Nostalgica Bijin de Ikeda Terukata (serie Brocados de Edo, 1910) |
Akutagawa Ryunosuke nació en Tokio en 1892 en el seno de una familia burguesa. Desde niño desarrolló un apetito voraz por la literatura japonesa tradicional, que en la adolescencia compaginaría con la lectura de autores occidentales gracias a su excelente inglés.
Fue un estudiante brillante y, a los21 años, ingresó en la prestigiosa Universidad Imperial de Tokio. En esa época comenzó a publicar, cosechando un gran éxito con sus primeros relatos: "Rashomon" (1915) y "La nariz" (1916). Tras graduarse en la universidad en 1916 trabajó como profesor de inglés en la Escuela Naval de Yokosuka.
Contrajo matrimonio en 1918 y al año siguiente pudo abandonar su trabajo para dedicarse en exclusiva a la literatura gracias a un contrato con el diario Osaka Mainichi. Comenzó una época de producción muy fecunda: "Lujuria", "El otoño" o "En la espesura del bosque".
Tras un viaje a China como corresponsal en 1921, su salud, ya de por si delicada, empeoró notablemente: insomnio, neurastenia, alucinaciones y un miedo cerval a la locura no le impidieron crear las que muchos consideran sus obras maestras: "Engranajes", "Kappa" o "Vida de un idiota".
El 24 de julio de 1927, a los 35 años de edad, Akutagawa puso fin a la "vaga angustia confusa" que lo consumía ingiriendo una dosis letal de Veronal.
Aya Kato |
"Akutagawa Ryunosuke es una presencia iluminadora en la historia de la literatura japonesa." Haruki Murakami
Rashomon y otros relatos históricos nos traslada al Japón del siglo XII, un país asolado por las guerras, el hambre y la desesperación, un escenario perfecto en el que las turbadoras complejidades de la existencia humana se muestran ante el lector con una brutalidad no exenta de belleza.
Akutagawa Ryunosuke ha trascendido las fronteras del tiempo y del espacio y se ha situado por derecho propio en la historia de la literartura universal como uno de los grandes maestros del relato.Su brillante talento narrativo, su estilo sofisticado y elegante, su sensibilidad extrema y su capacidad para desentrañar los aspectos más oscuros y complejos de la naturaleza humana hacen de sus obras verdaderas joyas atemporales y elevan a su autor a la categoria de genio de las letras.
Kyosuke Tchinai |
(...) Lo primero que vio, tal y como apuntaban los rumores, fueron algunos cadáveres esparcidos descuidadamente por el interior de la sala, si bien no pudo apreciar exactamente cuántos, debido a que la luz alcanzaba un espacio más reducido de lo que en un principio había creído. Lo que si podía distinguir, aunque vagamente, era que entre los cadáveres había algunos que conservaban la ropa, mientras que otros estaban desnudos; hombres y mujeres, indistintamente. Esparcidos por el suelo como muñecos de arcilla...(Rashomon, pág.29)
Del dintel de la entrada colgaba una persiana de carrizos cuyas rendijas, bastante anchas, permitían ver la calle sin tener que moverse del lugar de trabajo. Hacia un rato que no dejaba de pasar gente en dirección al templo Kiyomizu. Pasó un monje con un pequeño gong colgado al cuello. Pasó una mujer de clase media con un sombrero de paja. Más tarde cruzó un carruaje finamente elaborado con bambú y ciprés, del que tiraban dos bueyes de color caramelo, algo poco habitual de ver. Todos ellos desaparecían entre las rendijas, por la izquierda o por la derecha de la persiana. Lo único que no variaba en la escena era el color de aquella calle estrecha, cuya tierra estaba dorada por el sol de un cálido atardecer primaveral.
Desde el interior del taller, un joven samurái de bajo rango observa impasible el ir y venir de aquella gente. De pronto, se dirigió al maestro alfarero, que era el dueño de la tienda.
- Como de costumbre, no deja de pasar gente camino del templo para venerar a Kannon...(El destino, pág.79)
(...) En aquel instante, por la mente del anciano cruzó la sombra de la "muerte". Sin embargo, esa "muerte" no albergaba aquél no sé qué terrible que lo había atemorizado en otros tiempos. Esta vez la percibió del mismo modo que el cielo reflejado en el interior de la cubeta, con calma y aprecio, cargada de serenidad y nostalgia. Cuán feliz sería si pudiera desprenderse de todas las fatigas de la vida mundana y quedarse dormido en el seno de esa "muerte"; cuán feliz si lograra dormirse sin soñar siquiera con el candor de un niño. No solo estaba cansado de la vida diaria, sino que además le empezaba a pasar factura todo el esfuerzo que acarreaban varias décadas dedicadas a la escritura...(Una vida consagrada a la literatura ligera. Pág.179-80)
Autor: Akutagawa Ryunosuke
Título: Rashomon y otros relatos históricos
Traducción y Prólogo: Ivan Díaz Sancho
Colección: Maestros de la Literatura Japonesa - 19
Director: Carlos Rubio
Santorini Ediciones
Maquetación y Cubiertas: José Luis González Macías
Ilustración Cubiertas: Cartel de la película Rashomon (1950) Akira Kurosawa