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Parque de El capricho
El Parque de El Capricho es uno de los más bellos de la ciudad de Madrid, fue construido entre 1787 y 1839 por la duquesa de Osuna.
El Parque de El Capricho es un parque y zona verde situado en el barrio de la Alameda de Osuna. La duquesa falleció sin ver completamente construido el recinto, 1834. Cuenta con una superficie de 14 hectáreas. es uno de los pocos ejemplos que quedan de aquellas quintas de recreo que rodearon Madrid desde finales del siglo XVIII y durante el XIX.
Don Pedro de Alcántara Téllez de Girón, noveno duque de Osuna, en 1783 compró al conde de Priego unos terrenos con una casa de labor, una huerta y varios edificios. El duque amplió la finca con la adquisición de terrenos colindantes, mandó plantar la alameda que daría nombre a la finca y, en 1887, comenzó la construcción del palacio de forma cuadrangular con torreones en los extremos, obra de los arquitectos Machuca y Medina.
Está considerado uno de los parques más bellos de Madrid. De sus rincones destacan la Plaza del Capricho, el palacio, el estanque, la Plaza de los Emperadores y la fuente de los delfines y las ranas. Es conocido como El Capricho en honor a la duquesa de Osuna, pues fue ella quien más interés puso en su transformación en finca de recreo.
La ermita, entre los años 1792 y 1793 se realizaron en el jardín una serie de pequeñas arquitecturas que representan una idealización pintoresca de la vida campestre.
Ángel María Tadey quiso dar a este edificio un aspecto semirruinoso y envejecido, para lo cual pintó los uros exteriores con trampantojos que simulan grietas y perdidas de revoco. El pintor utilizó la misma técnica pictórica en el interior, donde los falsos deterioros se acompañan con ventanas y bóvedas inexistentes.
La Plaza de los Emperadores, llamada sí por los bustos clásicos que la rodean, fue decorada en la última década del siglo XVIII con un templete formado por cuatro columnas jónicas, y una semicúpula, que cobijaba una fuente conocida entonces como Fuente de las Columnas.
Este elemento original fue remodelado entre 1837 y 1839 tras la muerte de la condesa-duquesa por indicación de su nieto Pedro Álcantara Telléz-Girón, bajo la dirección del arquitecto Martín López Aguado, que incorporó las escalinatas, los zócalos ornamentados con esfinges y esculturas laterales. Además, la citada fuente fue sustituida por el busto en bronce de la creadora de El Capricho, que preside el conjunto, encargado al escultor romántico José Tomás.
El Laberinto de El Capricho recrea el carácter estético y ornamental del momento de su creación, y responde al gusto clásico-romántico que está presente en todo el jardín.
Su configuración y dimensiones se conocen gracias a un plano del Instituto Geográfico Nacional, publicado en 1870, donde presenta una superficie de 6.000 metros cuadrados.
El encargado de los diseños de los jardines fue el arquitecto Jean-Baptiste Mulot, proveniente de la corte francesa.
El agua es un elemento presente a lo largo de todo el paseo. El parque posee una ría navegable con un pequeño embarcadero denominado Casa de Cañas.
Durante la invasión francesa, el recinto es ocupado por el general francés Agustín Belliard, que utilizó las instalaciones para sus tropas.
En 1943 fue declarado Jardín Artístico. Tras décadas de abandono en 1974 fue adquirido por el Ayuntamiento de Madrid, y en 1985, fue declarado Bien de Interés Cultural.
La construcción del Templete, situado en la cota más alta del jardín, se inició en 1786 y concluyó en 1789 bajo la dirección del arquitecto José de la Bellina, siendo la obra de nueva planta más antigua de todo el recinto.
Su forma oval, la disposición de sus columnas e intercolumnios, la peculiar combinación de órdenes clásicos, la presencia de una escultura de Baco y la ausencia de cúpula le confieren un aspecto muy peculiar, casi único, en obras de este tipo. Sin embargo, tal y como demuestran varios documentos de la época, originalmente fue dedicado a la diosa Venus y estuvo cubierto por una cúpula encasetonada. La estatua de Venus fue sustituida por Baco a finales del siglo XVIII y la cúpula desapareció a principios del siglo XIX.
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