entre estos tres ámbitos. 
 

 
 

La mayor parte de sus ochenta fanegas de terreno, que ahora son olivares, estaba planada con viñedos, mientras en los terrenos bajos de regadío había 926 frutales de diferentes especies que se han vuelto a introducir dentro de la restauración en curso; había además 116 naranjos cuya reimplantación se halla en proceso de estudio.


 El jardín, que es lo más importante en La Quinta, fue diseñado por el francés Claude Truchet al parecer hacia 1726, y responde al mismo gusto formal que el de La Granja de San Ildefonso, la gran creación de FelipeV por aquellos años. Sin embargo, la colocación del estanque de agua en el plano superior, la disposición en terrazas con -antaño- abundantes esculturas y el carácter ornamental de los parterres son rasgos respectivamente hispánicos, italianos y franceses: la curiosa combinación de todas estas características le otorga su singularidad y su especial valor dentro de la jardinería histórica de España.

 

 



Ahora, en primavera la Glicinia (Wisteria Sinensis) llama la atención por su belleza. Esta planta trepadora de hoja caduca,  es una leguminosa pertenece a la familia Fabaceae. La Wisteria Sinensis es de origen chino, donde es endémica en varias provincias del sureste. La Glicinia en La Quinta se extiende desde un lateral de la primera terraza, pero dónde alcanza su máximo esplendor, formando un espectacular muro muy colorido, es entre la segunda y tercera terraza.
 



 
El trazado original quedó desfigurado desde el último desde el último tercio del siglo XIX por la plantación de grandes coníferas en el eje central durante el reinado de Amadeo, la degradación o sustitución de los dibujos de boj, el arrasamiento en 1940 del nivel inferior -si bien su decadencia se inició en 1880- y la apertura en 1970 de una carretera que pasa sobre éste y rompe la continuidad entre la naturaleza ajardinada, la cultivada y la agreste del encinar.
 
 

Desde 1994 el Servicio de Jardines, Parques Montes de Patrimonio Nacional con la colaboración de la Escuela Taller de Jardinería y Medio Ambiente de El Pardo ha acometido una recuperación integral, abordando la plantación de los frutales de la Vega, la reposición de las marras de olivo y la restauración del jardín, tanto en vegetación como en mobiliario e infraestructuras, siempre según las pautas dadas por la documentación histórica, y en especial la aportada por el citado plano de Carlier.
 

Detalle de cenefas pompeyanas en la Quinta del Arco

Colgaduras, coronas, flecos y borlas. Quinta del Arco, realizado en 1820 en la Real Fábrica de Papeles Pintados de Madrid.

Fotografía: Santiago Sentmenat

Los Incas. Papeles pintados de Joseph Dufour de 1820.

Esta es la colección más completa de papeles pintados de los Reales Sitios. Son pliegos exclusivos, pintados a mano, de gran calidad y nunca más reproducidos, de una anchura de 2,50 metros, con unas restauraciones que no disimulan las intervenciones y que soportan mal la luz del sol. Realizados todos ellos en la Real Fábrica Española de Papeles de Madrid, regida por Giroud de Villette.

Las salas del palacete de La Quinta del Arco se amueblaron durante el reinado de Fernando VII e isabel II. Algunos de sus techos también presentan reproducciones realizadas en el siglo XVIII con temas como Apolo y las Musas y La Alegoría de las Bellas Artes.


Quinta Duque del Arco

Horario de Jardines

1 de abril  /  30 septiembre

de 8 a 20 hrs.

1 octubre  /  31 marzo

de 8 a 19 hrs.

 
El Jardín de La Quinta, que desde 1745 ha formado parte de la Corona, hoy Patrimonio Nacional, fue declarado Monumento Nacional en 1935.
 
Ya en tiempos de la República, Manuel Azaña, fue tan amante del lugar que escribió "Yo cuando me jubile quisiera ser guarda mayor del Monte del Pardo". Le pilló la Guerra Civil viviendo en La Quinta, pero hubo de abandonarla precipitadamente para trasladarse a un lugar seguro.
 

 
 
 

lunes, 15 de marzo de 2021

Tokio Blues. Los años de peregrinación del chico sin color. Haruki Murakami.

