La costa de Huelva extiende dunas y pinares, arenas y puertos pesqueros y deportivos entre la desembocadura de dos ríos: el Guadiana y el Guadalquivir. Ayamonte se asienta mirando al mar y al Guadalquivir y de este emplazamiento surge su realidad fronteriza y su vocación marinera.
Por sus calles se oyen conversaciones en portugués, español e inglés. La ruta por el centro histórico de Ayamonte puede iniciarse en el Paseo de la Ribera, espacio próximo al puerto deportivo que se halla sembrado de palmeras y bancos. Parte de su término se encuentra incluido en el Paraje Natural de las Marismas de Isla Cristina.
El origen de su nombre se debe al vocablo griego Anapote que significa: sobre el río. Esta zona ha estado poblada desde la Edad del Bronce.
Durante la época romana fue la antigua Ostium Fluminis Anae. De este periodo quedan solamente restos de una fortaleza. La conquista cristiana fue llevada a cabo en el siglo XIII por Sancho II de Portugal que la cedió a la Orden de Santiago.
Por el tratado de Badajoz, pasó a la corona de Castilla y Alfonso XI la cedió al condado de Niebla en el año 1335. Pasó sucesivamente de dominación castellana a portuguesa, hasta que pasó a depender del Condado de Niebla. Varios años más tarde se constituyó el marquesado de Ayamonte.
Este edificio fue construido por el comerciante y navegante Manuel Rivero González en la década de los cuarenta del siglo XVIII. Con el tiempo pasó a ser propiedad de la familia Marchena y de la Sociedad Mercantil Feu Hermanos, hasta que en 1928 fue adquirido por el gobierno de la ciudad para destinarlo tras su adecuación a Casa Consistorial. Fue inaugurada el domingo 23 de febrero de 1930, desde entonces, alberga parte de las instalaciones del Ayuntamiento de la ciudad de Ayamonte.
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