viernes, 24 de mayo de 2013

Entre naranjos. Vicente Blasco Ibáñez


  Entre naranjos

  Tras largos años de andanzas por el mundo, representando óperas y devorando amantes, la famosa cantante Leonora regresa a su pueblo natal con la intención de tomarse un respiro. Allí conoce al joven Rafael Brull, diputado en Madrid y heredero de la familia más poderosa del lugar, y aunque al principio su relación no promete, pues entre ellos media el abismo que separa al bohemio del burgués o al republicano del cacique, al fin la sensual noche de valencia y el perfume del azahar obran el milagro...


  Con esta novela Blasco Ibáñez está a punto de cerrar el ciclo de su obra valenciana. Las pasiones agrarias que envolvían la ciudad fueron coronadas con una fuga hacia la mitología: Sónica la Cortesana bailó voluptuosamente a la sombra del castillo de Sagunto y después de esta danza Blasco emprendió vuelo hacia temas supuestamente universales pero nunca su literatura alcanzaría la intensidad de esta primera etapa en que de verdad su pluma tocaba tierra, el suelo que conocía, las raíces que le alimentaban.

  La novela Entre naranjos, publicada en 1900, es un melodrama que recoge unas experiencias directas del autor. Dos años antes había conseguido su acta de diputado, también conocía ya Italia, donde pasó un exilio de tres meses y en una de sus correrías por ese país del arte se había encontrado con una cantante de ópera, de nacionalidad rusa, mujer de gran carácter, una auténtica walkiria.


  El trazo grueso con que Blasco pone en pie a sus personajes oblingando a cada uno a arrastrar un destino esquemático hubiera hecho también hoy a este autor uno de los artífices más seguros de los seriales modernos.
 


  Los personajes malvados que componen la dinastía Brull, familia de caciques de la Restauración, cincelada por la usura del fundador don Jaime, inteligente, hipócrita y tramposo;; seguida por la lujuria del hijo Ramón, dispuesto a llegar hasta el crimen para satisfacer sus deseos y por la ambición del nieto Rafael en quien esta saga de desenfrenados trata de adquirir estatus social mediante la política, gobernado de cerca por la dureza de su madre doña Bernarda y los consejos del administrador don Andrés. (Manuel Vicent)

                                             
Santiago Rusiñol. Patio de naranjos

(...) al ver la cerca de altas adelfas y punzantes espinos, las dos pilastras azules en que se apoyaba la puerta de verdes barrotes; y empujando ésta, entró en el huerto.
Los naranjos extendíanse en filas, formando calles de roja tierra anchas y rectas, como las de una ciudad moderna tirada a cordel en la que las casas fuesen cúpulas de un verde oscuro y lustroso. A ambos lados de la avenida que conducía a la casa extendíanse y entrelazaban los altos rosales sus espinosas ramas. Comenzaban a brotar en ellas los primeros botones anunciando la primavera. 

Entre el rumor de la brisa agitando los árboles y el parloteo de los gorriones que saltaban entorno de los troncos. Rafael percibió una música lejana, el sonido de un piano apenas rozado con los dedos, y una voz velada, tímida, como si cantase para sí misma.
Era ella. Rafael conocía la música: un Lied de Schubert, el favorito de aquella época; un maestro que "aún tenía lo mejor por descolgar", según decía la artista en el argot aprendido de los grandes músicos, aludiendo a que sólo se habían popularizado las obras más vulgares del melancólico compositor.



Autor: Vicente Blasco Ibáñez
Título: Entre naranjos 
Editado por : Círculo de Lectores, S.A.
Nº Páginas: 329


jueves, 9 de mayo de 2013

Reales Sitios de España, Aranjuez


Ascensión de un globo Montgolfier en Aranjuez, 1784
Antonio Carnicero (Escuela española)
Museo Nacional del Prado

 La Fuente de Apolo se supone obra napolitana; quizá fue remitida por el virrey Conde de Monterrey, pero no hay datos sobre su envío.

 Son muy bellos los relieves de su pilón, del siglo XVI; la escultura suele atribuirse al escultor Miguel Ángel Naccherino, napolitano de principios del XVII.



