viernes, 14 de noviembre de 2025

Museo de Antigüedades Egipcias


Fundado por el francés Auguste Mariette (1821-1881), el primer Museo Nacional dedicado al Egipto faraónico abrió sus puertas en 1863. Sus dos primeras sedes pronto se quedaron pequeñas y en 1902 se trasladaron las colecciones al edificio actual. 
 
Tiene más de 120.000 piezas expuestas y otras 150.000 en sus almacenes, de todas las épocas, de la extensa historia de esta civilización. Hay piezas excelentes de todos los periodos del antiguo Egipto, desde la paleta de Narmer, que se remonta a 3.100 a.C., hasta los maravillosos retratos grecorromanos del siglo II d.C., encontrados en El Fayyum. 
 



Este Museo de El Cairo se encuentra ubicado en el centro de la ciudad, es un edificio de estilo neoclásico diseñado por Marcel Dourgnon inaugurado en el año 1902.
 
El museo tiene dos plantas. Los objetos de la planta baja están dispuestos en un orden cronológico. la primera planta está organizada por temas. La sala central alberga las estatuas de mayor tamaño.
 



 Aunque no es un museo excesivamente grande, cuenta con una colección muy amplia. En las horas de gran afluencia se forman largas largas colas. 
 
Las exposición comienza en el atrio, con una estatua del faraón Zóser tallada en piedra caliza hace unos 5.000 años. Fue descubierta en Saqqara en su serdah, una pequeña sala sellada que se encontraba junto a la pirámide escalonada.
 



 También destaca una figura de Kefrén, constructor de una de las pirámides de Giza, que se encuentra en la sala 42. Está sentado en su trono y tiene las alas del dios halcón Horus alrededor de la cabeza, en un gesto protector que simboliza la sanción divina del poder de los reyes.
 

 Estatua de Ka-Aper, magnifica estatua tiene los párpados de cobre, el blanco de los ojos de cuarzo opaco y las pupilas de cristal, que han sido taladradas y rellenadas con pasta negra.
 





Tuntankamón niño







jueves, 13 de noviembre de 2025

Fografía, Poesía, Haiku.


 Recuerdo constante
 
Todos los días los recuerdo.
No se han marchado todavía.
Quizá me esperan en la muerte.
a un paso de la vida.
No son los mismos, pero son.
Dejan su huella en mi camino.
Están hablándome en silencio,
como se le habla a un hijo. 
 
Viven la muerte en la distancia.
Mi vida hacia su ser se muere.
Estamos en la misma vida    
compartiendo la muerte.  
 

  Matsuo Basho
 
Aquella nieve
que una vez contemplamos,
¿es esta? ¿vuelve?
 

En la fragancia
de las flores, el eco
de una campana.
 

 
 Un cuervo solo
sobre una rama seca.
Tarde de otoño.
 

 Hay luna llena.
la marea que sube
ronda mi puerta.
 

¿Que si la flor
del cerezo interesa
al noble. No
 

 Ganso salvaje
sin amigo y allende
las nubes parte.
 

Sobresaliente,
no ver en el relámpago
la vida breve.
 

Termina el año.
¿Qué sentirán -hay fiesta-
peces y pájaros?
 

 Ya resignado
a la intemperie, el viento
me ha atravesado.
 

De viaje, enfermo
deambulan por los campos
mustios mis sueños.
 

Ínsula sola,
donde el canto del cuco
va y se evapora.
 

Mira qué flores, 
¡y yo buscando dónde
pasar la noche! 
 

Es la campana
del templo. Oyó el chirrido
de las cigarras.
 

La mar revuelta.
Rumbo a Sado, la isla,
 río de estrellas. 
 

