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miércoles, 9 de abril de 2025

Ecos del Océano

 

 En el año 1970 un disco de vinilo cambio para siempre nuestra percepción del mundo conocido. Songs of the Humpback Whale, una recopilación de grabaciones de cantos de ballenas editada por el biólogo acústico Roger Payne, nos abrió las puertas a todo un universo de sonido que se escondía bajo el océano. Tras su publicación, cinco décadas de análisis de estas expresiones vocales han desvelado comportamientos sociales, intercambio de información, y los rastros de algo que podemos llamar cultura.
 
 Este espacio es un portal de conexión que nos invita a meditar acerca de nuestra coexistencia con las especies marinas.
 

 Cachalotes. Localización. Islas Canarias
 
 El cachalote (Physeter macrocephalus) es un cetáceo dentado más grande que existe y el depredador marino de más tamaño. Es el único miembro vivo del género Physeter. Este mamífero pelágico surca las aguas de todo el mundo y migra estacionalmente para alimentarse y reproducirse. Las hembras y los machos jóvenes forman grupos, mientras que los machos adultos viven solos fuera de la temporada del apareamiento. Las hembras paren cada cuatro a veinte años, cooperan para proteger y amamantar a sus crías y cuidan de ellas durante más de una década. Un cachalote sano de edad madura no tiene depredadores naturales, aunque las crías y los adultos enfermos pueden a veces perecer por el ataque de un grupo de orcas. 
 
 El cachalote es un excelente buceador, capad de sumergirse hasta 3000 metros. Su cabeza, que representa un tercio de su longitud, es clave en su capacidad de ecolocalización. Tiene el cerebro más grande del reino animal - con un peso cinco veces mayor al humano- y emite sonidos de muy alta intensidad, el más estruendoso entre los animales. Los machos maduros miden hasta 18 metros y pueden vivir más de 70 años. 
 

Silbatos de hielo. Localización: Groenlandia
 En el océano global, diversos sonidos naturales, como los producidos por el viento, las olas y los terremotos submarinos, conforman lo que se conoce como el "paisaje sonoro" submarino. En las regiones polares, el hielo marino juega un papel único, ya que tanto genera ruido como atenúa los sonidos provenientes de la atmósfera. En el Ártico cubierto de hielo, se pueden registrar algunos de los niveles sonoros ambientales más bajos del océano debido a la ausencia de olas impulsadas por el viento en zonas heladas. Sin embargo, los cambios en el hielo marino, como su disminución de grosor, su mayor antigüedad, su reducción en extensión y los cambios estacionales, están modificando el entorno acústico submarino del Ártico de varias maneras. Los primeros exploradores del Ártico describieron los sonidos de la banquisa como " la sinfonía del diablo". Los sonidos captados por hidrófonos en el noroeste de Groenlandia son los mismos que aquellos exploradores describieron de manera tan vívida.
 

Delfines. Localización: Azores
 Los delfines y las ballenas dentadas utilizan la ecolocalización para localizar alimentos y objetos en el océano. Emiten impulsos sonoros de alta frecuencia, conocidos como "chasquidos" que viajan a través del agua y rebotan al encontrar objetos solidos. Estos ecos les permiten mapear su entorno con gran precisión.

 Para facilitar este proceso, los cachalotes y los rorcuales dentados cuentan con depósitos de grasa en sus cabezas. En los cachalotes este depósito puede llegar a pesar toneladas, mientras que, en otras especies de ballenas dentadas, el depósito, llamado melón, es más pequeño. Además, tienen otro importante depósito de grasa en la mandíbula inferior, colocado estratégicamente detrás de una zona de hueso muy fino. Este depósito se extiende hasta el oído medio. 

 El melón enfoca los "chasquidos" en un haz direccional, mientras que los ecos reflejados son aceptados por la "ventana acústica" de la mandíbula inferior. Esta información acústica se transmite al oído medio y, finalmente, al cerebro, donde se interpreta para construir un mapa preciso del entorno.
 
Marshmallow Laser Feast. Plankton temple, 2025
 
 El plancton es el artífice invisible de la vida en la Tierra, el viajero microscópico pero monumental de las aguas del planeta. Con origen en las palabras griegas plankton (errante), zoon (animal) y phyton (planta), el zooplancton y el fitoplancton son maravillas microscópicas que sustentan la vida a escala global.
 
 Esta escultura es un reflejo de los ritmos de la migración vertical diurna -la mayor migración diaria del planeta- en la que el plancton asciende de noche para alimentarse y desciende de día para eludir a los depredadores, alimentando los ecosistemas marinos con sus rítmicos viajes. 