 En la Fuente de Baco no es lo más notable la escultura de Jonghellinck que le da nombre, sino su pie en mármol toscano de Serravezza, obra (1566-1570) de Juan de Bolonia, cuyo dibujo original se conserva en los Uffizi.


Logan y Creed






 Creado por Carlos IV, a quien lo inició siendo todavía Príncipe de Asturias y lo concluyó siendo Rey, entre 1789 y 1808. 

 Contrapuesto al de La Isla, es jardín paisajista que sigue la moda inglesa y francesa de fines del XVIII, pero conviene no olvidar que en él se integran elementos anteriores, como la Huerta de la Primavera y el Embarcadero de Fernando VI, y lo hecho por Carlos IV no es sino varios jardines.

 El más grande o pabellón real fue levantado por Bonavía en 1754, mientras que los otros cuatro se edificaron durante el reinado de Carlos III, para que el príncipe y la princesa de Asturias, Carlos y María Luisa, los utilizasen como casino de recreo; entonces se dispuso también, entre ellos, el pequeño jardín ochavado, que a modo de patio de honor separaba la calle del Embarcadero y el pabellón principal. Un casino semejante tenía el infante don Gabriel al otro lado del río.





 Un paseo por el Tajo en el barco turístico para observar la flora, la fauna, las aves y las preciosas vistas  del antiguo Embarcadero.
 
 





 Felipe II a quién se debe la regularización de los Sitios Reales y de su uso estacional, dispuso el gobierno de Aranjuez mediante unas Ordenanzas que, entre otras cosas, estipulaban que no residieran en el Sitio otras personas que los criados del Rey destinados a servir aquí, de modo que incluso durante las "jornadas" o estancias de la Corte sólo se aposentaban en Aranjuez los servidores de la Casa Real que venían en el séquito de Su Majestad: los particulares, e incluso los Embajadores, si querían estar cerca del Rey, habían de alojarse en los pueblos cercanos.





 Este sexto tramo del Jardín era llamado anglo-chino y sus elementos más destacados se encuentran entorno al estanque chinesco.

 No esta claro si la ordenación paisajística se debe a Boutelou o a Villanueva, pero éste es sin duda el autor de los elementos arquitectónicos que le sirven de ornato.

 El cenador chinesco construido por Villanueva -cuya imagense ha conservado en una colgadura bordada de la Casa del Labrador- desapareció durante la invasión francesa.

 El actual data del reinado de Fernando VII y se debe a Isidro González Velázquez, que se atuvo a la misma planta pero varió mucho el alzado.




                              



lunes, 6 de mayo de 2013

Cuentos de infancia. Ana María Matute




   Érase una vez una niña llamada Ana María Matute, que a los cinco años empezó a escribir y dibujar historias...
 
   Este libro es un documento único y una exquisita joya literaria, recoge casi todos los textos que se conservan escritos por Ana María Matute durante su infancia,. Se trata de unos manuscritos laboriosamente ilustrados y coloreados  que su madre guardó sin ella saberlo.
 
  Un día, por sorpresa, volvieron a sus manos, y hoy se hallan en el archivo personal de la autora en la biblioteca de la Universidad de Boston.
 
  Esta edición, permite a los admiradores de la escritora deleitarse con la reproducción de estos cuentos y apreciar la evolución de su caligrafía, su precoz capacidad narrativa y pictórica, y la fuerza de su imaginación. Asimismo, se reconocen distintos personajes, temas y detalles que reaparecen a lo largo de su creación posterior.






  Allá en lo más recóndito del bosquecillo apretado, existía, en uno de esos viejos troncos de roble, de silueta casi humana, un pobre duendecillo diminuto y feúcho, ojinegro y pálido, de crespos cabellos brunos y nariz roma.
  Se llamaba Logo, y solía asomar su afilado rostro por entre los agujeros del tronco las largas noches de luna fría y serena. El tronco estaba hueco y carcomido... 


