jueves, 3 de abril de 2025

Éramos felices y no lo sabíamos. Arte mexicano de los noventa en la Colección Jumex

Gabriel Kuri (1970). Gobelinos tejidos a mano.

Gabriel Kuri crea reflexiones sobre objetos que median las relaciones humanas entre sí, con su entorno y con los mercados de intercambio. Los cuatro tapices laboriosamente tejidos a mano que componen su obra gobelino políptico franja magenta (aeropuerto) magnifican los residuos de las interacciones humanas a través de la reproducción de un recibo desechable. Producidos en un estilo tradicional de tejido de Guadalajara por varios tejedores, los tapices de Kuri cuestionan el consumismo la inmediatez y la temporalidad.
 
Thomas Glassford, 1991

 
Los noventa fueron una década de euforia en la que todo parecía posible; cada pregunta tenía una respuesta y las complicaciones encontraban pronta solución. La globalización tocaba la puerta de un México que aspiraba al desarrollo económico y social, y el entonces Distrito Federal era la primera parada. Así, la globalización trajo al país una mayor circulación de información y acceso a revistas, textos, cine y música, que promovieron un boom en la cultura visual. Esta multiplicidad de oferta cultural impulsó un cambio en las formas de producción y exhibición de las obras de arte.
 
Minerva Cuevas, Target Shell, 2007

Durante esta década surgió en México una generación de artistas emergentes y alternativos que irrumpieron y transformaron la escena nacional del arte, como una respuesta contundente al movimiento del neomexicanismo -un término acuñado por la crítica e historiadora Teresa Conde. Se refiere a la pintura figurativa producida durante la década de 1980 en la que los artistas representaron las raíces culturales nacionales- . Todos compartían la necesidad de crear un arte diferente y diverso en el contexto urbano, principalmente en una de las capitales más grandes y complejas del mundo: la ciudad de México.
 
Damián Ortega. Moby Dick performance (maqueta), 2004


Éramos felices y no lo sabíamos incluye piezas del acervo de la Colección Jumex y abarca casi dos décadas de producción, desde mediados de los años noventa hasta los primeros diez años del nuevo milenio. la exposición reúne obras de veintiocho artistas que formaron parte de la amplia comunidad artística de ese momento. Estos años fueron esenciales para la producción de obra en México, la maduración de los artistas y sus propuestas innovadoras.
 


Casa de México en España 
C/ de Alberto Aguilera, 20 
 
 

Soportamos fácilmente la adversidad,
quiero decir, la ajena. Mark Twain  
 
 
 

martes, 1 de abril de 2025

Icónica Madrid. Serrería Belga


En busca de una identidad múltiple, muchas veces nos hemos preguntado cuál es el imaginario que define a Madrid de una manera nítida. En mente de todos hay una serie de lugares imprescindibles, de usos y costumbres o de nombres históricos. la exposición Icónica Madrid quiere dar respuesta , desde el punto de vista gráfico, a esta pregunta.
 
Ana Jarén. El rastro.

 Del 26 de marzo al 20 de abril el patio central del Espacio Cultural Serrería Belga (C/ Alameda, 15) mostrará en gran formato dieciséis imágenes creadas por ilustradores de Madrid o que tienen vinculación con la ciudad. Todas ellas retratan diferentes iconos de la capital. Esta exposición forma parte de IlustraWeekMadrid 2025. Está comisariada por la revista El Duende.
 
Taquen. Barrio de las Letras. Quevedo y Góngora

Preguntando por aquí y por allá, han llegado propuestas de todo tipo sobre lo que puede o debe ser icono de Madrid. A falta de una "torre Eiffel", un "Big Ben" o una "estatua de la Libertad", ¿qué iconos claros tiene Madrid? Que si el Km 0, que si la Plaza Mayor, que si los churros de san Ginés, el Museo del Prado,...La lista puede ser interminable. Ninguno es rotundo y sin ninguno de ellos Madrid sería lo que es.
 
