martes, 29 de octubre de 2019

Teruel


Plaza del Torico




Una de las calles principales, a la vera de la ajardinada plaza de San Juan, conduce directamente al epicentro ciudadano: la plaza del Torico, recoleta plazuela porticada, con algunos interesantes edificios de estilo modernista y en cuyo centro se levanta la fuente y monumento al Torico.
 Centro neurálgico de la ciudad desde sus orígenes medievales. Antiguamente denominada Plaza Mayor o del Mercado cuyo nombre oficial es Plaza de Carlos Castel. De ella parten ocho calles, siendo su punto más emblemático la pequeña escultura del Torico (1858) y 55 kg de peso, a pesar de su pequeño tamaño, elevada sobre un alto pedestal, en donde además está la fuente central.
 Todo el perímetro de la plaza aparece porticado, acogiendo diferentes negocios comerciales.




Casa del Torico - Caja Rural Provincial: Casa modernista construida en 1912 por el arquitecto Pau Monguió i Segura. Consta de cuatro plantas, más la planta baja. En la primera, una amplia galería formada por siete columnas rematadas con un capitel floral, que sirven de sujeción a un balcón corrido en la 2ª planta. Las formas decorativas se observan en sus arcos-ventana, en sus columnas sinuosas y en la culminación en torreón que rompe la simetría de la fachada.
 La mayoría de las obras modernistas de Teruel, pertenecen al arquitecto catalán Pau Monguió formado en la escuela de Barcelona influenciado por el precursor del modernismo Antoni Gaudí, por lo tanto puede considerarse modernismo catalán. La burguesía turolense apostó por la renovación arquitectónica, encargando a este arquitecto varias obras.Al buen acabado de sus obras contribuye la profesionalidad de los oficios, entre los que destaca el herrero Matías Abad.


La Madrileña: En el nº 7 de esta plaza del Torico se puede apreciar otra obra de Monguió, también con forja de Matías Abad, en una estrecha fachada donde se destacan el alero y debajo, los vanos con trazados de formas curvas y decoraciones de temas florales tan propios de "Art Nouveau".
 








La Catedral de Teruel:Situada en el centro del casco histórico, la antigua iglesia dedicada a Santa María de Mediavilla es, desde 1577, la Catedral de la diócesis de Teruel, el monumento mudéjar más significativo de la ciudad. Está dedicada a la Virgen en el misterio de la Asunción, a ella se accede a través de la portada modernista, realizada por Pau Monguió a comienzos del siglo XX.
 La Catedral consta de tres naves. Se empezó a construir en los últimos años del siglo XII, experimentando después varias transformaciones. En el siglo XVI se elevó el cimborrio que cubre el crucero y a finales del siglo XVII se amplió con la girola que rodea el ábside.





Retablo Mayor

El Retablo Mayor: Tallado en madera a mediados del siglo XVI por el francés Gabriel Joly, está considerado uno de los mejores conjuntos escultóricos de signo renacentista en Aragón y representa los misterios de la vida de Cristo y de su Madre, que aparece en la hornacina central como asunta a los cielos. Le da luz el cimborrio, construido por Martín de Montalbán (1538). El conjunto es un retablo-custodia para la eucaristia que se reserva permanentemente en el culto por privilegio del Papa Luna, Benedicto XIII, a las catedrales aragonesas.
 

Capilla de la Inmaculada

Capilla de la Inmaculada: El obispo Pérez Prado hizo construir esta capilla barroca (s. XIII) en honor de la Inmaculada Concepción. En el centro del retablo, obra del escultor Francisco Moya y dorado por Francisco Villarroya, aparece una bella imagen de la Virgen, flanqueada por San Joaquín y Santa Ana sucediéndose en el banco varios bajorrelieves de gran belleza alusivos al Antiguo Testamento.


Reja del coro


Techumbre mudéjar

La techumbre mudéjar: Es al joya de la catedral. De finales del siglo XIII, cubre totalmente la nave central. En su armadura de par y nudillo ofrece profusa e interesantísima decoración con motivos geométricos, vegetales y epigráficos de clara influencia islámica, y decoración  figurada unida artísticamente al gótico lineal. Es como un libro abierto que muestra la cosmovisión del Teruel medieval. Por él desfila toda clase de personajes: Jesucristo y escenas de la pasión, santos y reyes, obispos y nobles, mudéjares y cristianos, damas y caballeros, letrados y campesinos. Se reproducen escenas de caza, de guerra, luchas con animales fantásticos, representación de vestuario, escudos nobiliarios, instrumentos musicales, todo un repertorio sistemático y original del saber de la época.