 
  Seguían volando, cogidos de la mano, sobre los tejados de la ciudad, cubierta por la nieve del invierno. Entonces se escondió la Luna tras una nube y Lidya volvió la cabeza hacia aquel lejano puntito de luz que era su ventana abierta. De la vieja buhardilla había huido el calor para dar paso al frío helado de la noche de invierno...

  Formar un gnomo como él es cosa fácil. Los gnomos existen... El gnomo dormido se había puesto los cabellos, de los destellos del sol sobre las hojas secas, mojadas por salpicar de la cascada. Los ojos de dos gotas de rocío sobre la hierba verde...
 
   Pero, primero, había nacido su espíritu, Suyo formó el cuerpo de una ráfaga de brisa marina. La voz de un chorro de cascada...
 
  El Duende del Huerto se sentó sobre una seta con las piernas cruzadas y miró atentamente con sus ojuelos verdes...
 
  Y sintió algo extraño que no había sentido nunca. Como un calorcito en el corazón que lo llenaba de una sensación nueva, medio melancólica y triste y medio alegre y risueña...
 
  La luna era fría , helada, serena, pero...¡era tan hermosa!... y luego, suspiraba temblando, al crepúsculo de la tarde, pensando en que pronto un velo negro ensombrecería el Cielo y el Bosque, y aparecería la luna.



Título: Cuentos de infancia
Autora: Ana María Matute

Prólogo: Ana María Moix
Ilustraciones de la autora

Editorial: MR - Ediciones Martínez Roca
Nº Páginas: 220




  Ana María Matute Ausejo nace en en Barcelona el 26 de julio de 1925, es una de las escritoras más destacadas en lengua española. Su obra ha sido traducida a más de veinte idiomas. Miembro de la real Academia Española donde ocupa el asiento K. Es miembro de la Hispanic Society of America y Honorary Fellow de la American Association Teacher of Spanish and Portuguese.

  La Universidad de Boston instituyó hace años la llamada Ana María Matute Collection, a la que la autora ha cedido sus manuscritos y otros documentos, entre los que se encuentran los originales de los escritos de infancia que se recogen en este libro.

Ha recibido entre otros galardones:
 
Premio Lazarillo de Literatura Infantil 1965 por "El polizón Ulises".
 
Premio Nacional de literatura Infantil 1984 por "Solo un pie descalzo".
 
Finalista del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2010
 
Premio Cervantes 2010 (siendo la tercera mujer que recibe este premio) 





domingo, 5 de mayo de 2013

Aranjuez Real Sitio


Vista del Palacio de Aranjuez,1756
Francesco Battaglioli (Escuela italiana)
Museo Nacional del Prado 


Jardín del Rey

  El parterre es un jardín borbónico concebido al estilo francés. En 1727 Felipe V ordenó la construcción de un gran parterre, delante de la fachada oriental de Palacio. Inicialmente fue un jardín cerrado por un muro que abría a la ciudad por tres puertas. En 1760, Carlos III ordenó la sustitución del muro por un foso de tal manera que todo el conjunto de Palacio, Jardín y el río Tajo, quedase incorporado a la ciudad de Aranjuez, ya consolidada. 



  Las tres puertas del antiguo muro condicionarían el trazado del "Tridente", que dio origen a las calles de La Reina, del Príncipe y de Las Infantas.

  Entre las fuentes que adornan El Parterre, destaca el grupo escultórico de Hércules y Anteo (1827) que simboliza los 12 trabajos de Hércules que el gigante logró superar, y la fuente de Ceres (diosa romana de la agricultura) que se ubicó, ya en el siglo XX, en el mismo lugar donde en origen estuvo una escultura dedicada al río Tajo.

  El esmerado cuidado de las especies botánicas y el diseño en responsabilidad de varias generaciones de jardineros que fueron transformando el primitivo diseño barroco por otro más isabelino, hasta llegar en 1871-1872 al diseño más parecido al que encontramos en la actualidad.


  El Jardín del Rey es un pequeño rincón que constituía el "jardín secreto" de Felipe II, libre de visitas y unido, en su origen, a una galería abierta bajo palacio. Con la creación del Parterre en el siglo XVIII, el jardín pierde su entorno íntimo y familiar y se incorpora al nuevo espacio.