Carmen Casado. Teatro Español y los teatros de Madrid

 En Icónica Madrid se muestran dieciséis piezas en gran formato, tanto en soportes sobre suelo del patio, como en grandes lonas que cuelgan de la fachada y también en sus grandes ventanales, generando una nueva percepción artística del espacio.
 

 
Carmen García Huerta. Tejados de Madrid y sus esculturas

Sara Herranz. Chulapos madrileños

 Los creadores de la muestra, además de ser "madrileños de elección" coinciden en ser referentes reconocidos, incluso fuera de nuestro país, con un gran bagaje profesional, libros y multitud de premios, trabajos con las más importantes marcas o para los medios más prestigiosos, conformando un amplio espectro de estilos y formas de entender la ilustración contemporánea.
 
 
 
David Despau. El bocadillo de calamares.

El chico Llama. Torres Blancas.

Andrea Devia. Estaciones de metro.




[...] Y de eso va este libro, de las virguerías que hacemos los seres vivos por pasar nuestros genes a la siguiente generación y dejar un legado que continúe otros tantos millones de años más.
Ay, el sexo...Un fenómeno que ha hecho caer imperios, declarar guerras y hasta hacernos ir al gimnasio. 
 
 

Autor: Ricardo Moure
Título: Sexo salvaje
Prólogo: Luis Piedrahita
La Esfera de los Libros, S.L.
Nº de páginas: 287
ISBN:978-84-1094-010-9 






lunes, 31 de marzo de 2025

Cartuja de santa María de Miraflores (Burgos)

Cartuja de Miraflores

Miraflores es una cartuja de fundación tardía, si tenemos en cuenta que la llegada de esta orden a la Península había comenzado en 1149 con su establecimiento en Escaladel. En este lugar cercano a la ciudad de Buergos, había un palacete que había hecho levantar Enrique III (1390-1406). Su hijo, Juan II de Castilla (1406-1454), cumpliendo solo en parte el deseo de su padre de fundar un monasterio franciscano, lo dio a los cartujos, pero poniéndolo bajo la advocación de san Francisco, cosa nada habitual en esta orden.
 
 
 



En 1441, Juan II obtuvo el correspondiente consentimiento de los cartujos, tanto del prior de la Grande Chartreuse (Isére) como de los establecimientos de Escaladel y El Paular (Rascafría, Madrid). En 1452, aquel palacio reconvertido en cartuja se perdió completamente a cusa de un incendio, tuvo que reconstruirse de arriba a bajo, momento en que se aprovechó para cambiar la advocación inicial por la de la Virgen, pasando a denominarse Santa María de Miraflores. La construcción del conjunto monástico se prolongó en el tiempo debido a diversos obstáculos, y se acabó bajo el patrocinio de Isabel I de Castilla, que finalizó la construcción iniciada en 1453, en época de Juan II.
 

 

 
Retablos del trascoro
 
Facistol, obra de Martín Sánchez (s.XV)

La Orden Monástica de la Cartuja, fundada por san Bruno en el siglo XI, es una de las formas de monacato más singulares que pervive en la actualidad.
Los cartujos una comunidad de monjes pertenecientes a la Orden Monástica de la Cartuja. Su fundador san Bruno, nació en Colonia (Alemania) hacia el 1030, que buscando una vida de total consagración a Dios se retiró, junto con seis compañeros, a un lugar agreste y solitario de las montañas alpinas del Delfinado llamado Chartreuse ( a 30 kilómetros de Grenoble, Francia) fundando un eremitorio el año 1084. A pesar del transcurso del tiempo, el carisma de su fundador sigue tan vivo y actual como en 1084. 
 

