lunes, 28 de agosto de 2023

Vehículos y carruajes de Patrimonio Nacional

 

La exposición En movimiento realiza un recorrido por la historia del carruaje en España y de su papel en la representación exterior de la monarquía  desde el siglo XVI hasta el XX. Se exhiben siete carrozas, cinco vehículos pequeños y dos automóviles, junto con un número importante de pinturas y otras piezas de carácter documental.
 

 Carruajes para el ceremonial cortesano
 
El papel de las carrozas en la representación simbólica del poder de los monarcas tiene su momento de esplendor en el marco de las cortes del barroco.

La corte ha de entenderse como una realidad política, pero también como construcción cultural y social. Se trataba de un espacio creado entorno a las necesidades de los reyes para el mantenimiento de su posición de poder. Pero era un espacio compartido con otros muchos grupos sociales, con diversos intereses y funciones: la alta nobleza, ministros, eclesiásticos, gentiles hombres, criados, secretarios, embajadores etc. Existían normas de comportamientos y protocolos muy estrictos que consolidaban una estructura social muy jerarquizada.

En el aspecto espacial, los edificios, plazas y venidas configuraban una escenografía ideada para servir a las necesidades de representación de la monarquía. En ella se desarrollaban ceremonias, fiestas, entradas solemnes en las que los carruajes tenían gran visibilidad como reflejo del poder y estatus de sus propietarios.
 
Durante el reinado de Felipe III (1598-1621) se intensificó el uso de los coches de caballos, pero fue sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVII cuando se produjo una expansión de su presencia en las ciudades de toda Europa.

Berlina Dorada, hacia 1730-1760

Landó de Bronces, 1829

El Guadarnés
 
A lo largo del tiempo se ha reunido del guadarnés del Palacio Real de Madrid una colección de piezas históricas de gran valor artístico y cultural que documentan la actividad en torno a la monta del caballo y a los carruajes,

Todo el material necesario (sillas de montar, arneses, mantas, etc), así como el personal dedicado a su cuidado y mantenimiento, formaban el denominado guadarnés, que dependía de las Reales Caballerizas.
  
Caballerizas del Palacio Real de Madrid

Se han seleccionado para la exposición dos sillas de montar que constituyen ejemplos de la alta calidad técnica que alcanzaron los maestros silleros y guarnicioneros que trabajaban en la corte. La calidad de los materiales, la riqueza decorativa y el exquisito cuidado en su ejecución son símbolos del estatus que adquiría quien montaba a caballo en sillas como estas, que son sobre todo piezas de aparato para ser mostradas ante los súbditos.

Los lacayos, palafreneros, cocheros y postillones portaban uniformes suntuosos, adaptados a la solemnidad de las ocasiones; por lo que existían uniformes de camino, de diario y de gala. Así que el guadarnés cumple un papel muy importante como estructura organizativa y lugar de custodia de sillas de montar, guarniciones, terlices (mantas), alforjas, estribos, bocados, herraduras, etc.







Mahogay Coach, 1829
 
 
 El siglo XIX: la aceleración de la innovación tecnológica
 
Durante el último tercio del siglo XVIII se produjeron una serie de innovaciones técnicas procedentes de Inglaterra: mejora de la suspensión mediante la introducción de ballestas de acero en forma de "s" y lanzas de acero que aumentaban su resistencia. Estas innovaciones s difundieron por Europa e impulsaron el desarrollo de la industria del coche durante el siglo XIX. Se seguirán produciendo numerosas mejoras en el diseño de los vehículos, como la introducción de resortes de muelles o las ruedas con unas llantas de una sola pieza.
 
En las Caballerizas Reales, los coches de caballos más antiguos se fueron sustituyendo por otros más modernos. Se adaptaban así a la evolución del gusto y se procuraba su máxima seguridad y comodidad. Además, la guerra de la Independencia (1808-1814) supuso la pérdida de numerosos carruajes. A parte de los que fueron destruidos, el rey Carlos IV (1748-1819) tras ser obligado a abdicar y debiendo partir a bayona, utilizó un número importante de carruajes para la familia real y la servidumbre que no volvieron a España.
 
Por todo ello, las Reales Caballerizas tenían pocos carruajes que pudieran cumplir con el servicio que requería Fernando VII. Al final de su reinado, coincidiendo con el matrimonio con su cuarta y última esposa, María Cristina de Borbón (1829), encargó tres coches de caballos a fabricantes madrileños.
 