  Actualmente, solo puede visitarse desde el interior del Palacio Real y aparece protegido por una verja-barandilla para proteger el empedrado original del siglo XVII. 


El gentilicio de los nacidos en Aranjuez es Arancetanos o Ribereños.



El Tridente: Calle de La Reina, Calle del Príncipe, Calle Infantas

  Dejando el entorno de los jardines Palacios y palacetes, y adentrándonos en el centro de la ciudad desde la Puerta del Parterre, dejando detrás la fuente de Hércules y Anteo, ya en la Plaza de Santiago Rusiñol nos encontramos con las tres calles principales que marcaron el desarrollo de Aranjuez.

  La Calle de La Reina, es la que da entrada al Jardín del Príncipe a través de tres accesos: La Puerta Principal o del Embarcadero, la Puerta de la Plaza Redonda, que nos dirige hacia el Estanque de Chinescos y la Puerta de acceso a La Casa del Labrador. También es la calle que conduce a la carretera de Chinchón y al Cortijo de San Isidro.

Jardín de la Isla

  Es una de las calles más emblemáticas de Aranjuez, no sólo por ser la antesala del Jardín del Príncipe, sino porque la doble fila de plátanos centenarios dispuestos a ambos lados de la calle (700 aproximadamente), con alturas de entre 30 y 40 metros, hacen de este lugar "ejemplo único" desde el punto de vista botánico y paisajístico.

  La magnifica sombra de estos árboles centenarios, la convierten en un lugar privilegiado de recreo, se pueden realizar paseos en bicicleta, andando o corriendo, a lo largo de toda la verja del jardín del Príncipe.

  La Calle del Príncipe continúa justo enfrente de la salida del Parterre y, nos conduce al interior urbano de Aranjuez, a través de coloridos bulevares repletos de rosas, prímulas , claveles chinos y, todo un conjunto de flores de evolucionan dependiendo de la estación del año en que nos encontremos.

  Se siente cuando se pasea por esta calle una sensación de amplitud, libertad y sosiego que hacen que se vuelva a visitar Aranjuez.

  La Calle del Príncipe nos conduce hasta la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, conocida más como la iglesia de Alpajés en ella se casaron mis padres y me bautizaron a mí.

  La Avenida de las Infantas, es la tercera calle situada más a la derecha del denominado Tridente. un lateral de la calle corresponde al Jardín de Isabel II ó "Jardín de la Princesa". Hoy es un gran balcón a la Plaza de San Antonio y un espacio ideal para leer un libro, el periódico o detenernos a la sombra de sus frondosos plátanos para organizarnos la visita a Aranjuez.


  Sala de Porcelana, durante el reinado de Felipe V éste era el gabinete de la reina Isabel de Farnesio, que hizo de venir Piacenza a Giambattista Galluzzi, con ayuda de Giacomo Bonavía, para que decoraran esta pieza con fantasía y magnificencia.. Entre 1729 y 1733 Galluzzi dirigió la ejecución de una caprichosa sala, de planta compleja, donde los espejos multiplican las perspectivas, y decoración en talla dorada.


  Cuando aún no estaba terminada le ordenó deshacerla y adornarla con mármoles, bronces y espejos; finalmente, Galluzzi murió en 1735 sin concluirla, y sólo llegaron a ocupar su lugar el espléndido solado de mármoles y los espejos de París.

  Don Carlos, hijo mayor de Isabel de Farnesio y Felipe V, siendo rey de Nápoles fundó en Capodimonte, por influencia de su esposa María Amalia de Sajonia, una famosa fábrica de porcelana, cuyos operarios, e incluso los materiales, mandó trasladar consigo cuando llegó a ser Rey de España con el nombre de Carlos III.



  Al arreglar el Palacio de Aranjuez convirtió el antiguo gabinete de su madre en su "sala de la conversación", y dispuso que se decorara con la primera obra de su Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro, y se puede decir que su obra maestra.

  La cifra de Carlos III aparece reiteradamente en los paneles de porcelana, fijados con tornillos a un armazón de madera.

