Las primeras noticias de San Sebastián hacen referencia a un monasterio situado en el actual barrio del Antiguo alrededor del siglo XI. Con intención de reforzar las fronteras y contar con un puerto desde el que poder exportar la lana, el monarca navarro Sancho VI, el Sabio, decidió aplicar a San Sebastián en 1180 el mismo fuero que tan eficazmente había servido para repoblar Jaca y Estella.
De la estación de tren Madrid Chamartín Clara Campoamor a la estación de tren Donostia San Sebastián situada en el Paseo de Francia, 22.
El alojamiento cerca de la playa de Ondarreta.
El mar, omnipresente, inunda con su intenso azul todos los rincones de una urbe que siempre ha vivido de cara a él.
Donde muere la playa de Ondarreta, al pie de los acantilados, una creación única se funde con el mar y el horizonte.
El Peine del viento, es una escultura de Eduardo Chillida de 1977, es un conjunto formado por tres piezas de acero que se encuentran sobre las rocas al final de la playa de Ondarreta, bajo el monte Igueldo.
"Sentado en estas rocas, mar, te escucho.
No entiendo tus palabras pero adivino a ciegas
que algo quieres decirme mas no puedes
llevarme a donde yo quisiera".
Gabriel Celaya
"El mar tiene que entrar en San Sebastián ya peinado". Eduardo Chillida.
La ciudad luce la que para muchos es la mejor playa urbana de Europa: La Concha. A su alrededor se despliega una interesante red de calles que invitan al paseo y a disfrutar de la vida.
La ciudad se divide para el visitante en cuatro grandes áreas.
La Parte Vieja, con sus callejuelas abigarradas al pie del monte Urgull, es el barrio de los pintxos, el de mayor concentración de bares; un lugar en el que disfrutar de la gastronomía.
La parte Vieja es el germen de la Donostia que conocemos en la actualidad. Recias murallas guardaban la vieja ciudad, una playa fuerte protegida por el castillo de La Mota, en lo alto del monte Urgull.
Basílica de Santa María del Coro (siglo XVIII) estilo barroco. No se sabe con exactitud desde cuando existía, en este mismo emplazamiento, una iglesia dedicada a la Virgen Santa María del Coro. Sí que en el siglo XVIII los donostiarras decidieron sustituirla por la actual.
Sobre los planos dibujados por Pedro Ignacio de Lizardi y Miguel de Salezán y los alzados de Ignacio de Ibero, la construcción se prolongó desde 1743 hasta 1774. Entonces abrió sus puertas este templo de tipo salón, sin apenas diferencia entre la nave central y las dos laterales, que está cubierto con once bóvedas de cruceta más una central nervada.
El grandioso edificio, de estilo barroco, tiene detalles churriguescos en su portada, de cierto aire colonial, lo que no es extraño dado que la construcción fue sufragada en su mayor parte por la Compañía Guipuzcoana de Caracas.
Cuenta la leyenda que protegió a la ciudad en 1688 cuando un rayo prendió en el polvorín del monte Urgull, provocando grandes daños y amenazando con destruir todo San Sebastián. Desde entonces, el tercer domingo de cada diciembre, la ciudad renueva su voto de devoción a la Virgen del Coro, oficialmente su patrona desde 1940.
La Plaza de la Constitución constituye el corazón de la Parte Vieja. El edificio coronado por el escudo de la ciudad que la preside fue hasta mediados del siglo XX el Ayuntamiento de Donostia. Todavía hoy conserva su titularidad pública y es el escenario de la multitudinaria izada de la bandera de la ciudad por la festividad de San Sebastián. Hay algo que sorprende al visitante en los restantes edificios que cierran la plaza: los números de los balcones. Su origen nos remonta a un pasado en el que este espacio acogía corridas de toros y cada balcón constituía un palco asomado al coso taurino.
Esqueleto de ballena franca, Eubalaena glacialis, capturada el 11 de febrero de 1878 en aguas de Zarautz por tripulaciones de este mismo pueblo, Orio y Getaria. Roque Echave, de la tripulación zarrautarra patroneada por Javier Caperochipi, ha pasado a la posteridad por ser el que clavó el primer arpón a esta ballena.
EL Acuarium. El edificio del Acuarium se inauguró en 1928 para albergar a la Sociedad Oceanográfica de Guipuzkoa, fundada en 1908 con el objetivo de investigar y divulgar la biodiversidad y tradición marítima.
Antiguamente, el puerto de San Sebastián era conocido como el barrio de la Jarana, debido al constante bullicio y trajín que producía su incesante actividad, mas allá de su historia comercial y pesquera, el muelle donostiarra se caracterizó siempre por ser un lugar lleno de vida, de pescadores irrepetibles y mujeres enérgicas...
"Huele a salazón, a pescado vivo y fresco; y los hombres lo llenan en cestos y las mujeres los preparan en tinas. Es un barrio que no conoce el silencio porque el griterío es su emoción y cuando la pesca es abundante, ¿para qué más distracción?" Adrián de Loyarte
Alderdi Eder, Ayuntamiento y Náutico, este terreno al borde de la bahía de La Concha, un antiguo campo de maniobras militar, fue adquirido por la ciudad y rehabilitado entorno a 1880. El natural encanto de estos jardines se debe al jardinero francés Pierre Ducasse, quien no solo será recordado por tan elegante diseño, sino por ser quien plantó por primera vez en Donostia el característico tamariz con el fin de emular los paseos de la Costa Azul. La elegante y señorial fachada del Ayuntamiento preside el conjunto.
