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sábado, 9 de septiembre de 2023

La fábrica de mentiras (Fake News)


Ha habido más errores propagados por la prensa en los últimos
diez años que en los cien anteriores a 1798
John Adams

Palabra del año 2017

Cada mes de noviembre, los lexicógrafos del diccionario Collins eligen la Palabra del Año a partir de una base de datos con más de 45000 millones de términos.

    En 2017, la expresión escogida fue Fake News, cuyo uso se había disparado el año anterior en un 365%, coincidiendo con la batalla electoral que enfrentó a Donald Trump y Hillary Clinton, y la cascada de desinformación qe se derivó de ella.


 Cuanto más se desvíe una sociedad de la verdad,
más odiará a aquellos que la proclaman.
George Orwell
 
En plena era digital , generamos y recibimos más información que nunca: a escala global, se estima que cada segundo compartimos, de media, más de 6000 tuits, 740 000 mensajes de WhatsApp y 700 publicaciones en Instagram. Esta velocidad sin precedentes nos conecta como nunca antes a lo largo de la historia, pero también nos hace más vulnerables ante la manipulación informativa. Día a día, nos enfrentamos a noticias y estrategias de desinformación que ponen a prueba nuestra capacidad para discernir qué es verdadero y qué es falso.

    Aunque la humanidad lleva siglos conviviendo con la falsedad y la tergiversación, internet y los canales de difusión masiva han hacho que el impacto de las noticias falsas adquiera proporciones inéditas. Capaz de moldear mecanismos democráticos, la desinformación plantea la acuciante necesidad de una alfabetización mediática. Fake News, la fábrica de mentiras nos invita a comprender la complejidad del fenómeno, con el objetivo de identificar distintos tipos de desinformacion, aprender a reconocerlos y combatir su difusión.
 
 

 Una mentira es como una bola de nieve: cuanto más rueda,
más grande se vuelve.
Martín Lutero
 
 
Dos rasgos esenciales en la evolución del cerebro humano arrojan algo de luz para explicar nuestra predisposición a las noticias falsas: el gusto por aprender, que nos lleva a privilegiar la información nueva y, sobre todo, la pulsión por formar parte de un grupo social, que nos inclina hacia la opinión colectiva.
 
    Somos más propensos a creer con la información que conecta con nuestras emociones y confirma nuestras creencias. Además, la búsqueda de eficiencia del cerebro humano da lugar a los llamados atajos cognitivos: automatismos inconscientes que buscan agilizar procesos mentales. Estos atajos nos pueden ahorrar tiempo y energía, pero a menudo nos llevan a percibir la realidad a través de juicios inexactos y conclusiones ilógicas.
 
    A todo esto se suma la llamada economía de la atención. En un mundo colmado de estímulos, las estrategias para captar un bien tan preciado como la atención sobre algo determinan la manera en que se gestiona la información. La gamificación, la exageración o la personalización de contenidos, junto con la escasa verificación de fuentes, la inmediatez o la viralización, aumentan el éxito y la propagación de la desinformación.
 

 
 







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