  Los artífices de la Real Fábrica, dirigida por José Gricci, persistieron en el estilo de sus anteriores obras napolitanas, superándose, y realizaron esta Sala entre 1763 y 1765.


  Compañeras y contemporáneas de la decoración mural son la araña, también de porcelana, y las sillas, obra de José López, siguiendo modelos ingleses.

  Aranjuez es una ciudad tranquila, diseñada para pasear a pie, o en bicicleta. El Palacio Real y los jardines son visita obligada, pero no única.

  Plaza de San Antonio o Plaza de la Mariblanca, es un amplio espacio cuadrado dominado por una preciosa escultura de la diosa Venus, sobre un pedestal de soles y leones, regada por una fuente que, durante el atardecer con los cielos rojos y granas, es un auténtico placer contemplar esta fuente junto a los olorosos tilos que encuadran la plaza.

  Estos árboles en primavera embriagan con su olor, en otoño sus hojas son doradas y ocres y en invierno dejan ver su precioso esqueleto de troncos y ramas sin hojas. En verano ofrecen una sombra impagable para el visitante que se acerca a esta plaza.

  Los bellos soportales de la Casa de Oficios y Caballeros y enfrente de los arcos de la Casa de los Infantes. 


  En el otro extremo, la real Iglesia de San Antonio sigue dejando presente la actuación urbanística de los monarcas y arquitectos reales en el siglo XVIII (Felipe IV, Isidro González Velázquez y Santiago Bonavía). Fue construida para ofrecer servicios religiosos a todos los cortesanos y ciudadanos que, por el espacio reducido, no tenían cabida en la Real Capilla de Palacio.

  El Festival de Música Antigua de Aranjuez, se creó en 1994 con el objetivo de recuperar toda la producción y tradición musical que fue auspiciada por la monarquía en Aranjuez a lo largo de los diferentes periodos históricos.

  Es a partir del año 2001 cuando el Festival se consolida siendo uno de los eventos nacionales e internacionales de mayor prestigio para la difusión de la música antigua. En ese mismo año, la UNESCO, concede a Aranjuez la categoría de Paisaje Cultural de la Humanidad, y se inician los Paseos Musicales por los Jardines de Aranjuez, y Conciertos en el Palacio Real.

  Los Paseos Musicales por los Jardines en Aranjuez, se organizan durante los meses de mayo y junio. Son visitas guiadas por profesionales con amplios conocimientos de historia, mitología, botánica, arquitectura y urbanismo paisajista que ayudan a descubrir toda la mágia de los Jardines.

  A lo largo de todo el recorrido, se organizan paradas musicales en directo en ese marco incomparable de piezas recuperadas del repertorio renacentista y barroco de la música antigua nacional e internacional. Los Paseos finalizan con dos conciertos de aforo limitado, uno en la Capilla de Palacio, y otro en la Casa del Labrador, o en la Fuente de Neptuno.

Jardín de la Isla
 
  Conciertos de primavera, todos los sábados de junio, en la escalinata de la monumental iglesia de San Antonio (Plaza de la Mariblanca), organizados por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Aranjuez con la colaboración de Patrimonio Nacional.

  Las Lunas de Aranjuez es un festival musical de verano que se realiza en la Plaza de Toros durante los fines de semana. Al tiempo que se disfruta del espectáculo se puede cenar gozando y disfrutando de la noche ribereña. 

  La prosperidad de la vega y huerta arancetana, sobre la que se ha basado el desarrollo hortofrutícola de la comarca, es la fuente de mayor riqueza para la gastronomía de Aranjuez. Los productos de la huerta, así como la exquisita  carne de caza son los elementos principales de la cocina ribereña.

  Los sabores más tradicionales de Aranjuez huelen a verduras a la plancha, caldereta de espárragos con huevo escalfado, faisán al cazador, mermeladas de frutas, pollo a la ribereña, ensalada de perdiz en escabeche, arroz con verduras de la huerta y un buen estofado de carne.