Iglesia de San Vicente, la más antigua de la ciudad. Construida durante la primera mitad del siglo XVI en estilo gótico vasco, en su interior se halla un retablo románico de Ambrosio y Juan de Iriarte. El órgano del siglo XIX, un magnífico Cavaille--Coll y unas vidrieras muy interesantes.
Estatua de Raimundo Sarriegui, el compositor de la Tamborrada está acompañado por la letra de su himno más popular: la marcha de San Sebastián.
En el mercadillo de productos artesanos he comprado estas ricas cocadas y 1/4 de tarta de queso, ambas cosas con una "pintaza" estupenda y espectaculares de sabor.
Funicular y Parque de Atracciones Monte Igeldo.
El funicular de Igeldo es el más antiguo de los existentes en el País Vasco. En España sólo le ganan en veteranía los barceloneses del Tibidabo y Vallvidriera. Fue inaugurado el 25 de agosto de 1912 por la reina María Cristina.
El funicular, que ha mantenido su personalidad y su sistema de funcionamiento, fue construido por la Sociedad Anónima Monte Igeldo, la misma que en 1911 emprendió la creación de un centro de ocio y recreo en la cumbre de este monte donostiarra. Aunque inicialmente el principal foco de atención del recinto era su casino, tras la prohibición del juego se centraría en los bailes y el parque de atracciones.
La Línea se construyó bajo diseño del ingeniero Emilio Huici, mientras que las obras fueron dirigidas por otro ingeniero, Severiano Giñi. Los distintos elementos de la instalación fueron suministrados por la firma suiza Von Roll. salva un desnivel de 151 metros en un trazado de 312 metros de longitud, alcanzando pendientes máximas del 58%.
El encanto del funicular, las estupendas vistas desde los miradores superiores y, con el paso del tiempo, su sabor nostálgico, han hecho de los casi cuatro minutos de trayecto en uno de sus vagones una de las atracciones imprescindibles de Igeldo. Para preservar este patrimonio histórico, el Gobierno Vasco declaró en 2014 como "conjunto monumental" el funicular y el parque de atracciones.
La reina María Cristina adquirió los terrenos del promontorio del Antiguo, y eligió al arquitecto inglés Selden Wornum para realizar el proyecto de su casa de campo.
Para ello, requirió contar con el arquitecto municipal donostiarra, José Goicoa, quien se ocupó de la dirección de la obra, así como de las gestiones previas necesarias como el desvío de la carretera, la realización del túnel y el traslado de la iglesia.
Las fuertes pendientes de subida y bajada de la carretera general en este punto, ocasionaban grandes inconvenientes a toda clase de vehículos, en especial, desde que en 1878 se había inaugurado el "tranvía de sangre" que debía llegar al Antiguo. Para solventar este problema y no travesar la posesión real, se modificó el trazado de la carretera, y se decidió construir un falso túnel bajo el Pico del Loro.
El "Palais d'Eté á San Sebastian", es una construcción de estilo "Old English", inspirado en la arquitectura de las antiguas casas de campo del sur de Inglaterra. Este modelo pintoresco se adapta perfectamente al paisaje cantábrico. Se caracteriza por el abundante empleo de entramados de madera combinados con ladrillo, los tejados apuntados cubiertos con taja plana inglesa, los buhardillones y las altas chimeneas con remates abultados. Otra peculiaridad de este tipo de construcciones son todos los elementos que favorecen las vistas como los amplios ventanales salientes (bow window), las galerías abiertas, los porches y terrazas, y la alta torreta octogonal que servía de observatorio además de alojar el depósito del agua. En Miramar, el uso de piedra sillería y la arquería Tudor le confieren una apariencia más señorial.
El núcleo urbano, que empezaba a crecer en el Antiguo, se desplazó al monte Urgull. Era allí donde podría establecerse el burgo amurallado defendido por un castillo que precisaba un puerto. Este acontecimiento se considera el momento de la fundación de la ciudad. La cercana Baiona vio los mismos años como su puerto se quedaba cegado por las arenas de las Landas, provocando que una importante burguesía formada por armadores y comerciantes gascones se desplazara a la nueva villa.
Vigilando la desembocadura del río Urumea y sobre la parte Vieja de San Sebastián, el monte Urgull conserva fortificaciones que en otro tiempo envolvieron a la ciudad.
Los caminos serpenteantes que circundan el monte se entrelazan para facilitar el acceso a los puntos más escondidos del abrupto Urgull.
Paisaje con grano de arena
Lo llamamos grano de arena.
Pero él no se llama a sí mismo ni grano ni arena.
prescinde de nombre
común, individual,
fugaz, duradero,
erróneo o adecuado.
W. Szymborska
El Kursaal y la playa de Zurriola |
Varados en la desembocadura del río Urumea, dos cubos "Dos rocas varadas" del palacio de congresos, del Kursaal Elkargunea obra del arquitecto Rafael Moneo. Gros era un barrio olvidado cuya imagen dio un giro con la rehabilitación de la playa en 1994 y, después con la construcción del Kursaal, en 1999. Estos dos enormes cubos de vidrio translúcidos se inspiran en el corte de las rocas sobre las que rompen las imponentes olas del mar Cantábrico en San Sebastián. De noche, su aspecto cambia completamente y los bloques se convierten en dos cubos de luz que parecen guiar a los barcos que transitan por el golfo de Bizkaia.
En su interior, es sede de actividades culturales, entre las que destaca el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Gran Hotel María Cristina |
En los días de temporal, cuando las aguas del río Urumea chocan contra el mar, gigantescas olas surgidas del Cantábrico engullen el puente del Kursaal. Y es que San Sebastián se levantó sobre los arenales que la bajada del río depositó en su desembocadura.