 






Tecnología de vanguardia en el siglo XX
 
Durante el reinado de Alfonso XIII (1902-1931) las carrozas mantuvieron su papel de representación de la monarquía y se utilizaron en ceremonias como la boda del rey con Victoria Eugenia de Battenberg (1887-1969) el 31 de mayo de 1906. Además, se perpetuó el uso del carruaje en el protocolo de presentación de credenciales de los embajadores ante el monarca, que aún hoy se sigue realizando, en líneas generales, siguiendo la etiqueta fijada en el siglo XVIII.
 

 

 

 



Galerías de las Colecciones Reales
 
De junio de 2023 a junio de 2024


viernes, 25 de agosto de 2023

Galería de las Colecciones Reales


   Cuentas los historiadores que FelipeV se divertía persiguiendo los fantasmas de palacio ensartando su espada al aire y que a veces presumía de cabalgar sobre los caballos de los tapices. No cabe duda que si hubiese nacido en 2023, su parque de atracciones favorito se llamaría Galería de las Colecciones Reales. El nuevo museo que ha abierto sus puertas este verano es una espectacular muestra de la fascinación de la Corona española por el arte, en cuyos fondos encontramos obras maestras de la pintura, la escultura, las artes decorativas, así como un sinfín de joyas, tapices y documentos de incalculable valor. En total, 650 piezas de casi 170.000 obras que custodia y restaura Patrimonio Nacional.
 
 
El Bosco. El carro de heno

 

 De los Trastámaras a la Casa de Austria
 
   A finales de la Edad Media, España se componía de una serie de reinos cristianos incorporados a las coronas de Castilla y Aragón, gobernadas por la dinastía Trastámara desde 1369 y 1412, respectivamente, más el reino de Navarra y el sultanato nazarí de Granada como último territorio de al-Ándalus.
Tras el matrimonio -celebrado diez años antes- entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, en 1479 se produciría la unión de ambas coronas, cuya heredera sería la reina Juana.
 
   El final de la dinastía Trastámara llegó en 1555 con la muerte de Juana, quien en 1496, se había casado con Felipe, archiduque de Austria, de Borgoña y conde de Flandes, a través de quien se introdujo la rama hispana de los Habsburgo o Casa de Austria. En el año 1500 nació su hijo Carlos, el futuro emperador Carlos V.
 
   Este periodo marcó el transito desde el Medievo a la construcción del Estado moderno en plena transformación de una Europa marcada por la eclosión del Renacimiento y la apertura hacia nuevos horizontes, señalados a partir de 1492 con el descubrimiento de América auspiciado por la Corona de Castilla. 
 
 

 

   La Galería de las Colecciones Reales nos invita a un viaje extraordinario, un recorrido por cinco siglos de arte y cultura en un edifico excepcional. Un patrimonio de todos que se abre al público para mostrar una selección de sus mejores piezas: pinturas, esculturas, armaduras, tapices, artes decorativas o carrozas. Obras firmadas por artistas de la talla de El Greco, Caravaggio, Velázquez, Goya, Bernini o Kolman.
 
Luisa Ignacia Roldán Villavicencio (La Roldana 1652-1706)

El arcángel San Miguel venciendo al demonio, 1692. Madera tallada y policromada
Luisa Roldán, conocida como "La Roldana" alcanzó un reconocimiento artístico en su tiempo inconcebible para las mujeres con pequeñas composiciones policromadas de temática religiosa. Tal fue su fama, que en 1692 consiguió el nombramiento de escultora de cámara en la corte de Carlos II, siendo la primera mujer en obtener ese reconocimiento oficial, que posteriormente refrendaría FelipeV. Su producción siguió las directrices del Concilio de Trento de humanizar lo divino. Realizó esculturas para procesionar, en madera o barro cocido policromado, así como imágenes de las llamadas "de candelero" o "de vestir" porque el cuerpo, apenas una estructura de madera quedaba posteriormente cubierto por ropajes. San Miguel es una de las obras que mejor encarna los logros de su personal enfoque a la hora de valorar la composición, la corrección en el tratamiento anatómico y la compensación de los volúmenes. 

  Esta Galería es una ventana abierta hacia todos los Reales Sitios, como El Escorial, Aranjuez, La Granja, Yuste, Descalzas Reales...entre otros muchos que se gestionan en Patrimonio Nacional y, también, muestra los trabajos de investigación, restauración, conservación y difusión que se realizan.

 
  El recorrido es descendente,a través de rampas con diversos audiovisuales que ayudan a contextualizar las colecciones.
 

