domingo, 24 de agosto de 2014

El Monasterio del Escorial



Monasterio del Escorial y Monte Abantos


El Monasterio del Escorial se levanta  sobre un collado. La ladera meridional de este collado desciende bajo la cobertura de un boscaje, que es a un tiempo robledo y fresneda. El sitio se llama "La Herrería". La cárdena mole ejemplar del edificio modifica, según la estación, su carácter merced a este manto de espesura tendido a sus plantas, que es invierno cobrizo, áureo en otoño y de un verde oscuro en estío. La primavera pasa por aquí rauda, instantánea y excesiva -como una imagen erótica por el alma acerada de un cenobiarca. Los árboles se cubren rápidamente con frondas opulentas de un verde de un verde claro y nuevo; el suelo desaparece bajo una hierba de esmeralda, a su vez, se viste un día con el amarillo de las margaritas, otro con el morado de los cantuesos. Hay lugares de excelente silencio. Cuando callan por completo las cosas en torno, el vacío de rumor que dejan exige ser ocupado por algo, y entonces oímos el martilleo de nuestro corazón, los latigazos de la sangre en nuestras sienes, el hervor del aire que invade nuestros pulmones y que luego huye afanoso.
  

Vista del Monasterio de El escorial con monje
Michael Ange Houasse (1680-1730) 


Todo esto es inquietante porque tiene una significación demasiado concreta. Cada latido de nuestro corazón parece que va a ser el último. El nuevo latido salvador que llega parece siempre una casualidad y no garantiza el subsecuente. Por esto es preferible un silencio donde suenen sones puramente decorativos, de referencias inconcretas. Así en este lugar. Hay aguas claras corrientes que van rumoreando a lo largo y hay dentro de lo verde avecillas que cantan -verderones, jilgueros, oropéndolas y algún sublime ruiseñor.
Una de estas tardes de la fugaz primavera, salieron a mi encuentro en la Herrería estos pensamientos...(José Ortega y Gasset "Meditaciones del Quijote") 
  



Cuenca del Guadarrama

Hasta Guadarrama, el río Guadarrama no recibe un bautizo bien definido. Ha nacido de forma dispersa con las aguas recogidos en el puerto de la Fuenfría, Cerro Ventoso y Siete Picos, por los arroyos de la Vega y Navalmedio. Drena toda la rampa de El Escorial y cruza los términos de Cercedilla, Los Molinos y Guadarrama, de donde, toma su nombre.
 
Es río de largo recorrido, casi 80 kilómetros hasta que desemboca directamente en el Tajo, aguas abajo de la ciudad de Toledo. Y productivo, pues da forma y vida a los embalses de La Jarosa, Valmayor y Los Arroyos.

Guadarrama comparte con la sierra madrileña por excelencia.. En su cuenca se acomodan buena parte de las localidades -San Lorenzo de El Escorial y Cercedilla a la cabeza- en las que se inventó el concepto de veraneo, mucho antes de que las lejanas poblaciones costeras recibieran el aprecio de los madrileños.


Jardín de los Frailes y Galería de Convalecientes


El ferrocarril puso la sierra al alcance de los dedos. Hace algo más de siglo y medio. Fue entonces cuando las gentes buscaron airear sus pulmones al abrigo de cumbres como el  Abantos, Siete Picos, la Maliciosa, la Peñota, la Bola del Mundo, el cerro del Telégrafo...

Después vinieron la revolución del utilitario, el adosado y las escapadas de fin de semana para transformar un paisaje hasta entonces dominado por ganaderos y canteros.
 

Magnolio
El Escorial


Población: 12.975 habitantes.
Distancia de Madrid: 50 kilómetros.
Altitud: 909 metros.
Superficie: 48.90 kilómetros cuadrados. 
 



Elevada a la categoría de villa por Felipe II con el fin de levantar el Monasterio de San Lorenzo, El Escorial vive como a su sombra, paso obligado a través del Paseo de los Olmos para quien llega por ferrocarril.

La botica de El Monasterio de San Lorenzo llegó a tener, en época de Felipe II, hasta siete dependencias y poseía una torre filosofal, en la que se destilaban a la vez, hasta 120 alambiques. Por ella pasaron los más famosos alquimistas. El motivo no era otro que la búsqueda de la piedra filosofal para conseguir oro.
 