 

 Autor: Haruki Murakami

Título: Tokio Blues Norwegian Wood

Traducido del japones por Lourdes Porta

 TusQuets Quets Editores (Colección Andanzas 575)
 
Edición 2008
 
Nº de páginas 383
 


 El Tokio de finales de los años sesenta, donde transcurre una historia de soledad, muerte, depresión, aprendizaje y música (el subtitulo de la novela hace referencia a una canción de los Beatles). La música es una parte importante de la historia un fondo que nos traslada a los sonidos de  Miles Davis, Thelonius Monk, The Doors, Bill Evans, The Rolling Stones, Beatles...
Watanabe y las mujeres de su vida Hatsumi, Naoko, Midori y Reiko, el delicado equilibrio entre sus esperanzas y la necesidad de encontrar su lugar en el mundo.
 
   Hace mucho tiempo -aunque, por más que lo repita, apenas han transcurrido veinte años- yo vivía en una residencia de estudiantes. Tenía dieciocho años y acababa de ingresar en la universidad. No conocía Tokio y era la primera vez que vivía solo, así que mis padres, intranquilos, me matricularon en aquella residencia...(Pág. 19)
 
 El único recuerdo que conservo de 1969 es el de un lodazal inmenso. Un profundo lodazal, viscoso y pesado, donde cada vez que daba un paso se me hundían los pies. Y yo lo cruzaba haciendo un esfuerzo sobrehumano. No veía nada, ni delante ni detrás de mí. Sólo un cenagal de tintes oscuros extendiéndose hasta el infinito...(Pág. 311)
 

 "Para desengancharse de Murakami lo más importante es reconocer la adicción y luego pedir ayuda. O contagiársela a otro lector." A. Orejudo
 
"Lo suyo posee la textura imposible pero verosímil de los mejores sueños."R. Fresán
 
 
 
Los años de peregrinación del chico sin color
 
Cuando Tsukuru Tazaki era adolescente, se sentaba durante horas en las estaciones para ver pasar los trenes. Ahora, con treinta y seis años, es un ingeniero que diseña y construye estaciones de ferrocarril y que lleva una vida tranquila, tal vez demasiado solitaria. Cuando conoce a Sara, una mujer por la que se siente atraído, empieza a plantearse cuestiones que creía definitivamente zanjadas. Entre otras, un traumático episodio de su juventud: cuando iba a la universidad, el que fue su grupo de amigos desde la adolescencia cortó bruscamente, sin dar explicaciones, toda relación con él, y la experiencia fue tan dolorosa que, Tsukuru incluso acarició la idea del suicidio. Ahora, dieciséis años después, quizá logre averiguar qué sucedió exactamente. Ecos del pasado y del presente, pianistas capaces de predecir la muerte y de ver el color de las personas, manos de seis dedos, sueños perturbadores, muchachas frágiles y muertes que suscitan interrogantes componen el paisaje, pautado por las notas de Los años de peregrinación de Liszt, por el que Tsukuru viajará en busca de sentimientos largo tiempo ocultos.
 

 Título:  los años de peregrinación del chico sin color
 
Autor: Haruki Murakami 
 
Traducción del japonés: G. Álvarez Martínez 
 
ISBN 978-84-8383-744-3 
 
 

 

 Vuelve la vista
al puente colgante,
le dice adiós
al cauce de su infancia,
al río que es él mismo. 
 
 


 


sábado, 20 de febrero de 2021

Rafael en Palacio. Tapices para Felipe II



Hacia el otoño o el invierno de 1514, León X decidió hacer ejecutar para la Capilla Sixtina una serie de tapices que se colocarían en la parte inferior de las paredes. Se encargó a Rafael que preparase los cartones para enviarlos a Bruselas, a fin de que las imágenes por él concebidas fuesen tejidas en el taller de uno de los más famosos y renombrados tapiceros de la época, Pieter van Aelst. Rafael recibió un primer pago el 20 de diciembre de 1516; el 26 de diciembre de 1519 se colocaron los siete primeros tapices en las paredes de la Sixtina en medio del asombro y la admiración general. A través de los tapices era posible poner de manifiesto cuáles eran algunas de las metas que León X se propuso en su pontificado: la pacificación de la cristiandad y la renovación de los esplendores  de la antigua Roma.

 
Salón de Columnas, fue comedor de gala hasta 1879.

Raffaello Sancio (Urbino, 1483 - Roma, 1520)

  El 6 de abril de 1520 murió en Roma Rafael de Urbino, a los treinta y siete años, en el punto álgido de su creación artística. El pintor y arquitecto de la Santa Sede había dispuesto en su testamento ser enterrado en la iglesia de Santa María Rotonda, el Panteón de Agripa, una elección personal en la que manifestó su admiración por la ciudad de Roma y su compromiso con la doctrina cristiana y el arte clásico. Los testimonios y expresiones de tristeza de ilustres contemporáneos reflejan un sentimiento universal de dolor y amargura por la muerte repentina y prematura del "príncipe de los pintores". 

