The Westin Palace, Madrid. ( Foto: A. Dellanotte) |
El solar ocupado en la actualidad por el Palace Hotel, había sido con anterioridad la sede del antiguo Palacio de los Duques de Lerma, levantado en los albores del siglo XVII, y más conocido a partir de finales de la misma centuria como Palacio de los Duques de Medinaceli, al pasar por entronque, a la propiedad de esta Casa Ducal.
El destino del Palace estaba marcado desde el principio por su emplazamiento. En efecto, el noble edificio se levanta sobre el solar frente al Congreso de los Diputados y en parte del espacio que ocupara a partir del siglo XVII, el histórico Palacio de los Duques de Medinaceli o Palacio del Prado como lo denominaron, más castizamente, los madrileños. El Duque de Medinaceli
El 25 de mayo de 1906 llegó a Madrid, para contraer matrimonio con Alfonso XIII, rey de España, Ena de Battenberg, nieta de la reina Victoria de Inglaterra. Madrid en aquella época era una capital pequeña, pobretona y provinciana; es una ciudad alegre y confiada, bullanguera y castiza en la que todo el mundo se conoce.
Desde el inicio del segundo decenio del siglo y sobre todo a partir de los años de la Primera Guerra Mundial, Madrid se desperezó, emprendió el camino hacia el gran Madrid de hoy y tal vez descubierta ya su vocación de futura metrópoli universal. No fue ajeno ha ese despertar el rey Alfonso XIII, monarca con afanes europeizantes, durante cuyo reinado la capital conocería una época de desarrollo y progreso.
Y no cabe duda de que a aquel esplendor contribuyeron los primeros grandes hoteles, concretamente el Ritz y el Palace, al nivel de los mejores de Europa. Alfonso XIII consideró que Madrid necesitaba una estructura hotelera, y debió prever la oportunidad de dotar a la capital de un hotel excepcional, un establecimiento del máximo prestigio.
Ya en 1905se había creado en España una comisión nacional encargada de fomentar el turismo a través de la publicidad, del desarrollo de los ferrocarriles y de una eficaz promoción hotelera.
Fue decisiva la intervención personal de AlfonsoXIII cerca de Georges Marquet que decidió adquirir en 1910, "un extenso solar privilegiado por su emplazamiento, en el entorno de la Plaza de Neptuno, esquina a la Carrera de San Jerónimo. Sitio perfecto, muy cercano con el Museo del Prado."
La compañía belga Madrid Palace Hotel, S.A. de Georges Marquet adquirió aquel terreno, por 1.500.000 pesetas. La compañía dispuso todo lo necesario para que el hotel se construyera con la máxima celeridad. A partir del 9 de julio de 1911 cuando fue colocada la primera piedra, ceremonia que presidió el propio Alfonso XIII y el día 21de septiembre de 1912 regidstro su primer cliente el flamante Palace Hotel. Según consta en el libro de registro: Leopold Ghende, súbdito belga, que ocupó el "cuarto" número 141.
Ochocientas habitaciones, salones de fiestas y restaurantes, jardín de invierno, salas de espectáculos y de lectura, el impresionante y fastuoso vestíbulo: era el mayor Palace de Europa y el lujo el confort y la modernidad de sus instalaciones lo situaban a la altura del legendario Hotel Ritz de París o el aristocrático Savoy de Londres.
Una habitación con baño y teléfono incluidos, le costaba al cliente siete pesetas y media al día...La inauguración oficial del hotel sufrió varios aplazamientos. El Palace se inauguraría oficialmente el sábado12 de octubre de 1912. Aunque la ausencia de Sus Magestades restó cierta solemnidad a la ceremonia, el acto inaugural del Palace constituyó un acontecimiento de extraordinario relieve en la vida madrileña.
Los invitados alrededor de 1500, se rindió homenaje a Georges Marquet y se brindó por el Rey de España. Presidió el acto don José de Canalejas, Primer Ministro: fue uno de los últimos actos públicos pues tan solo un mes más tarde sería asesinado.
Se alojaron en el hotel figuras como la Maharani de Kapurthala, Anita Delgado, bailarina malagueña de la que se enamoró perdidamente el Maharajá de Kapurthala y a la que, según es fama, le dictaba sus cartas, en respuesta a las apasionadas misivas amorosas del hindú, nada menos que don Ramón del Valle-Inclán quien, a cambio de su tercería, le había pedido que si el idilio finalizaba en boda -como así ocurrió-, le fuera otorgada una distinción que le permitiera usar turbante, caftán y jodhapurs.
La presencia en el hotel de Vicente Blasco Ibáñez, era la presencia de un triunfador: exhuberante en su comportamiento, elegante en su atuendo de autor de grandes tiradas, y reciente su éxito de "Sangre y Arena", don Vicente se disponía a extraer de la gran contienda tema para sus libros. Y así sería en "Los cuatro jinetes del Apocalipsis", cuyos derechos de autor y los debidos a versiones cinematográficas, harían del novelista valenciano el primer millonario español gracias a la literatura.
Al llegar la década de 1960, el Palace cumplió su primer medio siglo de existencia. Y el hotel acrecienta su cosmopolitismo. Son los años en los que se registra la presencia de los Duques de Windsor, Henry Ford II, de Salvador Dalí, de Sofía Loren, de Orson Weelles. Madrid se ha puesto de moda como capital de una nación que ha descubierto las inversiones extranjeras y el turismo como fuente de divisas.
La policromía de la acristalada bóveda |
La perfecta organización del Palace permite saber a los curiosos de hoy, los viajeros ilustres que se hospedaron en él: el modisto Balenciaga, Miguel Fleta, en la época apoteósica de sus triunfos en el Teatro Real y a Victoria de los Ángeles, Wenceslao Fernández Florez, a don José Ortega y Gasset, Cary Grant y Gary Cooper, Raquel Meller, Pablo Picasso; Richard Strauss,en noviembre de 1925...
Según la línea arquitectónica de los grandes hoteles del siglo XIX, el Palace de Madrid se inspira en el modelo barroco francés. Sin embargo, se le incorporaron al hotel madrileño las nuevas tecnologías, desde el hormigón armado hasta la calefacción, desde los baños completos a los teléfonos de habitación.
El edificio del Palace Hotel, según un proyecto firmado por el arquitecto Eduardo Ferrés Puig y en el que , al parecer, intervino también el arquitecto belga Edouard Niermans, especializado en diseño de hostelería. La construcción corrió a cargo de la empresa belga Leon Monnoyers et Fils.
En la fachada del hotel, a la altura de la sexta planta, se conserva un bajorrelieve de dos mujeres recostadas, con una corona repúblicana en el centro, por encima de las dos cabezas. No se ha conseguido conocer la razón del símbolo de la República. El hotel se construyó en tiempos de la monarquía. Y aún suponiendo que la corona monárquica fuera sustituida por la republicana en 1931, es difícil explicar como se mantuvo la nueva corona a lo largo de la postguerra.
¿Qué es un cliente?
- El cliente es la persona más importante de esta Casa, ya sea que se manifieste en persona, por escrito o por teléfono.
- El cliente no depende de nosotros, somos nosotros los que dependemos de él.
Un cliente no es molesto, no interrumpe nuestro trabajo, sino que es su objeto. No le hacemos ningún favor al servirlo, sino que es él que nos lo hace al darnos ocasión de obrar así.
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