El mismo Felipe II estaba al tanto de las investigaciones, lo que salvó a los investigadores de las manos de la Inquisición, que consideraba que aquello era brujería. El Escorial era el lugar de experimentación.
 

sábado, 23 de agosto de 2014

La Casita del Príncipe. (El Escorial)


 Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial


A finales del siglo XVIII, Carlos III, y posteriormente su hijo Carlos IV, decoraron algunas de las habitaciones  de El Escorial para ser utilizadas como palacio de verano. Como se trata de dos reyes de la dinastía Borbón, la influencia del gusto francés se delata en el estilo de los muebles, relojes, porcelanas, lámparas y todo tipo de objetos decorativos.

Lo más importante de estas habitaciones es la impresionante colección de tapices, tejidos en su mayoría en la Real Fábrica de Madrid, y basados en cartones diseñados por Goya, Bayeu, David Tenniers y otros pintores españoles y flamenscos. Tapices cuyo renombre se debe a su especial colorido.

Entre ellos destaca igualmente la colección de tapices belgas que decoran dos de las salas de este palacio -basados en pinturas de Pedro Pablo Rubens- representan escenas de la mitología griega. 


Serie de tapices de El Bosco

 

La primera serie de tapices conocida de El Bosco constaba de cinco paños, con uno dedicado a un elefante, y se menciona en el inventario del rey Francisco I de Francia en 1542. 
 

Esta serie de El Escorial pertenecía al cardenal Antonio Perrenot de Granvela, estadista de Felipe II, y fue tejida en Bruselas con anterioridad a 1560, fecha en la que el marqués de Villafranca, don García de Toledo, expresa su deseo de tener una copia. En 1567 el III duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo, gobernador de los Países Bajos, consiguió otra serie que constaba sólo de tres de tres paños con figuras a mayor escala.


A la muerte de Granvela los tapices fueron heredados por su sobrino, quien los vendió al emperador Rodolfo III en 1600. Este emperador fue educado en España junto a su tío Felipe II, y fue conocido por ser un ávido coleccionista de arte que anheló conseguir alguno de los Boscos de la colección del rey español.

En una fecha pendiente de determinar, los tapices pasaron a la colección real española apareciendo por primera vez expuestos en la decoración de la Casa del Tesoro de 1626. En 1646 Felipe IV los usó en una jornada a Pamplona y se recogen en su inventario de 1666.
                                                      Fundación Carlos de Amberes


El Bosque de La Herrería es un espacio natural de gran valor histórico y paisajístico dentro de la Comunidad de Madrid, situado junto al real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, al Noroeste de la capital. Su superficie total es de 497 hectáreas.

Constituye un típico bosque mediterráneo de hoja marcescente (roble melojo o rebollo), transicional entre el bosque caducifolio (fresnos) y el bosque de hoja persistente (encinar) de acusada continentalidad, con relieve suave ondulado e importantes afloraciones graníticas, atravesado de poniente a levante por el río Aulencia.

 

Ademas del rebollo y el fresno, especies principales, conviven arces de Montpellier, enebros, cerezos, sauces y cabe destacar la presencia de castaños en la zona más alta y fresca, dos de ellos declarados singulares.

Asimismo, es sobresaliente el arce también singular situado en la Silla de Felipe II. Las especies arbustivas predominantes, que forman un sotobosque importante en las zonas no adehesadas, son los majuelos, los endrinos, los escaramujos, las zarzas, las retamas, y las genistas. En las dehesas los pastos son ricos y abundantes.



La diversidad faunística de la Herrería es considerable, si bien la presencia constante del visitante hace que ésta sea esquiva. Los mamíferos más emblemáticos que habitan el bosque son los corzos, los jabalíes, los zorros y las garduñas, habiéndose constatado la notable presencia del gato montés y la nutria. Hay multitud de pequeñas aves insectívoras como herrerillos, carboneros, papamoscas; y otras como mochuelos, arrendajos, y pájaros carpinteros. Destacan la presencia de cormoranes, abejero europeo, pico menor y la chova piquirroja.

En las alturas podemos observar buitres, águilas reales, halcónes peregrinos, aguilillas calzadas, busardos ratoneros y milanos. Entre las especies de reptiles destacan la culebra de escalera, culebra bastarda, lagarto ocelado, lagartija colilarga y salamanquesa común. Los anfibios no son abundantes, a pesar del número de manantiales, si bien se representan principalmente por la salamandra común. La fauna ictícola se concentra en el embalse de El Batán.