San Miguel y San Hugo, pintura sobre tabla s. XV / San Miguel, obispo de Teruel s. XVIII




San Miguel, pintura sobre tabla (Detalle)









La escalinata del Paseo del Óvalo: Es este uno de los monumentos más emblemáticos de Teruel. Obra del ingeniero de caminos José Torán de la Rad, construida entre 1920-21 para comunicar la meseta sobre la que se asienta el Casco Histórico de Teruel con la estación de ferrocaril. Pretendía con esta construcción monumental dotar a la ciudad de un acceso a dicha estación con elementos decorativos extraidos de la tradición mudéjar.
 Su desarrollo es perpendicular al Paseo del Óvalo y salva los 26 metros de desnivel existente. El recorrido de la escalinata se estructura en tres partes bien diferenciadas, articuladas entre sí por dos pequeñas plazas. La segunda parte llega hasta una plaza-mirador presidida por una gran fuente y un relieve dedicado a los Amantes, realizado por Aniceto Marinas.
 




Torre de San Martín

La Torre de San Martín: Se encuentra adosada a la iglesia de su mismo nombre. Forma parte del conjunto mudéjar declarado Patrimonio Mundial en 1986 por la UNESCO. Esta torre se construyó entre 1315 y 1316. El interior, tiene la estructura típica de los alminares almohades, de dos torres, una envolviendo a la otra, y entre ambas la caja de escaleras.
 





La época ibérica y la época romana.



Las instituciones del Teruel feudal.

Kalathos con escena de ciervo cazado por dos lobos

 


Las antiguas farmacias turolenses: En esta sala se recrea una antigua farmacia, destaca el numeroso conjunto de albarelos decorados en azul, fabricados en los alfares de Teruel en el siglo XVIII, y el instrumental empleado en la preparación de ungüentos, píldoras o sellos, formado por redomas, alambiques, morteros, etc.







domingo, 27 de octubre de 2019

Juan e Isabel, los Amantes de Teruel.


Teruel la ciudad del Amor

    Erigida en lo alto de un espolón y en el punto de confluencia de los ríos Guadalaviar y Alfambra-que, unidos, a partir de aquí reciben el nombre único de Turia-, la capital turolense es la más joven de las tres cabeceras provinciales aragonesas, ya que su nacimiento como núcleo de importancia hay que datarlo en el momento preciso de la Reconquista. Hasta entonces había sido una modestísima aldea, poco atractiva por su altitud y su clima a los musulmanes. Sin embargo, sus más directos herederos, los mudéjares, escribirían en ladrillo las más hermosas páginas de la historia turolense, esa precisamente por la que esta ciudad es hoy, con toda justicia, Patrimonio Cultural de la Humanidad.


Iglesia de San Pedro, conjunto mudéjar.

    Construida a lo largo del siglo XIV, responde a la tipología de iglesias de nave única con ábside poligonal y capillas laterales que, cubiertas con bóveda de crucería simple circundan todo el templo. Como rasgo distintivo del mudéjar aragonés, un ándito superpuesto sobre las capillas laterales rodea la nave y el ábside, abriéndose únicamente hacia el exterior por medio de arquerías que rememoran la función defensiva de las iglesias fortaleza de época medieval.


Salvador Gisbert  dejó su impronta pictórica en el interior


Capilla de San Cosme y San Damián

    El templo ha sufrido sucesivas reformas y restauraciones que han ido transformando su espacio. En el siglo XVIII fue sustituida la puerta principal por el portal que hoy conocemos. La última restauración acometida durante los primeros años del siglo XXI y dirigida por los arquitectos Antonio Pérez y José María Sanz, ha supuesto la apertura de la misma después de más de una década cerrada al público.


Desde la Torre de San Pedro se accede al ándito





 
Ábside y jardín. Fundación Amantes de Teruel
 

El ábside fue construido en el siglo XIV y tiene forma poligonal de siete lados. declarado junto a la torre mudéjar de San Pedro Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1986, está decorado con arcos mixtilineos entrecruzados de ladrillo resaltado y cerámica vidriada de color verde y blanco de influencia almohade. Sobre la cubierta aparecen siete torreoncillos de forma octogonal que conceden al ábside un aspecto muy singular. en su interior, la prolongación del ándito se traduce en una serie de ventanas geminadas que lo ponen en contacto con la antigua judería medieval.

El Jardín, restaurado en 2015, era el antiguo jardín cementerio de la iglesia de San Pedro, donde se ubicaba la casa de los Sánchez Muñoz, una de las familias más importantes de Teruel, a quienes se debe la construcción del claustro de San Pedro.




"Amor dispuso que Segura amase,
sin que el honor de amor quejas tuviese,
que mal sería amor el que estuviese
en pecho que el honor aventurase"
                                                                                                   Gurrea y Heril         




    Ya en el siglo Xv era conocido fuera de Teruel el relato de los Amantes...En el siglo XV, en la novela denominada "Triste deleitacion", el autor hace una clara mención de los amantes diciendo que los vio allí gozando de la paz eterna. La "Relación anónimade 1580 ya advierte sobre la necesidad de una base profesional adecuada para cualquier estudio amantístico.
La "Jornada real de 1599" narra como Felipe III quiso parar en Teruel para visitar la iglesia donde se encontraban depositados los dos amantes.

