Hacia el otoño o el invierno de 1514, León X decidió hacer ejecutar para la Capilla Sixtina una serie de tapices que se colocarían en la parte inferior de las paredes. Se encargó a Rafael que preparase los cartones para enviarlos a Bruselas, a fin de que las imágenes por él concebidas fuesen tejidas en el taller de uno de los más famosos y renombrados tapiceros de la época, Pieter van Aelst. Rafael recibió un primer pago el 20 de diciembre de 1516; el 26 de diciembre de 1519 se colocaron los siete primeros tapices en las paredes de la Sixtina en medio del asombro y la admiración general. A través de los tapices era posible poner de manifiesto cuáles eran algunas de las metas que León X se propuso en su pontificado: la pacificación de la cristiandad y la renovación de los esplendores de la antigua Roma.
Salón de Columnas, fue comedor de gala hasta 1879. |
Raffaello Sancio (Urbino, 1483 - Roma, 1520)
El 6 de abril de 1520 murió en Roma Rafael de Urbino, a los treinta y siete años, en el punto álgido de su creación artística. El pintor y arquitecto de la Santa Sede había dispuesto en su testamento ser enterrado en la iglesia de Santa María Rotonda, el Panteón de Agripa, una elección personal en la que manifestó su admiración por la ciudad de Roma y su compromiso con la doctrina cristiana y el arte clásico. Los testimonios y expresiones de tristeza de ilustres contemporáneos reflejan un sentimiento universal de dolor y amargura por la muerte repentina y prematura del "príncipe de los pintores".
Rafael cimentó en la Ciudad Eterna bajo los pontificados de Julio II (1503-1513) y León X (1513-1521) su lugar en la posteridad. Durante unas décadas de extraordinaria vitalidad artística, sus creaciones al fresco en las galerías y apartamentos papales y sus cartones para la tapicería encargada por León X que completaba la decoración de la Capilla Sixtina, reflejan su genial invención, su talento como diseñador y su extraordinaria capacidad compositiva.
Salón de Columnas |
Rafael Sancio (1483-1520) (pintor)
Jan van Tieghem y Frans Gheteels (tapiceros)
Tapiz de seda y lana h. 1550-1560
Colecciones Reales. Patrimonio Nacional
La pesca milagrosa
La escena de este primer tapiz, inspirada en el Evangelio de Lucas (5,1-10), relata el momento en que Cristo indica a Pedro y sus compañeros, tras una infructuosa noche de pesca, dónde debían echar las redes para conseguir una captura abundante. La acción se desarrolla ante un vasto y luminoso paisaje en cuyo horizonte confluyen a ciudad de Cafarnaún y sus riberas, las aguas tranquilas y transparentes del lago de Genesaret o mar de Tiberíades y el amplio celaje, tramado con una armoniosa y resplandeciente gama de sedas blancas y azules. Las dos embarcaciones, en el plano intermedio, profundamente sumergidas en el lago por el excesivo peso de la pesca capturada, son el exiguo escenario sobre el que destaca el grupo principal de los primeros apóstoles. La majestuosa y serena figura de Jesús, sentado a la proa en la barca de Andrés y Simón Pedro, es el punto de atracción de todas las miradas. Pedro, abrumado por el milagro, se postra ante la grandeza divina del maestro, y Andrés inicia el expresivo gesto de la genuflexión. En la otra barca, Juan y Santiago, con gran esfuerzo, transmitido por la tensa anatomía de su musculatura, se afanan en recoger la copiosa pesca, mientras Zebedeo, su padre y timonel, intenta mantener el inestable equilibrio de la embarcación. En primer término, la ribera, animada con mariscos, cangrejos, grullas y plantas lacustres.
Cenefa
Salón de Columnas. Palacio Real de Madrid |
La colección de tapices de Felipe II (1527-1598)
El éxito alcanzado por la tapicería de los Hechos de los Apóstoles -serie princeps tejida para el papa en la manufactura de Pieter van Aelst (h. 1450-h.1533), príncipe de los tapiceros flamencos- provocó la reedición multiplicada y consecutiva de la serie vaticana para otros mecenas y comitentes.
Francisco I de Francia (1494-1547) y Enrique VIII en Inglaterra (1491-1547) -subyugados por las alabanzas y noticias de esta "obra milagrosa", según testimonio de Giorgio Vasari (1511-1574) -encargaron sus correspondientes copias a los talleres de Bruselas, reediciones lamentablemente desaparecidas. La primera fue quemada durante la Revolución Francesa y la segunda destruida en el Kaiser-Friedrich-Museum de Berlín- al ser bombardeada la ciudad en la Segunda Guerra Mundial.