 
 Silla de Felipe II


El Bosque de la Herrería fue declarado Paisaje Pintoresco en 1961, y actualmente está comprendido en la Red Natura 2000 como Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Protección para las Aves. Toda su superficie está abierta al uso público y la gestión de Patrimonio Nacional trata de compatibilizar su disfrute con la conservación del medio natural.

En 1561 Felipe II decidió la actual ubicación del Monasterio y adquirió los terrenos donde habría de construirlo, así como los colindantes necesarios para crear un coto real de caza y disponer de pastos para el ganado y huertas de abastecimiento de los monjes. Todo ello lo cercó con un muro de piedra de 2 m. de altura y 50 kilómetros de perímetro (Cerca histórica de Felipe II).

 


Hacia finales del siglo XVI, los límites del Real Sitio de El Escorial eran extraordinariamente vastos, teniendo continuidad física con los lindes del Monte El Pardo. La inmensa mayoría de estas propiedades fueron vendidas en 1870 por el Estado a particulares como consecuencia de las leyes desamortizadoras del Sexenio Revolucionario, y sólo se conservan adscritas al Patrimonio Nacional las fincas de La Herrería, El Cerrado, El Romeral y El Navazo de la Pulga. En el siglo XVIII se construyeron dentro de La Herrería las casitas del Príncipe y del Infante con sus respectivos parques y jardines.


La Casa de campo del Príncipe en El Escorial


Esta casa de campo en El Escorial, proyectada por Juan de Villanueva para el disfrute en los meses de otoño del príncipe don Carlos de Borbón, futuro rey Carlos IV, fue realizada en dos fases constructivas, y en su versión definitiva avanza el esquema general empleado en el edificio del Museo del Prado.

En la primera fase, entre octubre de 1771 y 1773, la casa quedó con la estructura de "cuadrilongo" descrita por Ponz. 




Y entre octubre de 1781 y diciembre de 1784 fue construida el ala oeste, con el salón y la pieza ovalada.

Por diversos inventarios manuscritos y por el catálogo impreso de Poleró, de 1857, se tiene noticia precisa de las pinturas que adornaron esta casa de campo desde sus primeros tiempos hasta mediados del siglo XIX.


Un mar de Hortensias (Hydrangea Macrophylla)


En el primer inventario conocido del palacete , de 1779, se registran numerosas obras flamencas, de Jan Brueghel, David Teniers, y de otras escuelas, fruto del coleccionismo del príncipe Carlos, conjunto que fue acrecentándose en años sucesivos y sufrió una merma considerable tras la Guerra de la Independencia.
Varios de estos cuadros fueron más tarde llevados al Real Museo, como la tabla de la Presentación de Jesús en el templo, del "divino" Luis Morales; la del Sacrificio de Isaac, de Andrea del Sarto; los lienzos grandes de La aparición de los ángeles a San Jerónimo, de Domenichino etc...

  Los jardines tienen un trazado depurado y elegante.
 
Impresionante el porte de las sequoias de este jardín




El origen de la hortensia se sitúa en Extremo Oriente. La floración dura desde la primavera al comienzo del otoño. Es una planta que aguanta muy bien el frío.
Hortensia,significa "bebedor de agua". El nombre de Hortensia se debe a una francesa del siglo XVIII Hortense Lepante.



"Se está solo en casa. Y no fuera, sino dentro. En el jardín hay pájaros, gatos. Pero también, en una ocasión, una ardilla, un hurón. En el jardín no se está solo. Pero, en una casa, se está tan solo que a veces se está perdido".Marguerite Duras
 
                                                                                        

"La Tierra es insultada y ofrece sus flores como respuesta".
                                                              Rabindranath Tagore  


Habrá, bajo un cielo claro,
un magnifico Paraíso
con flores, rosas, con dulces
ruiseñores cristalinos...
                                             Jardines Místicos
                                            J.Ramón Jiménez 
 
Los muros de cerramiento están cubiertos con rosales trepadores y, algunas coníferas acompañan a las sequoias viniendo a completar las plantaciones.
 
"Hay un libro abierto siempre para
los ojos: la naturaleza". 
                                    
                                                    Jean-Jacques Rousseau

Árbol que no eres otra cosa
que dulce entraña de mujer,
pues cada rama mece airosa
en cada leve nido un ser.