    Entre el 15 y el 18 de abril de 1619 los racioneros de San Pedro, Juan Ortiz y Miguel Sanz, basados en un documento que copiaba una historia de los Amantes de Teruel antigua, y empujados por la tradición, cavaron junto al altar de San Cosme y San Damián y hallaron en una concavidad dos esqueletos que identificaron  como pertenecientes a Juan de Marcilla e Isabel de Segura. Ese mismo día, el notario turolense Juan Yagüe de Salas redactó un protocolo para dar mayor fe al hecho.


   

    En los primeros años del siglo XIII viven en la ciudad de Teruel Juan Diego de Marcilla e Isabel de Segura, cuya temprana amistad se convierte pronto en amor. Rechazado por la familia, al carecer de bienes de fortuna por segundón, Juan consigue un plazo de cinco años para enriquecerse. Parte a la guerra y regresa a Teruel cuando expira el plazo. Isabel es ya esposa de un hermano del señor de Albarracín. Consigue Juan Diego entrevistarse con ella en su casa y le pide un beso. Se lo niega Isabel, ya mujer casada, y Juan muere de dolor. Al día siguiente se celebran los funerales en San Pedro. Se acerca al féretro una mujer enlutada: es Isabel que quiere dar al difunto el beso que le negó en vida. Lo hace y repentinamente muere junto a él.

    Juan de Ávalos esculpió las estatuas yacentes bajo las que reposan ahora las momias. La fría serenidad de los Amantes, cuyas manos no llegan a juntarse es símbolo de un amor que desborda los conceptos humanos.
 



Una abeja, un dios

La abeja está en la flor,
la flor en el jardín,
el jardín rodeado por el muro,
el muro en la ciudad,
la ciudad en Japón,
Japón en el mundo,
el mundo en Dios.

Y...y Dios
en la pequeña abeja. 
                                          Kaneko Misuzu


martes, 22 de octubre de 2019

Albarracín


  

  La ciudad de Albarracín es Monumento Nacional desde junio de 1961. En diciembre de 1996 recibió la medalla de oro al mérito en las bellas artes. Actualmente se encuentra propuesta por la UNESCO  para ser declarada Patrimonio de la Humanidad.

  En tiempos del dominio visigodo el nombre que se dio a la población fue Santa María de Levante. Albarracín pasó a ser un núcleo militar de primera magnitud. Entre los restos más significativos se encuentran el Torreón del Andador, la Alcazaba y la Torre del Agua. Albarracín se convertiría en capital del Taifato Independiente de los Ibn Razin siendo el primer rey Abu Meruan Abdelmélic del cual se conserva un esenciero de plata considerado como una de las mejores joyas de orfebrería del arte hispano-musulmán.
 
  En nombre de Albarracín viene de la dinastía musulmana Banu-Racín, soberanos que cambiaron su primitivo nombre cristiano. Fue un Señorío Independiente de Castilla y Aragón desde 1170 hasta 1285 cuando es conquistada por Pedro III de Aragón.Los Azagra fueron quienes dieron a la ciudad sus fueros. Pedro IV de Aragón la incorporó a sus dominios en el siglo XIII y su sucesor Juan II le concedió el título de ciudad.
 
  Albarracín tiene una arquitectura sencilla y de gran belleza. Las casas, de escasa altura son de piedra en la primera planta y en la segunda presentan entramados de madera. El otro elemento destacable es la forja que cubre las ventanas. Pasear por sus calles llenas de encanto admirando su arquitectura popular es un paseo en el tiempo.


 
  La aproximación de los tejados es fruto de la necesidad de ganar espacio habitable en la planta alta de la casa. En la planta baja están los animales, en la planta central las habitaciones de la familia y la parte alta se encuentra el granero, el almacén. Una forma de mantener la casa aislada del frío.



 
  La Plaza Mayor es oblonga y totalmente irregular, se sabe que fue diseñada en el siglo XI, aunque no es hasta el siglo XIII cuando pasa a tener su cometido actual. Está dominada por balcones corridos de las casonas permite ver el ayuntamiento renacentista, en la urdimbre de callejuelas tortuosas que la circundan y sus mansiones señoriales barrocas.






  Las murallas cuyos tramos más antiguos datan del año mil, están presididas por la Torre de La Engarrada y los restos del castillo de El Andador, supervivientes del magnífico sistema defensivo medieval, que en tiempos contó con tres fortalezas: la de Doña Blanca, la de El Señorio y el mencionado Andador. Se accede al interior de la ciudad por el Portal de Molina, o si se prefiere por el Portal del Agua, que custodian las moles cúbicas de sendas torres defensivas.

  La catedral de estilo gótico tardío fue erigida a instancias del obispo don Martín. Se reformó en el siglo XVI sobre la primitiva obra del siglo XIII. Tiene solamente una nave.
 
Retablo Mayor de la catedral de El Salvador.



Bóveda de crucería del coro.




Visitas guiadas a cargo de la Fundación Santa María












  Un día genial con: sol, bellos paisajes, rica gastronomía, una arquitectura muy pintoresca que nos traslada en el tiempo y sus gentes un cielo.