  Rafael cimentó en la Ciudad Eterna bajo los pontificados de Julio II (1503-1513) y León X (1513-1521) su lugar en la posteridad. Durante unas décadas de extraordinaria vitalidad artística, sus creaciones al fresco en las galerías y apartamentos papales y sus cartones para la tapicería encargada por León X que completaba la decoración de la Capilla Sixtina, reflejan su genial invención, su talento como diseñador y su extraordinaria capacidad compositiva. 

  La representación de los primeros acontecimientos bíblicos, formalizada por Miguel Ángel (1475-1564) en la bóveda de la Capilla Sixtina, alcanzó su culminación en la tapicería de Los hechos de los Apóstoles. Rafael plasmó en estos tapices la imagen de los primeros tiempos de la cristiandad y creó un nuevo lenguaje artístico donde combinó formas clásicas y contenidos cristianos. La iconografía de Cristo y de los Apóstoles creada por el pintor de Urbino ejerció a partir de entonces un influjo profundo sobre el arte europeo. Sus creaciones, admiradas por pintores como Pieter Paul Rubens (1577-1640) o Nicolás Poussin (1594-1665), alcanzaron la consideración de obras maestras del arte clásico. 
 

Salón de Columnas

La pesca milagrosa
 

Rafael Sancio (1483-1520) (pintor)

Jan van Tieghem y Frans Gheteels (tapiceros)

Tapiz de seda y lana h. 1550-1560

Colecciones Reales. Patrimonio Nacional

Colección Real: Felipe II
 

La pesca milagrosa

  La escena de este primer tapiz, inspirada en el Evangelio de Lucas (5,1-10), relata el momento en que Cristo indica a Pedro y sus compañeros, tras una infructuosa noche de pesca, dónde debían echar las redes para conseguir una captura abundante. La acción se desarrolla ante un vasto y luminoso paisaje en cuyo horizonte confluyen a ciudad de Cafarnaún y sus riberas, las aguas tranquilas y transparentes del lago de Genesaret o mar de Tiberíades y el amplio celaje, tramado con una armoniosa y resplandeciente gama de sedas blancas y azules. Las dos embarcaciones, en el plano intermedio, profundamente sumergidas en el lago por el excesivo peso de la pesca capturada, son el exiguo escenario sobre el que destaca el grupo principal de los primeros apóstoles. La majestuosa y serena figura de Jesús, sentado a la proa en la barca de Andrés y Simón Pedro, es el punto de atracción de todas las miradas. Pedro, abrumado por el milagro, se postra ante la grandeza divina del maestro, y Andrés inicia el expresivo gesto de la genuflexión. En la otra barca, Juan y Santiago, con gran esfuerzo, transmitido por la tensa anatomía de su musculatura, se afanan en recoger la copiosa pesca, mientras Zebedeo, su padre y timonel, intenta mantener el inestable equilibrio de la embarcación. En primer término, la ribera, animada con mariscos, cangrejos, grullas y plantas lacustres.

Cenefa

  Las figuras mitológicas de Júpiter, Juno, Neptuno y Ceres (blanca y negra), personificaciones alegóricas de los cuatro elementos -fuego, aire, agua y tierra- se superponen en las cenefas laterales especulares, versión tejida de los frescos diseñados por Giovanni Francesco Penni Francesco, discípulo de Rafael, para las logias vaticanas. El mito de Prometeo, alegoría de la creación divina, la providencia y la sabiduría, se representa en la imagen inferior.
 

Salón de Columnas. Palacio Real de Madrid

 

La colección de tapices de Felipe II (1527-1598)

  El éxito alcanzado por la tapicería de los Hechos de los Apóstoles -serie princeps tejida para el papa en la manufactura de Pieter van Aelst (h. 1450-h.1533), príncipe de los tapiceros flamencos- provocó la reedición multiplicada y consecutiva de la serie vaticana para otros mecenas y comitentes.

  Francisco I de Francia (1494-1547) y Enrique VIII en Inglaterra (1491-1547) -subyugados por las alabanzas y noticias de esta "obra milagrosa", según testimonio de Giorgio Vasari (1511-1574) -encargaron sus correspondientes copias a los talleres de Bruselas, reediciones lamentablemente desaparecidas. La primera fue quemada durante la Revolución Francesa y la segunda destruida en el Kaiser-Friedrich-Museum de Berlín- al ser bombardeada la ciudad en la Segunda Guerra Mundial.