                                                       Himno al árbol
                                                                                       Gabriela Mistral                   

El muro de cerramiento y algunas rosas solitarias



Estamos solos, nadie más visita este jardín, en este momento, y la sensación de tranquilidad, de paz, la belleza del paisaje, el ruido del agua, los colores, los aromas... ¡Un paseo por el Paraíso!    


"Un árbol es nuestro contacto más íntimo con la naturaleza"
                         
                                                         Friedrich Nietzsche


Los jardines que rodean el palacete están divididos en dos. Uno de ellos se distribuye en cuatro partes y se abre hacia la fachada posterior.



Cuadrados de setos de boj y un arco de cipreses al fondo una pequeña cascada.

Cascada del jardín



Al fondo el palacete, el pequeño huerto de membrillos y el arco de entrada al jardín de boj. (La fotografía está hecha desde la cascada).



Puerta del fondo del jardín. La Casita del Príncipe y los jardines están situados al borde de La Herrería, cuyo límite marca la llamada Cruz de Nefando.



La Casita rodeada de este magnifico jardín francés, con espléndidos árboles, fuentes y estanques. 
 
Los elegantes y conocidos Parterres son de origen francés, siendo ésta una palabra francesa "par terre", en relación con la jardinería significa suelo. Son un elemento clave en los jardines del Barroco.
 
El parterre fue desarrollado por Claude Mollet, creador y fundador de una dinastía de jardineros, quién fue el primer jardinero en servir a tres reyes durante el siglo XVII.
 
Las familias de jardineros, como la de los Mollet y posteriormente Le Nôtre, fueron esenciales en el desarrollo de las escuelas de parterristas y sin duda en la jardinería francesa.
 
Los parterres son de formas geométricas, generalmente cuadrados o rectangulares, formando unas cajas de verdor, las cuales pueden estar compuestas tanto por especies arbustivas como el Buxus sempervirens-boj, la especie más utilizada como también puede ser enmarcado por arrietes o macizos de flores.


Árbol del membrillo (Cydonia) género de plantas perteneciente a la familia de las Rosáceas.
Es un árbol de tamaño pequeño a mediano, originario  del Cáucaso, el sudoeste cálido de Asia (Iran, Turquía).




Edificio de Villanueva, en cuya fachada cuatro columnas dóricas sobre gradas soportan un amplio balcón corrido.



Y bajo el malva y el oro
se han recogido los árboles
verdes, rosados, y verdes
de brotes primaverales.

                                                Jardines místicos
                                                                 Juan Ramón J.

 
Fachada principal del palacete

 
Las dos plantas son simétricas, con dos grandes salas en el centro y otras ovaladas más pequeñas en los extremos. 


Sala de entrada de la Casita del Príncipe; en tiempo de Carlos IV también
se llamó la "pieza de la jaula" por un reloj francés en forma de jaula.

El edificio guarda en su interior una relevante decoración dieciochesca, representativa del arte palaciego de la época.



Gran parte de los elementos originales se perdieron durante la invasión napoleónica. El rey Fernando VII volvió a decorarlo. Durante el pasado siglo el mobiliario fue restaurado a iniciativa de Alfonso XIII.

 
 Vicente Gómez y Manuel Pérez
Bóveda de la Sala de la Torre, 1792 Temple


Las bóvedas de las escaleras y del piso bajo fueron pintadas al óleo o al temple, salvo las del salón grande y la sala ovalada de la ampliación que recibieron una decoración de estucos y aplicaciones de plomo doradas, al igual que las saletas del piso superior, excepto la bóveda de la sala de la torre pintada por Vicente Gómez y concluida por Manuel Pérez y la del pasillo inmediato, obra de Pérez. 

 
Sala ovalada de la Casita del Príncipe, con estucos de José Ginés en las 
paredes y bustos dieciochescos en los nichos. 



En la planta baja destacan las decoraciones neoclásicas de Ferroni de estilo pompeyano y etrusco, las sedas, tapicerías, mobiliario, las lámparas y los relojes.

 

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miércoles, 20 de agosto de 2014

Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial


Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Real Sitio.

  Enclavada en pleno corazón de la Sierra de Guadarrama, a tan sólo 50 km. de Madrid, San Lorenzo de El Escorial ofrece al visitante un patrimonio arquitectónico exclusivo, un entorno natural privilegiado y una propuesta cultural difícilmente inigualable en la región de Madrid.

