El arte no es un conjunto de ideas,
sino una armonía de caprichos.
Rubén Dario. "Divagaciones"
En los albores del siglo XX Rubén Dario revolucionó la métrica de la poesía en lengua española con hallazgos y consecuencias que han marcado todo el siglo y, en buena medida, siguen vivos y vigentes. Ya en el siglo XXI, otro maestro en poesía y métrica, Antonio Carvajal, profesor titular de esta disciplina en la Universidad de Granada, comenta en este libro un buen número de sonetos del poeta nicaragüense.
Mía
Mía: así te llamas.
¿Qué más harmonía?
Mía: luz del día.
Mía: rosas, llamas.
¡Qué aromas derramas
en el alma mía,
si sé que me amas,
oh Mía!, ¡oh Mía!
Tu sexo fundiste
con mi sexo fuerte,
fundiendo dos bronces.
Yo triste, tú triste...
¿No has de ser, entonces,
Mía hasta la muerte?
R. Darío
La espiga
Mira el signo sutil que los dedos del viento
hacen al agitar el tallo que se inclina
y se alza en una rítmica virtud de movimiento.
Con el áureo pincel de la flor de la harina
trazan sobre la tela azul del firmamento
el misterio inmortal de la tierra divina
y el alma de las cosas que da su sacramento
en una interminable frescura matutina.
Pues en la paz del campo la faz de Dios asoma.
De las floridas urnas místico incienso aroma
el vasto altar en donde triunfa la azul sonrisa.
Aún verde está y cubierto de flores el madero,
bajo sus ramas llenas de amor pace el cordero
y en la espiga de oro y luz duerme la misa.
R. Darío
Volver mi corazón de piedra; mi rostro de acero,
Engañar y ser engañada, y morir: ¿quién sabe?
Somos cenizas y polvo.
Lord Alfred Tennyson, Maud
Mira el signo sutil que los dedos del viento
hacen al agitar el tallo que se inclina
y se alza en una rítmica virtud de movimiento.
Con el áureo pincel de la flor de la harina
trazan sobre la tela azul del firmamento
el misterio inmortal de la tierra divina
y el alma de las cosas que da su sacramento
en una interminable frescura matutina.
Pues en la paz del campo la faz de Dios asoma.
De las floridas urnas místico incienso aroma
el vasto altar en donde triunfa la azul sonrisa.
Aún verde está y cubierto de flores el madero,
bajo sus ramas llenas de amor pace el cordero
y en la espiga de oro y luz duerme la misa.
R. Darío
Volver mi corazón de piedra; mi rostro de acero,
Engañar y ser engañada, y morir: ¿quién sabe?
Somos cenizas y polvo.
Lord Alfred Tennyson, Maud
Autor: Rubén Darío
Título: Sonetos de Azul...a Otoño
Comentarios: Antonio Carvajal
Poesía Hiperión, nº 467
Ediciones Hiperión, S. L.
Edición año 2004
Nº de páginas: 131
Ama tu ritmo
Ama Tu ritmo y ritma tus acciones
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.
La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.
Escucha la retórica divina
del pájaro del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;
mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.
R. Darío
Título: Sonetos de Azul...a Otoño
Comentarios: Antonio Carvajal
Poesía Hiperión, nº 467
Ediciones Hiperión, S. L.
Edición año 2004
Nº de páginas: 131
Ama tu ritmo
Ama Tu ritmo y ritma tus acciones
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.
La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.
Escucha la retórica divina
del pájaro del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;
mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.
R. Darío