  Felipe II (1527-1598), cuya colección de tapices fue equiparable en calidad y cantidad a la de los citados monarcas europeos, enriqueció su tesoro textil con la reedición tejida en la manufactura bruselense de Jan van Tieghem (act. 1530-1568) y Frans Gheteel (act. 1540-1568), adquirida por el pand o lonja de los tapiceros de Amberes, probablemente 1549 y 1555, fechas de los viajes del príncipe Felipe a los Países Bajos. Felipe III (1578-1621) redobló su interés por la obra de Rafael al donar al Real Monasterio de la Encarnación, fundado por su esposa Margarita de Austria (1584-1611), una nueva reedición tejida hacia 1614 en los telares de Bruselas dirigidos por Jan Raes II (h.1570-h.1643) y Jacob Geubels II (1599- h.1630).
 
 
 
 Palacio Real de Madrid. Galería

Rafael en Palacio. Tapices para Felipe II
 
Hasta abril de 2021









miércoles, 10 de febrero de 2021

La tienda de antigüedades / Cuento de Navidad / La raspa mágica. Charles Dickens.

John Watkins Chapman. La tienda de antigüedades. 
 
Charles Dickens nació en Portsmouth en 1812. Tras una dura infancia marcada por la pobreza, lo que a los doce años le llevó a trabajar en una fábrica de betún para zapatos, en 1827 comenzó a ejercer de pasante en un bufete de abogados.
 
 

 La pequeña Nell Trent es huérfana y vive con su abuelo en la tienda de antigüedades que este regenta. Marcados por la pobreza, ambos intentan salir adelante...hasta que el abuelo recurre al malvado prestamista Daniel Quilp, para pagar sus deudas de juego.

 A partir del momento en que Quilp, entra en escena, Nell y su abuelo emprenden un viaje a través de Inglaterra. Recorren pueblos, ciudades ennegrecidas por el hollín, lugares llenos de miseria. Y en su peregrinaje, en la más pura tradición cervantina, alternan con una variopinta galería de personajes: feriantes, carboneros que leen el fuego, maestros, domadores de perros, dueñas de museos ambulantes, dandis con un sentimiento trágico de la vida y ponis obstinados.

 Publicada por entregas entre 1840 y 1841, La tienda de antigüedades es una de las obras de Dickens más desconocidas en España y, pese a ello, de las que más fama dieron al autor. Tras la publicación del último capítulo, los lectores estadounidenses irrumpieron en los muelles de Nueva York para pedir noticias acerca del final a los marineros que volvían de Inglaterra. 
 

(...) Algunas personas, con mucha prudencia, se la quitan poco a poco como un chaleco de franela cuando hace calor he incluso consiguen, con el paso del tiempo, dispensarse completamente de ella. Pero la mayoría se pone la prenda y se la quita a placer; y eso, al resultar más conveniente y cómodo, está hoy muy en boga...(Pág. 84)
 
El sol se estaba poniendo cuando llegaron al portillo donde arrancaba el sendero y, como la lluvia cae por igual sobre justos y pecadores, teñía de rojo también los lugares de reposo de los muertos, alimentándoles la esperanza de que volverían a verlo salir a la mañana siguiente. La iglesia, vieja y gris, tenía los muros y el pórtico cubiertos de hiedra... (Pág. 181)

 Autor: Charles Dickens

Título original  inglés: The Old Curiosity Shop

Traducción: Bernardo Moreno Carrillo

Ilustraciones: George Cattemole y Hablot K. Browne

Nocturna Ediciones, S.L.

Edición: Marzo 2011

Nº de Páginas: 782



Las fábulas, los cuentos de hadas y las leyendas existen desde hace cientos de años. Se narran y se narran de nuevo, pasan de generación en generación, de manera que cuando hoy los vemos en una página impresa sentimos que están llenos de riqueza y significado.
 

 Autor: Charles Dickens
 
Título original: A Christmas Carol
 
Traducción del inglés: M.A. Pérez Pérez
 
Nocturna Ediciones

ISBN: 978-84-16858-28-6


Ilustraciones: Quentin Blake
Nº de páginas: 181
 

 Un rey que se gana malamente la vida como funcionario, un hada un tanto histérica y una niña de siete años, Alicia, son los protagonistas de este cuento de Charles dickens que apareció por primera vez en 1868 en Estados unidos.

La raspa mágica, que su autor atribuyó juguetonamente a la pluma de la pequeña Alicia, contiene un final sorprendente con todo el humor y el genio narrativo característicos de Dickens.
 

 Autor: Charles Dickens
Título original: The magic Fishbone (1868)
Ilustraciones: F.D.Bedford
Traducción: Susana Carral 
Reino de Cordelia
ISBN: 978-84-939798-6-7