  En principio mandó la naturaleza. La elección del lugar en el que habría de construirse el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial estuvo condicionado, desde que nació ese proyecto en la mente de Felipe II, por una serie de exigencias irrenunciables: aire nítido y terso; aguas saludables y abundantes que fueran hijas directas de la nieve; y una especial atención a la proximidad de la necesaria calidad y cantidad de materiales de construcción -granito y pizarra, principalmente- que facilitara la materialización de una idea considerada como inmutable -y, por tanto, eterna- en la España que se alimentaba de la verdad religiosa salida del Concilio de Trento.
 
  En su trazado urbano se ubican magníficas representaciones arquitectónicas que constatan la evolución de la historia y el paso del tiempo desde el siglo XVI hasta la actualidad.

La Europa de los Reales Sitios

  El Real sitio es un fenómeno común a todas las monarquías europeas; una residencia palatina, acompañada de un pequeño núcleo urbano, en un medio boscoso y ajardinado próximo a la capital, que recibe estacionalmente la visita de la corte y la parafernalia de la servidumbre, nobleza, administración y distracción que da continuidad a la vida cotidiana del rey y su familia.

  Con origen en los cazaderos medievales o en su espíritu de vuelta a la naturaleza del humanismo renacentista, tienen su esplendor histórico en el galante siglo XVIII prolongando su placentera actividad durante gran parte del siglo XIX.

  El caso español es muy representativo: la corte pasaba el invierno en Madrid y el resto del año disfrutaba de las Jornadas Reales: la primavera en Aranjuez, el verano en El Escorial, el otoño en La Granja. La regularidad dependía de los avatares políticos, o del estado financiero de la Corona. Las jornadas perduraron hasta que Isabel II las sustituyó por un moderno veraneo en las playas del norte.

  En toda Europa, los viejos sitios reales albergan los ejemplos más refinados de la arquitectura, la jardinería y las artes decorativas. Allí donde existe continuidad dinástica, a su valor cultural se añade el protocolario o práctico de la actual vida cortesana. 
 

  Sobre todas ellas, se alza majestuoso en un enclave natural excepcional, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, considerado como la octava maravilla del mundo y declarado por la UNESCO monumento de interés mundial en 1984.

  El 25 de marzo de 1793, y mediante Real Cédula, se limitan los términos municipales de La Villa de El Escorial y San Lorenzo de El Escorial, lo que no significa que no hubiera un núcleo urbano precedente. En realidad, el nacimiento del actual centro urbano se inicia en el mismo instante en que Felipe II decide poner la primera piedra de su Real Monasterio de 23 de abril de 1563.

 Felipe II ordenó su construcción para agradecer de manera perpetua los beneficios recibidos de Dios; garantizar la eterna memoria de la Familia Real, y fundar un Panteón Real para los familiares del rey Felipe II, y sobre todo para conmemorar la victoria de sus tropas sobre las de Enrique II de Francia en la Batalla de San  Quintín el 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo, bajo cuya advocación fue construido el Real Monasterio.
  Cuando las obras de construcción aún estaban en sus inicios, se les dio mayor primacía a la cultura: a la religión, al arte, a las ciencias y a la realidad histórica del tiempo. Y así fue hasta el siglo XVIII.

  Los arquitectos Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera fueron los encargados de dirigir su construcción, muy influidos ambos por los gustos arquitectónicos predominantes en el siglo XVI y por las ideas religiosas del Concilio de Trento, lo que explica el trazado renacentista y austero del Monasterio.



 En el Conjunto Histórico-Artístico destacan las edificaciones diseñadas y proyectadas por Juan de Villanueva en el siglo XVIII y las realizaciones de grandes arquitectos que durante los siglos XIX y XX que han contribuido a la consolidación de una pequeña y acogedora ciudad que vive entre la tradición y la modernidad y en la que se produce una combinación perfecta de elementos naturales, históricos y culturales que imprimen en la localidad un sello especial que invita al paseo, al disfrute y al descanso.

  El real Monasterio de san Lorenzo de el Escorial, construido entre 1563 y 1584, este monumental edificio alberga entre sus muros un monasterio, una basílica, una biblioteca, un palacio real y el mausoleo de los reyes españoles. Fue edificado por Juan de Herrera en el reinado de Felipe II.



  

 La estructura del edificio se organiza a partir de un eje principal, desde su fachada principal a occidente, que cruza el cuerpo de la Biblioteca y atraviesa el Patio de Reyes, para continuar en el propio eje de la Basílica y acabar en el Palacio de Felipe II, construida alrededor del abside de la Basílica.