 

Isidro Velázquez(1765-1840), arquitecto; Giuseppe Giardoni (h.1744-1804) y Domingo de Urquiza (1729/30-1806), broncistas; Miguel Gutiérrez. Marmolista; Antonio Marzal, el mayor estuquista; Juan Hartzenbusch, ebanista.
 
Realizado entre 182-1805 para el salón grande de la Real Casa del Labrador de Aranjuez, este monumental adorno de sobremesa dotaba a este espacio central de una fuente contenido dinástico-político, con la presencia de bajorrelieves en los que se narran episodios de la historia de España y de personajes insignes: Viriato, Pelayo, el Cid, Hernán Cortés..., reyes castellanos y aragoneses, los Reyes Católicos y de las Casas de Austria y Borbón. La mayoría de estas figuras están desaparecidas, pero Carlos III aún ocupa un lugar de honor en el templo central, culminando en la figura alegórica de España.
 






Galería de las Colecciones Reales
C/ Bailén s/n
Accesos: Plaza de la Armería
            Cuesta de la Vega
 
(detalle)



Galería de las Colecciones Reales (El edificio)

 

 

Para conocer la importancia del lugar donde se sitúa la Galería de las Colecciones Reales  situarlo en el paisaje y contexto urbano monumental en el que se encuentra. Empezando por la presencia más importante, el Palacio real de Madrid, la catedral de la Almudena y los jardines de Sabatini y Campo del Moro.
   En 1932 quedó derribado el conjunto de las Caballerizas Reales construidas por Sabatini al norte del Palacio Real donde se guardaban los carruajes de la corona. Para mostrar al público una selección de ellos se construyó en terrenos del Campo del Moro un Museo de Carruajes según el proyecto formado en 1964 por el arquitecto de Patrimonio Nacional Ramón Andrada Ramón, pero dejó de ser visibles.
 

 

 

El Museo del Prado fue en su origen una fundación real que por decisión de Fernando VII se destinó a exponer lo mejor de la pintura y la escultura procedentes de las colecciones artísticas que decoraron los palacios de los monarcas españoles. Pero existían además otras colecciones como la de armas -por ello se creó la Real Armería en 1893, para los carruajes se creó el Museo de Carruajes en 1964-; y con los tapices- por ello Ripollés proyectó un pabellón nunca construido en los murallones de poniente de la Plaza de la Almudena.




Las colecciones reales de carruajes y tapices permanecen en los almacenes de Palacio, si a los carruajes y tapices añadimos otra importante colección de menores formatos de piezas, hecha de pintura, escultura, porcelana, cristal, orfebrería, textiles e instrumentos musicales, cuyas piezas merecen también ser conocidas y admiradas por los visitantes, los contenidos de este Museo de Colecciones Reales quedan enunciados en todas sus secciones.


Este edifico ocupa el lugar de los masivos murallones de ladrillo que Rupellés Segarra dejó hechos en los frentes sur y oeste de la Plaza de la Almudena y se comporta en parte como ellos lo hacían, es decir, como un muro de contención de tierras. pero a la vez es capaz de más cosas, ya que es un muro habitable, hueco, complejo y profundo en el cual se abren los grandes espacios de las salas de exposición junto a otros menores que completan el programa de usos del Museo.
   La fachada de granito de este edificio queda alineada con el frente de ladrillo que sirve de base al acceso al nivel inferior de la Real Armería y eleva su altura desde los jardines del Campo del Moro hasta la Plaza de la Almudena, sobre la que se desarrolla dos plantas por detrás de uno de los brazos de la fachada de la Catedral, de forma que esa parte sobre rasante del Museo sólo es visible en escorzo, desde la plaza de acceso, cuando se está muy cerca de ella.(Arquitectura Viva. Nº 131)


El edificio que alberga la colección -proyectado por Tuñón y Mansilla- ha recibido diez premios de arquitectura. Su sobriedad y aparente sencillez contrasta, complementa y enfatiza su extraordinario contenido.



(Detalle)





lunes, 21 de agosto de 2023

Real Fábrica de Tapices: 300 años de creación.

 
 

Cuentan que en la antigua Casa de Tapices de Santa Bárbara se guardaba con orgullo una canilla dorada con la que, el rey Felipe V había honrado a las Artes aplicando su augusta persona al noble oficio de la tapicería. Nada podía ilustrar mejor que esta anécdota el afecto y el compromiso personal del monarca con su Fábrica.
 