 Las estaciones
 
Y estando ya tan cerca de aquellas despedidas
esperemos que renazca el geranio,
porque él ha de volver
en cada primavera.
                                                                 Thomas de Quincey 
 

Continuar [...] aunque sea en solitario [...] y no tener miedo a estar
equivocada, o a cometer y admitir errores, porque solo aquellos que se
atreven a fallar de forma estrepitosa pueden conseguir cosas grandiosas.
                                                                                                                           Margaret Hamilton  
 

Cuando miras largo tiempo un abismo,
 el abismo también mira dentro de ti. 
                                                                 Friedrich Nietzsche 
 

Arde la zarza adusta en la hoguera de amor, 
y entre la zarza eleva su canto el ruiseñor.
                                                                                  Ramón María del Valle-Inclán 
 

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en la punta de las lanzas.
                                                                      Manuel Machado
 

Como un pulso que golpea las tinieblas.
                                                                     Gabriel Celaya 
 

 
 

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Ciudadela de Saladino (Mezquita de alabastro)


El cairo islámico
En el año 641, después de conquistar Egipto, los musulmanes fundaron la ciudad de Al Fustat en lo que actualmente constituye el límite sur de El Cairo moderno. En lo sucesivo, toda nueva dinastía fundaría su propia capital, cada una más hacia el noroeste que la anterior, hasta que Saladino (Salah al Din) construyó la impresionante Ciudadela (Al Qalaa) sobre un promontorio rocoso, y delimitó la ciudad.
 
Durante el periodo mameluco (1250-1517), se le añadió un fabuloso conjunto de mezquitas, mausoleos y edificios civiles. Hoy, las abigarradas callejuelas de El Cairo islámico desafían a los sentidos con una extraordinaria mezcla de imágenes, sonidos y olores que dejan vislumbrar un asombroso pasado.
 
Mezquita de Muhammad Alí


Los artesanos de El Cairo eran maestros en el arte de tallar la piedra, como demuestran los cientos de cúpulas y alminares que jalonan el paisaje de la ciudad. La artesanía floreció durante el periodo mameluco (1250-1517), cuando los minaretes pasaron de ser torres no demasiado altas y de torpe factura a elegantes y elevadas agujas con balaustradas y estalactitas.
 
Las cúpulas de piedra tallada son también características de la arquitectura mameluca. Comenzaron su desarrollo a principios del siglo XIV y alcanzaron su cenit a finales del siglo XV. Planas y pequeñas en sus inicios, las cúpulas evolucionaron rápidamente, y se convirtieron en enormes estructuras profusamente adornadas, primero con sencillos trazos en zig-zag y más adelante con figuras geométricas y arabescos. la invasión otomana marcó un brusco final en la evolución de este arte.
 


La Ciudadela
Residencia de los soberanos de Egipto durante casi 700 años, la Ciudadela (al Qalaa) es uno de los lugares de El Cairo que más visitantes recibe. La mezquita de Mohamed Alí, fue construida entre 1830 y 1848 y, a pesar de ser de estilo turco, constituye uno de los símbolos de El Cairo.
 


Aunque domina la silueta de la parte oriental de El Cairo, esta mezquita es, en cierto modo, una recién llegada. Fue construida a mediados del siglo XIX, por mandato de Mohamed Alí, el soberano reformista considerado el fundador de El Cairo moderno. En 1805, cuando alcanzó el poder, Egipto no era más que una provincia secundaria del Imperio otomano. En 1849, año de su muerte, el país había vuelto a ser una superpotencia regional.
 


La imponente mezquita de Mohamed Alí se erigió como símbolo de un nuevo resurgir, pues pretendía equipararse a las grandes mezquitas imperiales de Estambul. Sigue los dictados de la arquitectura religiosa otomana, con una gran cúpula central y dos esbeltos alminares. El reloj del patio fue regalo del rey Luis Felipe de Francia a cambio del obelisco que se erige en la Plaza de la Concordia de París, que Napoleón llevó de Egipto. El reloj resultó dañado en su transporte  y así permanece, sin funcionar. Mohamed Alí está enterrado en la gran sala de oración, a la derecha de la entrada.
 






La iglesia copta
La palabra copto es una corrupción del árabe qihti, que a su vez se deriva a su vez del griego aegyptios. Según la traducción , fue san Marcos, uno de los doce apóstoles, quien introdujo en Egipto la religión cristiana. Alejandría fue uno de los primeros patriarcados -ramas de la iglesia cristiana encabezadas por patriarcas que se declaraban descendientes de los apóstoles-, y en el siglo XV, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del estado egipcio. 
Los cristianos coptos se escindieron de los cristianos ortodoxos cuando el Concilio de Calcedonia declaró la naturaleza dual de Cristo, divino y humano al mismo tiempo. Dioscuro, patriarca de Alejandría, rechazó esta declaración negándose a aceptar la naturaleza humana del Mesías.