  Este eje central de simetría del Monasterio aconseja un primer trayecto iniciático que nos permitirá detectar las prioridades de Felipe II en su intento de materializar su concepción ideológica de la Ciudad de Dios a través de la arquitectura. 

  En el siglo XVIII, ya en tiempos de Carlos III, se remodelo toda una sección del palacio, ahora conocida como Palacio de los Borbones, que fue decorada con tapices sobre cartones de Goya y con rico mobiliario de la época, según los estilos imperantes en la segunda mitad de dicho siglo.

  El emperador Carlos V nacido en Gante (Países Bajos), en 1500, había heredado la cara cuadrada y el prognatismo típicos de la familia Habsburgo, era un soldado cabal y un hombre de amplia cultura. Heredó las coronas de España en 1516, y llegó a la Península Ibérica en 1517. En Castilla gobernó primero junto a su madre, la enloquecida reina Juana, hija de Fernando e Isabel. Fue una colaboración puramente nominal, porque ella ya se había retirado. Era joven, el mejor partido de la Europa occidental (y una joven flamenca ya lo había hecho padre de una hija, Margarita). Los diputados castellanos a las Cortes de 1525 confiaban en que se casase con su prima Isabel, hermana del rey de Portugal. 

  Carlos estaba prácticamente comprometido con María, hija de Enrique VIII de Inglaterra, pero hacia 1525 ya había dejado de lado la idea de una alianza con Inglaterra y aceptado el vínculo con Portugal. El casamiento se efectuó en Sevilla, el 1o de marzo de 1526. Fue una unión política, pero Carlos se enamoró de su hermosa mujer, tres años menor que el.

  Cuando el calor invadió Sevilla ambos huyeron a Granada para pasar la luna de miel en el esplendor morisco de la Alhambra. En diciembre la pareja y la corte que la acompañaba regresaron a Castilla. Aquí en uno de los palacios de Valladolid, Isabel tuvo un hijo la tarde del 21 de mayo de 1527. Durante las 13 horas que duró el parto Carlos permaneció a su lado. El orgulloso padre estaba "tan alegre, regocijado y gozoso del nuevo hijo", que no empleó su tiempo en otra cosa que en organizar festejos y celebraciones.
 
 
Biblioteca de El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial

  La biblioteca fundada por Felipe II en el Monasterio de El Escorial no sólo corresponde a una de las principales preocupaciones que tuvo el rey a lo largo de su vida. De hecho humanistas de gran talla, como Juan Páez de Castro, Ambrosio de Morales, Benito Arias Montano, etc., colaboraron en los planes del monarca por crear una biblioteca regia que, además de libros, acogiera todo lo necesario para convertirse en un auténtico lugar de estudio y de trabajo científico: dibujos y grabados, retratos de personajes, instrumentos matemáticos y científicos, mapas, esferas, astrolabios, reproducciones de fauna y flora, monetario y medallero, etc.

Felipe II cedió a la biblioteca del Monasterio los ricos códices que poseía y para cuyo enriquecimiento encargó la adquisición de las bibliotecas y obras más ejemplares de España y Europa.

Real Biblioteca de El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial
La Filosofía

  La estantería clasicista que se extiende a lo largo de los muros del Salón Principal, sólo interrumpidas por los huecos de las ventanas, los espacios que ocupan una serie de retratos y las puertas de los testeros, está realizada en una gran variedad de maderas, por lo que ofrece un bello contraste de colores. Las principales son: caoba, ébano, cedro, naranjo, boj, terebinto y nogal.

  Toda ella consta de 54 estantes, que en la actualidad aparecen numerados. Cada uno tiene seis plúteos y los libros están colocados en ellos por materias y por tamaños, con el canto dorado hacia el exterior, ofreciendo un aspecto de gran uniformidad. Por los archivos de la biblioteca conocemos, ademas, que las trazas del mobiliario son de Juan de Herrera y que el encargado de realizar la estantería fue el ensamblador italiano José Flecha, ayudado por los ensambladores españoles Gamboa, Serrano, Quesada y Aguirre. Las puertas y telas metálicas fueron incorporadas en el siglo XVIII, durante el reinado de Fernando VI, como medida de protección. 

  El infante fue bautizado seis semanas más tarde por el arzobispo de Toledo en el convento de San Pablo en Valladolid. Sus padrinos fueron el condestable de Castilla (que lo llevo en brazos), el duque de Béjar y la hermana mayor de Carlos V, Leonor, reina de Francia.
 