Sin duda cuando Felipe V  tiene la idea de establecer una manifactura de tapices en Madrid, esta pensando en la satisfacción de una necesidad imperiosa para la escenografía de la monarquía en aquellos tiempos de esplendor versallesco: el adorno de los espacios de representación con estas ricas colgaduras, complemento imprescindible de las estancias palaciegas.
 Esta iniciativa también debe entenderse dentro del programa de modernización y regeneración de la industria del país que acomete el primero de los Borbones, con el patriótico afán de servir lealmente a sus súbditos una vez perdidas las posesiones españolas en Flandes, el duque de Anjou bien podría haber buscado el suministro de tapices y alfombras en las grandes manufacturas fundadas por su abuelo el Rey Sol: Gobelinos, Beauvais, Savonnerie... pero, como ocurrió también en el campo de la política , prefirió liderar los intereses nacionales aunque ello supusiera el enfrentamiento con los de los franceses.
 La Real Fábrica de Tapices se convierte, así, en la primera de las manufacturas que promueve la monarquía española, a la que después seguirán la de Cristales de La Granja, la de Porcelana del Buen Retiro, la Fábrica de paños de Brihuega, etc.




La Real Fábrica de Tapices disfruta de uno de sus períodos de máximo esplendor en las postrimerías del siglo XVIII debido tanto al estimulo de Carlos III como a la fecundidad creativa de Goya y otros pintores del rey, mientras que, paradójicamente, los últimos talleres flamencos, que constituyeron el florón de la tapicería europea durante su esplendor en los siglos XVI y XVII agonizaban.
 En el convulso transcurso del siglo XIX y de los primeros años del XX, la manufactura madrileña va acrecentando su prestigio y cobrando una mayor proyección internacional.
 

 

El siglo XX es un período de luces y sombras para la histórica manufactura, instalada ya en su sede actual de la calle Fuenterrabía. Los avatares políticos de las primeras décadas y la Guerra Civil ponen en peligro su supervivencia.
 A finales del siglo pasado la situación es insostenible por las deudas acumuladas y en 1996 la Fábrica está abocada al cierre. Gracias a la iniciativa de la Corona, seguida del apoyo institucional del Ministerio de Cultura, la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid y Caja Madrid, la Real Fábrica supera esa situación, constituyéndose en Fundación.

La gallina ciega

Por ironías del destino, esta Fábrica que tanto costó establecer en la Villa y Corte y cuyo mero intento casi queda abortado en las mazmorras del castillo de Amberes, constituye hoy en día el único reducto, junto con las manufacturas francesas agrupadas en el Mobiler National, del gran arte de la tapicería en Europa. (María Dolores Asensi Catalán)
 
 Cuando Goya al regresar de Italia en 1775, fue nombrado pintor de cartones, hizo gran número de ellos en la primera época. El 24 de mayo de 1775 entregó el primer cartón que pintó en la Fábrica de Tapices. Representa La caza del jabalí. El tapiz estaba destinado a adornar la pieza en la que comían los príncipes en el Real Sitio de San Lorenzo, lo mismo que Los perros en trailla, La caza con mochuelo y red, El cazador cargando su escopeta, La caza de la codorniz, El pescador de caña, Muchachos cazando con mochuelo y caza muerta.
 
La feria de Madrid 1795-1799. Tapiz, seda y lana.

(Detalle)

 Al año siguiente, pintó La merienda, para hacer un tapiz que adornara el comedor de los príncipes en el Palacio de El Pardo; La niña en la venta nueva, El paseo de Andalucía o La maja y los embozados, El bebedor, El quitasol, pintados en 1777 con igual destino, lo mismo que los del año 1778, La cometa, Los jugadores de naipes, Niños inflando la vejiga, Muchachos cogiendo frutas y El ciego de la guitarra.
 
El pelele

En el año 1779, entregó el cartón que habría de servir de modelo para hacer el tapiz La feria de Madrid, que adornará el cuarto de dormir de los príncipes de Asturias en el Palacio de el Pardo, lo mismo que El cacharrero, El militar y la señora, La acerolera, Muchachos jugando a los soldados, Los niños del carretón, El juego de la pelota o pala y El columpio.
 
 
En 1780, entregó Goya Las lavanderas, La novillada, La fuente, El resguardo de tabacos, El muchacho del pájaro, El niño del árbol, Los leñadores, El majo de la guitarra, La cita y El médico, todos ellos destinados a modelos para tapices que habrían de adornar la "Pieza de Cámara" de los príncipes de Asturias en el Palacio de El Pardo.