 

 

 

El arquitecto encargado de aquella obra fue Juan de Colonia, especialmente conocido por su actuación en la catedral de Burgos, quién planeó un monasterio de estructura cartujana, con su iglesia reservada para la comunidad, algunas dependencias comunes y las celdas distribuidas entorno a un gran claustro. La vida cartujana se vio interrumpida varias veces en el siglo XIX, en diferentes exclaustraciones, entre 1808-14, 1820-23 durante el Trienio Liberal y entre 1835 y 1880.
Este último período los cartujos se refugiaron en Francia mientras que el lugar pasaba a estar custodiado por el obispado de Burgos que mantuvo allí una pequeña comunidad que permitió garantizar su conservación hasta que en el año 1880 regresaron los cartujos para restaurar la vida monástica en el centro, que todavía se mantiene activa.
 
Detalle del altar mayor
 
Detalles del altar mayor


El conjunto monástico está formado por varias dependencias, pero la propia naturaleza de la orden cartuja hace que la visita sea bastante limitada. La reconstrucción fue comenzada por el arquitecto Juan de Colonia y continuada por Garci Fernández de Matienzo y Simón de Colonia. El mobiliario es muy rico, en medio del presbiterio se conserva el sepulcro de los fundadores: Juan II e Isabel de Portugal, de Gil de Siloé (1489-93), el retablo mayor (1496-99) es también obra de Siloé, y Diego de la Cruz.
 

Sacristía, es la capilla donde el sacerdote se reviste de los ornamentos sagrados y se recoge en oración antes de celebrar la misa comunitaria de los monjes. Estas amplias y solidas cajoneras de nogal macizo, alarde de ebanistería, fueron instaladas en el siglo XVII para guardar los ornamentos y paños litúrgicos.
Después del saqueo de las tropas de Napoleón en el siglo XIX, se reconstruyó el retablo como armario de reliquias.
La pintura central sobre tabla y de autor desconocido, representa a san Hugo, obispo de Grenoble bienhechor y protector de los primeros cartujos. Según el mismo contaba, tuvo un sueño en que vio siete estrellas sobre un remoto valle alpino conocido como "Cartuja" El día siguiente se presentaron ante él san Bruno y sus seis compañeros expresando el deseo de establecerse en un sitio solitario para dedicarse a la vida monástica.
La figura pintada en la tabla de la izquierda es de otro san Hugo (1135-1200), monje cartujo nombrado prior de una cartuja en Inglaterra y luego elegido obispo de Lincoln, cargo que el Papa le obligó a aceptar. Como es habitual se le representa alzando el cáliz a la vez que mira extasiado a una visión del niño Jesús. 
 

 
Al fondo el altar mayor

El esplendor cartujo de lo bello a lo divino
 

 

El Monasterio de la Cartuja de santa María de Miraflores estuvo vinculado desde sus orígenes a la rama castellana de los Trastámara. Esta cartuja contó también con el beneplácito de los Austrías y Borbones. De esta forma, la iglesia sirvió de capilla fúnebre para los restos de Felipe el Hermoso hasta que su esposa, Juana I de Castilla, decidió trasladarlos a Granada. Otros monarcas también visitaron la Cartuja. Las crónicas de la época cuentan la profunda impresión de Felipe II ante la belleza de los sepulcros reales. 
 


Pedro Berruguete (c. 1450-1503)

 
Hallazgo de la Vera Cruz (Escuela castellana, h, 1530. Óleo sobre tabla)
   La leyenda Dorada del obispo Jacobo de Vorágine (s.XIII) recoge la vida de santa Elena, madre del emperador romano Constantino el Grande, y su viaje a Jerusalén en búsqueda de la Vera Cruz en 326. Dos siglos antes el emperador Adriano había profanado el monte Gólgota, edificando sobre él un templo pagano a la diosa Venus. santa Elena lo hizo derribar y al excavar descubrió tres cruces: la de Jesús, y la de los dos ladrones crucificados con él. 
 
 
 
 

Elevación de la cruz. Joaquín Sorolla