  Doce meses después , el 10 de mayo de 1528, los procuradores de las Cortes se reunieron en el convento de San Jerónimo en Madrid y reconocieron al niño como heredero al trono de Castilla. También reconocieron a la emperatriz Isabel como regente del reino durante la inminente ausencia del Emperador Carlos V. El 27 de julio de 1529 el Emperador se embarcó en Barcelona. No volvería hasta 1533.

Los nuevos museos
 
EL Greco. El martirio de san Mauricio,1580-82

Tras la muerte de Navarrete el Mudo en 1579, El Greco fue comisionado por el rey Felipe II para pintar el cuadro de un altar sobre el martirio de San Mauricio.
 

 Diego de Silva y Velázquez
La túnica de José, 1630
Óleo sobre lienzo 223cm X 250cm
Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial


Hieronymus Bosch
El carro de heno, 1516
Óleo sobre tabla
Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial


  Tríptico abierto dedicado al pecado. Se conserva otro ejemplar en el Museo Nacional de El Prado, Madrid. Se supone que Felipe II lo compró en 1570 a Felipe de Guevara. El del Prado debió pertenecer también a Felipe II, incluso antes que el de Guevara, pero la primera cita que se tiene de él corresponde al inventario del Alcázar de Madrid de 1636.
El lateral izquierdo representa el origen del mundo. El centro la humanidad arrastrada al pecado. El lateral derecho el infierno destino de los pecadores. 

  Las Salas Capitulares-cuyos techos fueron bellamente decorados en estilo pompeyano- aún guardan una gran riqueza pictórica, según puede verse con obras de: El greco, Rivera, Tintoreto, Ticiano y El Bosco. 

                
Monasterio de El Escorial
Sala de las batallas

  El problema más grave de todos y su preocupación a lo largo de los siguientes diez años sería la amenaza otomana, por el miedo a los turcos.
El poderoso imperio otomano -con su capital en Estambul- había invadido todo el Mediterráneo oriental y la costa septentrional de África; presionaba a Rusia y, después de ocupar los Balcanes, sólo había sido contenido en las fronteras alemanas de los territorios Habsburgo.



 

 
 La Escalera Principal, sigue la tradición española de escalera imperial con un tramo principal dividido en dos a los lados a partir de la primera meseta, manteniendo el eje de simetría del convento y compatibilizando los tres pisos del Patio de los Evangelistas con los tres del convento mediante puertas discretas que permiten el paso a la zona más recogida y doméstica.
 
  Se le atribuye a Bergamasso, aunque su proyecto fue modificado y desarrollado por Juan de Herrera. Está decorada con frescos de Pellegrino Tibaldi, Luca Giordano y Luca Cambiaso, destacando la Batalla de San Quintín y la Fundación de El Escorial, en la que aparece Felipe II discutiendo las trazas del Monasterio con Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, junto al Obrero Mayor, el jerónimo Fray Antonio de Villacastín.
 
  El patio de los Reyes está estratégicamente ubicado entre los cuatro principales elementos constitutivos de la ciudad de Dios: el centro de estudios, el monasterio, la biblioteca y la iglesia.
  Sus dimensiones son verdaderamente reales: 64 metros de longitud por 38 de anchura.



  En la parte superior  de su fachada más noble -la que da acceso a la Basílica- están representados, sobre enormes pedestales de piedra granítica, seis reyes de la tribu de Judá cuidadosamente elegidos: en el centro, David y Salomón; el primero con un arpa en las manos y un alfanje ceñido a la cintura, destacándose, de esta manera, sus principales rasgos biográficos: el amor por la música y su afición militar; Salomón, que escucha con modestia las enseñanzas de su padre, porta en sus manos un monumental libro, en recuerdo de su proverbial sabiduría.

 Las cuatro restantes esculturas -de cinco metros de altura cada una- representan a Josafat, Ezequías, Josaías y Manases.




Las Casas de Oficios, unas instalaciones dedicadas a atender algunas necesidades de la Casa Real, fueron construidas por Juan de Herrera. Se encuentran entre la calle Floriblanca y la misma fachada del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. En la actualidad alberga las instalaciones de la Casa de Cultura de San Lorenzo con sus salas de exposiciones, el Centro Integrado de Música de la Comunidad de Madrid y la Oficina de Turismo-Centro de Interpretación. En el siglo XVIII, Juan de Villanueva construyó el edificio que alberga las Casas de los Infantes y de la Reina, integrándolas armónicamente en el conjunto arquitectónico del Monasterio.