 El fitoplancton, alimentado por la luz solar y los nutrientes del agua, realiza la fotosíntesis liberando el oxígeno que sustenta la mitad de la atmósfera terrestre, y proporcionando energía al zooplancton. A su vez, el zooplancton alimenta a peces, crustáceos e incluso a las ballenas más grandes. Juntos, estos organismos forman la base de los ecosistemas de la Tierra, reciclando carbono, produciendo oxígeno y sustentando la vida en todos los rincones del planeta.
 
 Cada respiro que tomamos procede del plancton, pero su influencia va mucho más allá del presente. A lo largo de milenios, el plancton fosilizado ha moldeado el mundo físico, formando la tiza y la piedra caliza que definen las costas de la Tierra. Estos antiguos depósitos, extraídos y tallados, se han transformado en lugares de culto y reunión, testigos y apoyo del viaje de la humanidad a cada paso del camino.
 
 En su silencioso brillo, el plancton revela el profundo poder de las formas más pequeñas para sostener y dar forma a las más grandes, mostrándonos que las creaciones más intrincadas de la vida comienzan con sus creadores más invisibles. 
 

Ballenas jorobadas. Localización: Hawái
 La ballena jorobada (Megaptera novaeangllae) es una ballena de la familia Balaenopteridae, y la única especie del género Megaptera. Los adultos miden entre 14 y 17 metros y pueden pesar hasta 40 toneladas. Se caracterizan por sus largas aletas pectorales y tubérculos en la cabeza, y son conocidas por sus vistosos saltos. Los machos emiten cantos complejos que pueden durar entre4 y 33 minutos. 
 
 Distribuidas por los océanos y mares de todo el mundo, estas ballenas migran anualmente hasta 16.000 km, alimentándose en aguas polares y reproduciéndose en aguas tropicales. Su dieta incluye krill y peces pequeños, y usan burbujas para atrapar presas. Son polígamas y sus principales depredadores son las orcas. La caza masiva las llevó al borde de la extinción en la década 1960, cuando su población descendió a unos 5.000 ejemplares. Hoy su número ha aumentado a aproximadamente 135.000 ejemplares, aunque se enfrentan a amenazas como la contaminación acústica, las colisiones con barcos y el riesgo de quedarse atrapadas en redes. 
 

Focas Barbudas. Localización: Groenlandia
 La foca barbuda, también conocida como foca de aleta cuadrada, es un pinnípedo de tamaño mediano que habita en el océano Ártico y sus alrededores. Su nombre proviene del griego eri (relativo a ) y gnathos (quijada), haciendo referencia a su mandíbula robusta. Su apodo "barbuda" alude a sus grandes y llamativos bigotes, que se rizan elegantemente cuando están secos, dándole un aspecto muy carismático.
 
Las focas barbudas son las más grandes del norte, alcanzando hasta 300 kg de peso. Las hembras son de mayor tamaño que los machos, aunque no se observan diferencias significativas en sus dimensiones.
 

Bruixa
 Cada año, entre febrero y junio, una comunidad de rorcuales visita la costa de Cataluña, para alimentarse. Este fenómeno, aunque conocido por los pescadores de la zona, no empezó a ser estudiado por los biólogos marinos hasta muy recientemente. El rorcual común es la ballena más grande del Mediterráneo y la segunda más grande del planeta.
 
Esta es la historia de "Bruixa", un macho adulto de rorcual común de 17 metros de longitud que fue avistado por primera vez en la costa de Tarragona, hace una década y sigue regresando cada primavera. Su presencia, junto con la de su comunidad, desafía la idea de que las ballenas habitan un mundo ajeno al nuestro y demuestra que nuestras vidas están más conectadas con las suyas de lo que imaginamos. 
 
Foto: National Geographic

Historias del sonido profundo
 Entre 600 y 1200 metros por debajo de la superficie del mar, hay una franja de agua en la que el sonido se comporta de manera distinta. Es el llamado canal SOFAR, las hondas sonoras pueden recorrer miles de kilómetros sin perder intensidad; una ballena de Sudáfrica puede escuchar los cantos de otra en la costa de Irlanda. A comienzos de la Guerra Fría, las dos potencias mundiales empezaron a captar y analizar metódicamente las señales acústicas de los océanos para extraer información sensible.
 
En este territorio acústico las voces de cachalotes, orcas y delfines se entrecruzan con el sónar de los submarinos, el rumor de las tormentas y el crujido de los icebergs y perforaciones mineras.
 
 
 
 

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