  La cocina tradicional sólo en temporada, lo cual es una garantía de calidad. El otro estilo de cocina que está presente en Aranjuez son los asadores donde se pueden degustar las mejores carnes a la brasa, asados en horno de leña y suculentos arroces. 

  También tiene una importante presencia la cocina moderna, no en vano, en Aranjuez se ubica la Escuela de Hostelería del Instituto Alpajés, cantera de excelentes cocineros. Así podemos degustar gazpacho de fresón con texturas de espárragos de la huerta, alcachofas rellenas con frutos de Aranjuez, croquetas de faisán, raviolis de manzana con helado de hierbabuena.
 




viernes, 3 de mayo de 2013

Palacio Real de Aranjuez


Fernando VI y Bárbara de Braganza en los jardines de Aranjuez, 1757
Francesco Battaglioli (Escuela italiana)
Museo Nacional del Prado 


  Aranjuez, es una comarca emplazada en las vegas de convergencia entre el Tajo y el Jarama, al sur de Madrid. Su extensión era un vergel, un oasis y un fértil territorio que fue cedido por Alfonso VIII (siglo XII) a la Orden de Santiago como premio y reconocimiento a su papel desempeñado en la defensa de los territorios cristianos frente a los musulmanes, en época de la Reconquista.


  Felipe II (1527-1598), ejemplo de monarca renacentista, potenció el desarrollo del Arte y de la Naturaleza y sentó las bases del desarrollo posterior de Aranjuez como un "Jardín del Edén" con palacio, jardines, bosques, sotos y huertas.
 
  La monarquía borbónica (1683-1819), transformó Aranjuez en un hermoso paraíso natural y urbano, enclavado en un valle rodeado de huertas, sotos y campos de cultivo.
 
  En el año 2001, Aranjuez es declarada por la UNESCO Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad. El Paisaje Cultural incluido en esta catalogación, hace referencia a Palacio Real, Jardín de la Isla  y Jardín del Príncipe; las Huertas y Sotos Históricos; el Casco Histórico o Ciudad Ilustrada.

Jardín de la Isla




Jardín del Rey

Palacio Real


  El Palacio Real fue iniciado en época de Felipe II (s. XVI) que encargó la obra a sus arquitectos reales, Juan Bautista de Toledo y, Juan de Herrera. Lo más novedoso del conjunto arquitectónico fue la aportación de la filosofía renacentista de la época, preocupada por una vuelta a la Naturaleza, al cuidado del entorno natural y al paisaje.

  La Plaza de Armas (extensión flanqueada por la fachada principal y las dos alas del palacio), se convierten en escenario de los desfiles, conmemoraciones y juegos ecuestres propios de la corte.
 
El Niño de la espina

  Finalmente, Carlos III encargó a Sabatini la última ampliación del Palacio añadiendo dos alas unidas a la fachada principal. También data de esta época, la Parada de Palacio, con diez bancos de piedra, en forma de circo romano que es la antesala de la Plaza de Armas. Estos espacios, junto con la Plaza de Parejas fueron escenarios de todos los juegos ecuestres, ceremonias reales y desfiles de la corte española.

  Las cortinas de colores y haces de luces entre las hojas, el mosaico cromático, especialmente en otoño, el silencio, el sonido de las aves, el murmullo del agua de las fuentes en las plazoletas, son elementos que nos trasladan a un momento mágico con la naturaleza en su estado más puro.


  Una vez que el impacto del paraje nos permite reparar en otros detalles, es preciso resaltar y valorar la originalidad y genialidad de los creadores de esta obra tan singular.

  Originalmente, era un meandro del río Tajo y un canal llamado La Ría. Felipe II y Juan Bautista de Toledo, convirtieron el vergel de la isla en un jardín italoflamenco, regado por las numerosas presas creadas a partir de una ingeniería hidráulica muy avanzada para la época (Presa de Ontigola y Fuente Grande de Ocaña, entre otras).

 Los monarcas posteriores poblaron el jardín de fuentes y esculturas mitológicas que, actualmente, ofrecen al turista un paseo acompañado de los dioses: Hércules, Apolo, Diana, Venus, Baco, Neptuno, Cibeles.