La Lonja. Al fondo La Casa de Ministerios

El Monte Abantos, situado en la Sierra de Guadarrama, es la elevación más importante del entorno de San Lorenzo de El Escorial a cuyo pie descansa la solemne estampa del Monasterio.
  Con laderas salpicadas de fuentes, presas y miradores, constituye el enclave de mayor belleza natural con que cuenta el Real Sitio.
  El Alboreto Luis Ceballos es un Centro de Educación Ambiental de la Comunidad de Madrid, situado en el Monte Abantos, que ofrece la posibilidad de conocer los ecosistemas de la zona, las prácticas forestales tradicionales y las interrelaciones entre la sierra y sus alrededores. Un itinerario señalizado de apenas 2,2 km. permite el acceso a las excursiones interesantes.


El Jardín de los Frailes y la Galería de Convalecientes

La Herrería, alejándonos un poco del casco histórico de la villa, en el cercano paraje de La Herrería, se encuentra la Ermita de la Virgen de Gracia, una pequeña construcción situada en un espacio natural de pinos que cada año sirve de escenario a una popular romería.
 


La silla de Felipe II, a unos 2 km. del Monasterio y enclavada en la falda de los montes conocidos con el nombre de Los Ermitaños, se encuentra una enorme peña con unos asientos labrados a pico, desde dónde se cuenta que el rey Felipe II contemplaba la marcha de las obras del Monasterio. Una escalera esculpida en la misma roca permite acceder hasta lo alto de la peña; allí hay tres asientos labrados a pico y en uno de ellos, destinado al monarca, todavía se puede observar las siglas S.M.
  Es un bonito lugar desde el que se puede apreciar el incomparable conjunto que forman el Monte Abantos, el Conjunto-Histórico de San Lorenzo de El Escorial y el Monasterio.


Últimos años , 1593-1598

  El rey estaba ya en la fase final de su enfermedad. Durante 1597 la gota abrió cuatro llagas en el dedo medio de la mano derecha y tres en el dedo índice. había una llaga similar en el dedo pequeño de su pie derecho. En septiembre "la gota atacó su cuello y le causó alguna dificultad al comer. Tenía fiebre muy alta, acompañada de gran debilidad, pérdida de apetito y sueño". A finales de junio de 1598, el rey insistió, en contra del consejo de sus médicos, en que le trasladaran de Madrid a San Lorenzo.
 
  El monarca pidió a sus clérigos que le dieran la extremaunción "mientras aun está consciente y puede hacer los responsos. El 1 de septiembre se le administró el sacramento. El Rey "pidió la cruz que su padre el emperador sostenía en el momento de su muerte. Mandó por el príncipe y le dijo que se quedara para la ceremonia y que contemplara este ejemplo de miseria terrenal".

  El viernes, 11 de septiembre, el Príncipe y la infanta fueron a despedirse del Rey que agonizaba. Felipe II manifestó a Isabel su dolor de morir antes de verla casada, pero le pidió que gobernara bien los Países Bajos con la ayuda de Alberto.



  Meticuloso hasta el final, en sus últimas semanas el Rey lo planeó todo, hasta los detalles de su propio ataúd. Dispuso que había de morir sosteniendo en una mano una vela dedicada a Nuestra Señora de Montserrat, y en la otra el pequeño crucifijo que su padre había sostenido en Yuste. Ordenó que se le hiciera un ataúd como el de su padre y estipuló que debía envolvérsele bien en tela y que había de meterse antes en una caja de plomo, bien cerrada, de modo que no escapase ningún olor.

 Sus últimas palabras fueron que moría en la fe católica y en obediencia a la Iglesia de Roma. murió cuando los primeros rayos de sol aparecieron sobre el horizonte, a las cinco de la mañana del domingo 13 de septiembre.



Teatro Real Coliseo de Carlos III, fue un encargo de éste Rey al arquitecto francés Jaime Marquet en 1771, fue inaugurado al año siguiente, pero Juan de Villanueva realizó distintas remodelaciones durante los años 1792 y 1793. A mediados del siglo XX fue el cine "Lope de Vega" y en la actualidad es uno de los centros culturales más importantes de la Comunidad de Madrid, dedicado a representaciones teatrales y conciertos.